El Padre Julio Meinvielle: teólogo de la Cristiandad. A 50 años de su muerte

HOMENAJE AL P. MEINVIELLE, AL CUMPLIRSE 50 AÑOS DE SU MUERTE

Pbro. Lic. Jorge Hidalgo

 

El 2 de agosto de este año se cumplen 50 años del fallecimiento del Padre Julio Meinvielle, luego del accidente que sufriera el 26 de junio de 1973, cruzando la Avenida 9 de Julio, donde fue atropellado por el chofer del intendente de Florencio Varela.

El año pasado, luego del post que hemos realizado del Padre como publicista católico, hemos hallado que nuestro sacerdote ha escrito aún más de lo que pensábamos.

En el año 1933, en la parroquia Nuestra Señora de la Salud, del barrio porteño de Versailles, el Padre editó un Boletín Parroquial, antes incluso que trabajara sobre la Revista Nuestro Tiempo. Se lo debemos a la gentileza de la Junta de Estudios Históricos de Versailles, que nos ha brindado tal material, perteneciente a su Archivo fotográfico y documental. El mismo era propiedad antes del Sr. Sergio Tacchella, quien hiciera un homenaje al Padre el día de su muerte. Al fallecer el Sr. Tacchella, su familia ha querido que este tesoro esté al alcance de los vecinos de Versailles, dejándole estos documentos a la citada Junta.

En estos textos podemos observar, tanto la preocupación del párroco por las actividades de la parroquia e incluso del barrio; como el deseo de formarlos espiritualmente y de prevenirlos a sus parroquianos de los errores del liberalismo y del comunismo, que se empezaban a extender por todo el orbe otrora cristiano. Por esto podemos decir que Versailles era una pequeña Cristiandad: la idea teórica que sostenía el Padre con denuedo acerca de ambos poderes, temporal y espiritual, los cuales eran independientes, pero subordinando lo temporal a lo espiritual (tal como se subordina lo transitorio a lo eterno), lo plasmó a nivel práctico, desde la parroquia, en todo el barrio. En efecto, el Padre Julio fue quien estuvo detrás de la construcción de las dos escuelas, del mercado, de la plaza, y, por supuesto, del Ateneo Popular de Versailles. Y todo esto siempre realizado con visión trascendente, es decir, edificando la ciudad terrena en referencia constante y permanente a la Ciudad Celestial.

Ver la GALERÍA DE FOTOS del Padre Julio Meinvielle

También hemos afirmado en la entrada que antes hemos hecho referencia que el Padre nos dejó numerosas Revistas, con las cuales difundía la doctrina católica.

El año pasado hemos podido ofrecer a todos los deseosos de tener acceso a tal material la Revista Nuestro Tiempo. Ahora dejamos a disposición de todos las Revistas que nos quedaban ofrecer: Balcón y Presencia. Debemos el trabajo que ahora brindamos a la colaboración del Sr. Hernán Capizzano y al Instituto Zinny, a los empleados de la Biblioteca Nacional, a un matrimonio de la parroquia (Pablo y Noelia Masella), y a los queridos amigos Diego Beltrán y Fabrício Marçal da Silva, que han trabajado arduamente para que este material no permanezca de manera casi inaccesible en algunas bibliotecas, sino que llegue a todos. Vaya para todos ellos nuestro agradecimiento.

VER: Obras del Padre Julio Meinvielle

Además de la falta de financiación que a veces impedía la publicación de estos ejemplares, como nos lo ha afirmado el Sr. Fernando Estrada para la entrada del año pasado, otras veces el mismo gobierno ha impedido tal edición. Así nos lo ha afirmado el Lic. Héctor Giuliano,[1] quien sostenía que la publicación, de parte de la editorial de la Revista: “¿Puede ser Presidente de La Argentina un agente comunista?”,[2] dirigido contra el Presidente Frondizi, provocó el cierre abrupto de la publicación aquel año.

No queremos dejar de brindar, además, dos libros que hasta ahora no estaban al alcance de todos en la web: nos referimos a una obra antigua, escrita con pseudónimo, bajo el nombre de Prof. Sergio María Mirakles, titulada  El mundo actual visto por los videntes; y la segunda obra contra el pensamiento errático del jesuita Teilhard, llamada Teilhard de Chardin o la Religión de la Evolución.

Respecto de la primera obra, editada en 1940, no cabe duda de la autenticidad meinvielliana, dado que lo afirma Jorge Castellani en la edición de Dictio.[3] Lo mismo sostiene Caturelli.[4] Por otra parte, quien esté familiarizado con los textos del Padre Julio sabe que muchas de estas profecías, que pertenecen a la revelación privada, son citadas por él mismo en otros lugares de sus obras. De hecho, al final de su vida, dada la situación de la República Argentina, sostenía que la única salvación de la patria venía de la devoción del pueblo a Nuestra Señora, como nos lo ha afirmado el Dr. Rafael Breide Obeid, quien lo escuchó del P. Raúl Sánchez Abelenda,[5] como lo hemos narrado a La Prensa. Por ello, se ha de afirmar que su visión de la historia era netamente teológica. Muchos, de hecho, lo juzgan de manera errónea en todo o en parte a su pensamiento por no poder entender cabalmente su cosmovisión.

Ver también: Meinvielle, profeta incomprendido

Respecto de la segunda obra mencionada, hay que decir que hasta ahora no se encontraba en la web. En la misma, el Padre amplía el análisis ya antes realizado del citado Teilhard, donde coloca además algunos trabajos suyos intermedios, publicados por separado en diversas Revistas de formación.

Por último, para honrar la memoria del Padre, y para revalorizar su imagen para los que vienen después, se ha decidido hacer un homenaje a su persona. Quiero agradecer al Dr. Sergio Castaño y al Dr. Antonio Caponnetto su colaboración en la redacción de la citada nota.

«El próximo 2 de agosto se cumplen cincuenta años de la muerte del Padre Julio Ramón Meinvielle (Buenos Aires, 1905-1973), sacerdote y académico de ilustre valía en Argentina y en todo el orbe católico.

En el año que celebramos los 700 años de la canonización de Santo Tomás seguimos teniendo presente la perenne vitalidad de la verdad enseñada por sus discípulos auténticos, y que los hace trascender más allá de sus propias vidas. El P. Meinvielle, sin duda, pertenece al grupo más selecto de sus discípulos contemporáneos.

La defensa de la doctrina católica que llevó adelante el P. Meinvielle le hizo enfrentar críticamente a los promotores de desviaciones doctrinales –y herejías–, tanto en el ámbito de lo dogmático, como Teilhard de Chardin, Congar, Rahner, cuanto en el ámbito social, como Maritain. Respecto de éste último, Meinvielle fue el debelador más riguroso en el ámbito del pensamiento tomista universal. Es también en razón de ello que Carlos Sacheri lo llamó “el teólogo de la Cristiandad” por excelencia. En ese combate intelectual nuestro autor no dejó de acudir al auxilio de la gracia de Dios y de María Santísima, como su mayor intercesora.

Sus enseñanzas sobre la Cristiandad y la civilización cristiana, con la correspondiente integridad y obligatoria interrelación de la comunidad política y la Iglesia, entre el orden temporal y el espiritual; sobre los principios fundamentales del tomismo; sobre el recto orden económico; sobre el proceso revolucionario en la Historia; sobre la verdadera conceptuación de la persona humana, ordenada a la trascendencia en el ámbito privado y en el público; sobre la verdadera sabiduría; sobre los últimos tiempos de la Iglesia; todas esas enseñanzas, por estar enraizadas en el venero de la filosófica clásica y en la tradición teológica de siempre, están destinadas a trascender las fronteras del lugar y del tiempo, para ser un modelo de actuación contrarrevolucionaria que debería seguir todo católico en la defensa lúcida e indefectible de la Fe.

El grueso de esa obra la elaboró como párroco (Nuestra Señora de la Salud, en el barrio porteño de Versailles); hombre bondadoso y generoso, desde esa humilde sede sacerdotal se ocupó de la fundación de los Scouts de Argentina, de apoyar decisivamente la creación del Seminario de la ciudad de Paraná, así como de numerosas obras apostólicas y de restauración política.

Pero, asimismo, su gran capacidad para la acción misional dio frutos inestimables en el campo de la difusión de la verdad y de la exaltación de la alta cultura. Así, su colaboración en la edición de obras de destacados filósofos católicos europeos, cuando Europa se hallaba exangüe; la creación y dirección de numerosas revistas (tales como Balcón, Nuestro Tiempo, Presencia y Diálogo), en la que contribuyeron algunos de los intelectuales más relevantes del mundo de ese momento; la actividad del Colegio de Estudios Universitarios en Buenos Aires, en el que recalaban insignes figuras del saber y de la literatura.

Es imposible sintetizar siquiera lo más importante de su obra en este recordatorio.

Queriendo rescatar su persona, su obra y su ejemplo sacerdotal, los abajo firmantes suplicamos a Nuestro Señor que siga enviando a su mies Pastores celosos, según su corazón, defensores intrépidos de la verdad católica, que sigan dando su vida por el rebaño a ellos confiado y por la vigencia de la Verdad.»

Queremos agradecer, en especial, la adhesión de este homenaje a Mons. Athanasius Schneider, Obispo auxiliar de Astaná, en Kazajistán; y a todos los sacerdotes y catedráticos, tanto argentinos como extranjeros, que se han querido sumar.

Invitamos a los lectores a que se anexen a estas palabras, firmando aquí.

Pbro. Lic. Jorge Hidalgo

 

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[1] Comunicación telefónica del 24 de julio de 2023.

[2] Presencia. (1961, septiembre 8). 87, 1-2.

[3] Meinvielle, J. (1974). Concepción Católica de la Política. Los Tres Pueblos Bíblicos en su Lucha por la Dominación del Mundo. El Comunismo en La Argentina. [p. 501.510]. Biblioteca del Pensamiento Nacionalista. Buenos Aires: Ediciones Dictio.

[4] Caturelli, A. (2001). Historia de la Filosofía en La Argentina 1600-2000. [p. 1361]. Buenos Aires: Ciudad Argentina – Universidad del Salvador.

[5] Entrevista por teléfono del 16 de abril de 2023.

 

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