El nacimiento de la cultura cristiana
Esta tarde, conversando con el Dr. Rubén Peretó, acerca de su nuevo libro.
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El Pearson Integrated Humanities Programe tenía como lema:
«nascantur in admiratione» («¡que nazcan en el asombro!»)
Es el asombro lo que hace que reparemos en algo, le demos valor, lo recordemos…e incluso que vayamos a por más.
(por eso los buenos maestros intentan siempre despertar el interés personal de su pupilo)
Podríamos decir entonces que ese «asombro» es la madre o prolegomeno de toda ciencia, técnica o arte y la llave para poder apreciarlo y gozar de ello espiritualmente.
Es también lo que crea vocaciones porque, no hay que olvidarlo, lo bueno y lo sublime es el resultado de muchos años de esfuerzo, trabajo e intención. Pero para todo esto es necesario que alguien se obsesione con su vocación.
Naturalmente entre católicos, ese asombro debe ser dirigido hacia Dios, Su Providencia y Sus obras.
No en vano ese programa de la Universidad de Kansas usaba la imagen de Don Quijote y Sancho Panza, yendo por el mundo a la búsqueda de aventuras y luchando con molinos de viento.