De la llamada «sanación intergeneracional» y los «pecados ancestrales». Por Mons. José I. Munilla

(Portaluz/InfoCatólica) La razón es que una oyente de su programa «Sexto Continente» (emitido por Radio María España con periodicidad semanal) escribió al prelado tras haber asistido a un retiro donde «se realizaban oraciones para la sanación de nuestro árbol genealógico», algo que la dejó turbada y confundida, aunque otras personas quedaron confortadas. Por ello mostraba su «deseo de aclarar o discernir» el asunto.

En qué consiste y de dónde viene

Monseñor Munilla explica que no es la primera vez que le preguntan sobre ello, por lo que cree necesario hacer un comentario detallado acerca de «la sanación del árbol genealógico que se está haciendo en algunos retiros llevados a cabo por sacerdotes o laicos del ámbito católico», aunque «esto también se hace en otros ámbitos que no son de la Iglesia Católica». Porque, en realidad, se trata de una práctica que «ha nacido más en el mundo protestante», puntualiza.

La conocida como ‘sanación del árbol genealógico’, según detalla el obispo español, «se basa en la convicción de que los pecados de los antepasados tienen un impacto en la vida de sus familiares en la actualidad». Algo que puede tener consecuencias espirituales, psíquicas y hasta físicas. Por ejemplo, dijo, «esta influencia puede expresarse en forma de alguna enfermedad. Y también puede causar problemas en el campo de la psique, fracasos en el matrimonio, en la vida familiar».

«Es como si estuviésemos cargando el pecado heredado de los antepasados, según los partidarios de esta teoría». Explicando esa forma de razonar errada, monseñor Munilla comenta cómo dicha convicción trae consigo el deseo de liberar a la persona mediante la práctica de «una oración, una eucaristía, un curso, a veces exorcismos, etc.».

Para más info, ver aquí: https://www.quenotelacuenten.org/2022/01/05/de-sanacion-intergeneracional-pecados-ancestrales-y-otras-yerbas/

La Iglesia ya ha hablado

Frente a lo que algunos puedan pensar, el obispo de Orihuela-Alicante afirma: «voy a decir claramente que la Iglesia Católica sobre esto ha discernido algo». Y se refiere a dos pronunciamientos concretos: una declaración de la Conferencia Episcopal Polaca y otra de la Conferencia Episcopal Francesa.

«Claramente, las dos son contrarias a este tipo de prácticas o este tipo de creencias que, como digo, no han nacido en el contexto de la Iglesia Católica, sino que nacieron a principios del siglo XX en el mundo protestante, y poco a poco han ido entrando en algunos retiros católicos», advierte monseñor Munilla.

En resumen, los dos posicionamientos de las conferencias episcopales citadas establecen la postura católica así: «no existen esos pecados intergeneracionales, no existen. El único pecado que se transmite por generación es el pecado original, el único. Y el pecado es un acto libre, personal, en el que se transgrede la ley divina». No es más que aplicar entonces, la doctrina de la Iglesia a este asunto en particular.

A continuación, el obispo lee un fragmento de la declaración de los obispos polacos: «La reencarnación del pecado o la propia propagación del pecado a las generaciones sucesivas, enseñada por los seguidores de esta curación intergeneracional, no tiene justificación ni en las Escrituras, ni en la Tradición, ni en la enseñanza de la Iglesia. Este tipo de ideas infundadas son muy peligrosas para la vida espiritual de los fieles y la doctrina de la Iglesia misma».

¿Acaso la revelación no está completa?

«O sea que, como veis, es un pronunciamiento contundente. A ver, esto no tiene, no ha tenido lugar ni en las Escrituras ni en la Tradición ni en la enseñanza de la Iglesia. Entonces, cuando alguien de repente sale con una cosa como ésta, que uno ve que no está presente ni la Sagrada Escritura, ni la Tradición, ni los Padres de la Iglesia. ¡Cuidado!», señala monseñor Munilla.

Y el razonamiento teológico es claro: «¿cómo es posible que una cosa como ésta, que afecta completamente a tu santidad, no estuviese presente en la revelación, en la revelación de Jesucristo? Pues entonces es que la revelación de Jesucristo fue incompleta, ya que no nos dio la plenitud de los medios para la santificación», en el caso de que fuera verdad lo dicho por los partidarios de la sanación intergeneracional.

Sus daños psicológicos

«Entonces, solamente por este argumento ya es motivo de rechazarlo. Todas las llamadas misas u oraciones para sanar el árbol genealógico, tenemos sencillamente que rechazarlas», insiste. «Primero, porque a nivel psicológico, la oración de sanación del árbol genealógico lleva a la persona a buscar las razones de su sufrimiento fuera de sí mismo, y se está equivocando».

En efecto: esta práctica distrae sobre el verdadero origen de sus problemas, lo que «dificulta mucho que haya un verdadero proceso de ayuda a una persona que está sufriendo, que está mal, que está con heridas, porque estás apuntando equivocadamente». Así resume monseñor Munilla cómo puede ser el falso razonamiento: «es que tuve un tatarabuelo que cometió tal pecado y eso yo lo estoy heredando». Inaceptable a todas luces.

Y entonces el prelado alicantino remite al episodio evangélico de la curación del ciego de nacimiento (Jn 9, que se leyó justamente el día anterior, IV domingo de Cuaresma), cuando los discípulos le preguntaron a Jesús: «Maestro, ¿quién pecó: este o sus padres, para que naciera ciego?». Y el Señor les contestó:«Ni éste pecó ni sus padres»».

Monseñor Munilla lo repite, para que quede claro: «por lo tanto, las misas, las celebraciones que se celebran con esa intención sanadora del árbol genealógico, representan un peligro, un peligro psicológico para los fieles que se entregan a esa falsa creencia».

Sus daños religiosos

Pero los riesgos para las personas no se quedan en el nivel psicológico. «A nivel teológico, estas misas o estas oraciones o lo que fuere, desvían la caridad que debíamos tener hacia los seres difuntos, porque lo que habría que hacer es rezar por la por las almas del purgatorio, para que el Señor purifique las manchas que el pecado ha podido tener en nuestros antepasados».

Porque lo que un católico debe hacer en este ámbito no es otra cosa que «orar por la paz, por el eterno descanso de nuestros antepasados, para que se complete la purificación». Mientras que, si se cae en la práctica de la sanación del árbol genealógico, «en vez de centrarnos en eso [la oración por los difuntos], nos estamos centrando en lo que a mí me afecta del pecado que ellos hicieron. Estamos desbarrando, vamos», reiteró monseñor Munilla.

Ciertamente, aquí se encuentra la cuestión religiosa fundamental: esta novedosa práctica que se ha puesto de moda -continuó enseñando Monseñor Munilla- «es como un desviar lo que ha sido la tradición católica de orar por los difuntos y por las almas del purgatorio. Desviarlo en un plan, digamos, narcisista: en lo que me afecta a mí, en lo que te afecta a ti».

«Lo que hay que hacer es rezar por las almas del purgatorio, que lo pueden necesitar. ¿Pero a ti qué te va a afectar lo de ellos? Tú céntrate en lo tuyo», explica. Y añade: «los fundamentos teológicos en los que se basa la práctica de estas oraciones o de estas misas de sanación del árbol genealógico son totalmente falsos en cuanto a que son invenciones recientes que no se encuentran ni en las Sagradas Escrituras, ni los escritos de los Santos Padres, ni el Magisterio de la Iglesia».

Algo más amplio: el peligro del iluminismo

Tras reconocer que su respuesta «es fuerte y contundente», el obispo presentador del programa «Sexto Continente» hace unas reflexiones conclusivas sobre la existencia actual en la Iglesia Católica de «una tendencia al iluminismo, con la que hay que tener mucho cuidado». Porque, si bien «el mayor peligro que tenemos hoy es el del secularismo», también hay un riesgo de caer en el extremo contrario.

Y lo explica: «el secularismo, en el fondo, rechaza la revelación de Dios, que Dios se haya revelado o manifestado. Pero al iluminismo, por el lado contrario, le parece insuficiente. La revelación de Jesucristo, que está custodiada por la Iglesia Católica, le resulta insuficiente, y busca y busca más efectos especiales».

¿Cuál es la respuesta que da monseñor Munilla? «Ni secularismo, ni iluminismo, sino que nos quedemos con la revelación de la Iglesia y no busquemos fenómenos extraordinarios, auto-atribución de carismas que tal persona tiene, que lee la conciencia, el otro tiene mensajes divinos que te transmite, el otro no sé qué…».

«A ver, por Dios, que tenemos una tendencia que verdaderamente es una muestra de nuestro desbordamiento, y esto puede ser un caldo de cultivo para personas con ciertos desequilibrios, angustiadas, ansiosas, o también puede ser un caldo de cultivo para quien es tentado de engreimiento, de presunción, y aparece delante de los demás como que tiene una especie de atribuciones especiales, o una capacidad de sanación de otro».

Unas advertencias muy actuales de D. José Ignacio Munilla para tiempos de confusión, y una llamada al discernimiento, porque no todo lo que parezca sobrenatural viene necesariamente de Dios. La experiencia muestra cómo hay farsantes que se aprovechan de la fe –y de la credulidad y falta de formación– de los demás, además de individuos con trastornos de la personalidad y, en ocasiones, de gente a través de la cual puede llegar a operar el diablo para confundir a los creyentes.

Fuente: Infocatolica, 22/3/2023


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15 comentarios sobre “De la llamada «sanación intergeneracional» y los «pecados ancestrales». Por Mons. José I. Munilla

  • el marzo 22, 2023 a las 6:49 pm
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    Creo que esto de las sanaciones intergeneracional es, es una ensalada que tiene un poco de doctrina falsa, un poco de New Age, las teorías de las constelaciones familiares, y mucho de Freud, y algo también de feminismo. Recuerdo haber comprado un librito llamado Rosario de sanación intergeneracional, dónde se hacía demasiado incapié en los antepasados mujeres.
    Creo que es algo muy bueno rezar por nuestros abuelos, bisabuelos, padres, etc, porque para Dios no hay pasado, presente y futuro, y toda oración sincera tiene un valor precioso. Pero una persona no puede pedir perdón por otra, ni perdonar en nombre de otra. Cada persona solo es responsable de sí misma, y específicamente de su presente. Si una persona se arrepiente y confiesa sus pecados, recibe el perdón de Dios a través del sacerdote, pero no puede deshacer el mal que ha hecho, no puede volver atrás. Lo único que le pertenece es el presente, y solo en el presente, con el auxilio de la Gracia Divina, podrá evitar caer en tentación.

  • el marzo 22, 2023 a las 6:51 pm
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    Muy clara la explicación de Monseñor. También acá se hacían misas de sanación en un pueblo que se llama María Pinto. Una amiga del colegio que tiene una depresión endógena me preguntó una vez. Yo nunca he ido pero no recuerdo porqué razón sabía que allí se daban y le dije. No sé si fue. Tampoco sabía yo de que se trataba.

  • el marzo 22, 2023 a las 7:16 pm
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    Gracias padre Javier,
    En el enchiridon de San Agustín,
    MANUAL DE LA FE, DE LA ESPERANZA Y DE LA CARIDAD,
    numeral 46 y 47 dice:
    «Es probable que los hijos no estén sujetos sólo a los pecados de los primeros padres».
    «Los otros pecados de los antepasados, aunque no pueden alterar de este modo la naturaleza, sujetan, sin embargo, a los hijos a sus consecuencias, a no ser que la inmerecida gracia y misericordia divina vengan en su auxilio»
    y
    «No se ha de fijar temerariamente hasta qué generación se propagan los pecados de los padres en los hijos».
    Podría explicar esto por favor. Gracias, Dios le bendiga.
    Verónica

    • el marzo 23, 2023 a las 6:27 am
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      Estimada: el único pecado que se transmite por generación es el original. El resto, como bien explica San Agustín y toda el Magisterio de la Iglesia, es la consecuencia de nuestros pecados (así como el asesino que fue a la cárcel transmite, accidentalmente, una falta de figura paterna a sus hijos…).
      Los documentos emitidos por las conferencias episcopales de Polonia y Francia son más que claras al respecto. Le aconsejo que los lea: https://www.quenotelacuenten.org/2022/01/05/de-sanacion-intergeneracional-pecados-ancestrales-y-otras-yerbas/

      • el marzo 23, 2023 a las 12:11 pm
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        Padre, muchas gracias por su respuesta.
        Aun así sigo sin entender cuando San Agustín dice en el enchiridon n. 47:
        «No se ha de fijar temerariamente hasta qué generación se propagan los pecados de los padres en los hijos»
        ¿A qué se refiere? ¿a los pecados, o a las consecuencias de estos? O quizás soy yo quien no entiendo bien a san Agustín.
        Gracias por su paciencia.
        Un saludo en Cristo.
        Verónica

        • el marzo 23, 2023 a las 12:45 pm
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          Estimada: si se refiere al texto de Andrés Centeno, OSA, que se encuentra aquí (https://www.augustinus.it/spagnolo/enchiridion/index2.htm), lo que está citando ud. por el nro.47 no parece ser un texto de este Padre de la Iglesia sino el título del editor para ese parágrafo.
          Pero aún si fuera de San Agustín, debería ud., en primer lugar, ver el texto original (latino) y, si aún así hubiese una discordancia en lo que enseña la Iglesia Católica (el único pecado que se transmite por generación es el pecado original), entonces habría que descartar esa enseñanza de ese Padre de la Iglesia sobre ese punto.
          Pero no parece ser necesario, como dije más arriba.
          Bendiciones
          PJ

          • el marzo 24, 2023 a las 3:37 am
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            Gracias padre. Sí, me refiero a la traducción del Enchiridion en Augustinos.it.
            No creo que sea un error de traducción de título para ese parágafo. Me parece algo grave que la Tradición no haya tenido en cuenta este importante tratado dogmático de san Agustín, para corregirlo. El numeral anterior dice lo siguiente:
            «Es probable que los hijos no estén sujetos sólo a los pecados de los primeros padres»
            46. No sin fundamento se dice que los niños están sujetos también a los pecados, no sólo de los de nuestros primeros padres, sino también a los de aquellos de quienes han nacido. Pues aquel divino decreto: Castigaré en los hijos los pecados de los padres, comprende ciertamente a los niños antes de que empiecen a pertenecer por la regeneración al Nuevo Testamento.
            (…)
            Y no por otra cosa se ha establecido la regeneración, sino por ser defectuosa la generación; hasta tal punto, que aun el nacido de matrimonio legítimo se ve obligado a decir: Fui concebido en iniquidades, y en pecados me alimentó en su seno mi madre. Y no dijo en iniquidad o en pecado, aunque también pudiera haber dicho esto rectamente; pero prefirió decir iniquidades y pecados. Porque en aquel solo pecado que se trasmitió a todos los hombres, y que es tan grande que alteró por completo la naturaleza humana, convirtiéndola en necesidad de muerte, se encuentran, como dijimos arriba, muchos pecados. Los otros pecados de los antepasados, aunque no pueden alterar de este modo la naturaleza, sujetan, sin embargo, a los hijos a sus consecuencias, a no ser que la inmerecida gracia y misericordia divina vengan en su auxilio.»

            Ahora es posible que el traductor del libro se lo haya inventado…. puesto que no se acepta que haya sido un error de traducción. sería bien grave.
            Gracias padre, bendiciones.

          • el marzo 25, 2023 a las 7:51 am
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            Estimada: acabo de releer este tratado breve de San Agustín (hacía años que lo había visto en el seminario) y, debo decirle que lo que San Agustín plantea no es otra cosa que lo que la misma Iglesia Católica siempre ha enseñado (que es completamente distinto a lo que se enseña en los diversos «talleres» de sanación del árbol genealógico, intergeneracional, etc.).

            Es claro que, como dice San Agustín los hijos no están sujetos «sólo a los pecados de los primeros padres» (esto es, Adán y Eva) «sino también a los de aquellos de quienes han nacido«.
            Esto se ve claramente con las consecuencias de los pecados de nuestros padres, por ejemplo: si mi padre fue un borracho, pudo dejar en mí una «inclinación» a ese pecado; si mi abuelo fue iracundo, pudo dejar en mí una «inclinación» a la ira, etc., pero esa inclinación que YO puedo tener sólo puede ser SANADA con una vida conforme a la virtud y a la gracia (como San Agustín dice en ese texto que ud., me envió: «a no ser que la inmerecida gracia y misericordia divina vengan en su auxilio»»).

            La «regeneración» de la que habla San Agustín se da claramente por medio del sacramento del Bautismo pero, el fomes peccati, la «inclinación al pecado» de la cual se nos habla en el Catecismo, permanece en nosotros; la «inclinación al pecado» tanto original como al pecado que podemos traer por malas inclinaciones de nuestra naturaleza humana transmitida, desde lo material, por nuestros padres, contra lo que deberemos luchar para ganarnos el Cielo.

            Lo que San Agustín dice es clarísimo al plantear que, los pecados de nuestros padres no modifican nuestra naturaleza, aunque sólo pueden sujetarla condicionarla a sus CONSECUENCIAS («los otros pecados de los antepasados, aunque no pueden alterar de este modo la naturaleza, sujetan, sin embargo, a los hijos a sus consecuencias); un padre jugador que perdió su casa en el juego, por ejemplo, hará que la familia entera deba verse condicionada a vivir en la miseria y mendicidad, etc.

            Todo esto es completamente católico y sin objeción.
            Pero el planteo de los rituales u oraciones de sanación intergeneracional, como señaló la conferencia episcopal polaca y la francesa, es que los males que padecen actualmente las personas (males psíquicos, morales, sociales, espirituales y corporales) tienen una causa en sus antepasados (independientemente de los pecados actuales de esas personas…, es decir, tienden a desligar la RESPONSABILIDAD actual de nuestros actos) donde la persona sería como el último eslabón de una cadena, por donde van pasando los males que llegan a ella”.
            Esas malas inclinaciones, casi a modo de «predestinación» vendrían no sólo de las malas inclinaciones y pecados de sus los antepasados sino también de las maldiciones lanzadas por ellos a sus descendientes creando en ellas “ataduras ancestrales” o intergeneracionales.

            Pues esto último que digo, simplemente es algo que no existe en la Tradición o el Magisterio de la Iglesia; no existe esto de «sanar» o «liberar» el árbol genealógico por medio de exorcismos, prácticas religiosas u oraciones específicas que puedan cortar esa «herencia», logrando la liberación propia y el perdón de… ¡sus ancestros!

            Los ancestros estarán en el Cielo, en el Purgatorio o en el Infierno. Y nosotros, debemos intentar vivir una vida virtuosa con la ayuda de la gracia, dejando de lado las malas inclinaciones que podemos traer «de fábrica» y rezando por nuestros antepasados por si, al morir, fueron al Purgatorio y necesitan de nuestras oraciones.
            Dios la bendiga.
            P. Javier

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  • el marzo 24, 2023 a las 7:48 pm
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    Hace poco vi un video donde se criticaba una publicación en este canal que el padre ravasi sobre este tema, era una entrevista a un sacerdote hecho por dos mujeres y donde el sacerdote comentaba que las opiniones del episcopado polaco y francés habían sido rechazadas por el Vaticano. Me gustaría que se tratara con más profundidad este tema indudablemente yo estoy de acuerdo con monseñor Munilla

  • el marzo 26, 2023 a las 6:58 pm
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    En el libro Las seis puertas del enemigo de un exhorcista español se habla de la sanación intergeneracional por lo que me quedo confusa con lo que dice el obispo Munilla al que sigo con asiduidad y no dudo de su recta doctrina, al igual que la suya Padre Ravasi.

  • el marzo 27, 2023 a las 11:26 am
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    Muchas gracias padre por su respuesta, y por su tiempo dedicado a ella. Se lo agradezco.
    Si bien yo estoy deacuerdo con usted y con monseñor Munilla de los peligros de estas misas que hacen esas comunidades, que por cierto van in crescendo… también creo que no está bien resuelto el tema. Me explico, da la impresión que la Iglesia no ha cerrado nunca el tema. San Agustín no lo dejó cerrado y santo Tomás si bien dejó claro que el pecado personal no se transmite, también dice a continuación:
    «Según dice Agustín en la epístola A Avito, nunca se castiga a los hijos por sus padres con un castigo espiritual, a no ser que comulguen en su culpa o por generación o por imitación; porque todas las almas son inmediatamente de Dios, según se dice en Ez 18,4. Mas a veces se castiga con pena corporal a los hijos por los padres tanto en el derecho divino como en el humano, en cuanto que el hijo es algo del padre según el cuerpo.» S.T. I-IIae c 81 a.2
    Por otro lado muchos exhorcistas, ven en la causa de la enfermedad de algunos poseídos o infestados (perdone no conozco bien la materia y quizás no lo digo correctamente), el pecado (maldiciones, rituales, etc) de algún antepasado. Por lo que algunas de estas personas necesitan de muchos exorcismos, y oraciones de liberación, a veces durante años… obviamente con exorcistas.
    El tema parece complejo, y creo que se puede profundizar más sobre esto.
    Gracias padre, que Dios le bendiga.

    • el marzo 27, 2023 a las 4:05 pm
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      Se puede profundizar mucho más sobre el tema y la Iglesia lo ha venido haciendo; de allí que «dogmatizar» sobre esto como hacen algunos, como si fuera «per se» algo católico, es al menos temerario. Bendiciones. PJOR

  • el marzo 28, 2023 a las 4:29 am
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    Estoy deacuerdo con usted padre, no se puede dogmatizar sobre esto.
    Gracias, bendiciones, y un abrazo en Cristo.
    Verónica

  • el abril 3, 2023 a las 12:41 pm
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    El tema es difícil de abordar.
    Pero los teólogos exorcistas por prudencia deben de intentar no continuar con la argumentación propia , aunque tengan multitud de evidencias.

    La razón es que las evidencias son del ámbito preternatural y es por ello que el Obispo Munilla las encuadra como Ilumismo.

    La visión del Apóstol, supera al del carismático o del exorcista porque él puede vislumbrar el beneficio para la fe o el perjuicio para la fe, de quien considera las puertas o se enfoca en cerrarlas a costa de faltar a la verdadera caridad.

    La tradición nos dice que de los fieles difuntos solo se puede rogar por ellos para su salvación o para salir del purgatorio.

    Si nosotros comenzamos a juzgar a los difuntos caemos en desobediencia de Jesús, que en el Monte de las Bienaventuranzas nos prohíbe juzgar

    También nos dice el Obispo que la acción de sanación intergeneracional es una acción egoísta ..porque se aplica para el bien propio y no del difunto.

    Otra cuestión es buscar culpas lejos de la personal y esto nos debilita…esto tiene una acción de debiltarnos psicológicamente .

    Entiendo que los exorcistas vivan experiencias muy preternatural es por una acción de caridad…pero han de someterse a la visión del Obispo, como dice Dios mis caminos no son vuestros caminos

    Es mejor no rezar oraciones de liberación personalmente sino solicitarlas a los sacerdotes ..

    A lo mejor, valdría la pena ,agregar comentarios a la edición del libro, que el Obispo llame al Sacerdote para que ambos puedan someterse al Espíritu Santo.

    Yo me someto al Obispo, el tema me estaba haciendo un gran daño

    La Tradición de la Iglesia es la guía para comprender si la sanación intergeneracional

Comentarios cerrados.

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