Historia de héroes para jóvenes. Malvinas y «¡Yo me quedo!». Soldado Poltronieri

Por Tomás Marini

 Subordinación y valor, ¡para defender a la Patria!

Lema del Ejército Argentino

 

La recuperación de las Malvinas por la Argentina obligó a la mayor movilización militar de los ingleses desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Todos los recursos de aire, mar y tierra, sumados a la ayuda de los satélites y misiles estadounidenses, y la no menos importante (y desleal) tarea de espionaje e inteligencia de las fuerzas chilenas a espaldas de la Argentina, contribuyeron a la derrota de las fuerzas nacionales. Pero si hubo diferencia en cuanto a la fuerzas enfrentadas hablando en términos militares, no la hubo en cuanto al heroísmo de sus protagonistas, como el demostrado por los oficiales y soldados argentinos que combatieron en el conflicto.

Existe solo un soldado conscripto condecorado con «La Cruz de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate», la más alta condecoración otorgada por la Republica Argentina. Este reconocimiento solo es otorgado a quienes actúan en una situación de guerra muy por encima de lo que el deber manda. ¿Qué fue lo que le valió a este soldado la suprema condecoración? Averigüémoslo juntos…

El soldado conscripto de diecinueve años Oscar Ismael Poltronieri se encontraba rodeado junto con sus compañeros por más de seiscientos ingleses armados hasta los dientes. Su regimiento, el 6 de Mercedes, defendía el monte “Dos hermanas” en la isla Soledad. Era la mañana del 11 de junio de 1982.

Comenzó a llover fuego de los lanzagranadas M-79 y mortero sobre los soldados argentinos, miles de balas de los M-16, FAL y Sterling británicos volaban entre ellos y sobre sus cabezas causando varias bajas. La respuesta fue inmediata: los argentinos, tomando sus fusiles, muchos de ellos con la imagen de la Virgen de Lujan en la culata, respondieron al fuego inglés, lanzando además algunos proyectiles PDF. El soldado Poltronieri manejaba una ametralladora pesada MAG de diez kilos de origen Belga y le tiraba a todo lo que se movia frente a el, de su muñeca colgaba a modo de pulsera un rosario de plastico juanto a la chapa de identificacion. Otro hombre, el servidor de la ametralladora, iba recargando las cintas de munición que se consumían rápidamente, el cuerpo contra la tierra y los brazos alzados sobre la cabeza con las cintas de balas corriendo por sus manos.

—Dame munición, ¡mas munición! — gritaba Poltronieri cuando su arma se trababa por falta de munición. El ruido  de la batalla era ensordecedor, las balas rebotaban y metrallazos salpicaban el aire. Un mortero impactó a solo unos metros de su posición, y a pesar de que pedazos de turba malvinense, nieve y humo lo cubrieron totalmente, continuó disparando, los dientes apretados por la tensíon. A unos metros una esquirla atravesó la rodilla de uno de sus compañeros que comenzó a desangrarse sin poder recibir ayuda.

Los ingleses no daban respiro. Tierra, fuego, sangre, humo y plomo. Un soldado, Ramón de nombre, amigo de Oscar, intentó trepar un poco la colina para montar su ametralladora en una mejor posición, sin lograrlo. Una nueva ráfaga de fuego inglés lo dejó fuera de combate. Oscar siguió disparando. Pensaba que él sería el próximo, que probablemente todos fueran a morir…

Pero eso no lo paralizó e incansablemente pedía al servidor que recargue y recargue. El pulso le latia tan fuerte en los timpanos dañados por el sonido de la ametralladora y las explosiones que le amortiguaba el sonido de la batalla. Seguía apretando el gatillo con la culata de la MAG apoyada contra el hombro derecho dolorido por el retroceso. La resistencia argentina era encarnizada, pero la superioridad numérica y de armamento de los británicos era abrumadora. El jefe de Poltronieri no dudó en ordenar la retirada para salvar a sus hombres, pero no había muchas posibilidades de escapar con vida. Los ingleses eran demasiados y el refugio se encontraba muy lejos. Los soldados empezaron a replegarse cubriéndose con sus FAL causando bajas al enemigo. Pero uno no se movía de su lugar, y todavía disparaba su arma protegiendo la retirada de sus compatriotas.

—¡Vámonos Poltronieri, que te van a matar! —le gritó un subteniente. Pero Oscar tenía la decisión tomada: él se queda. Y, entonces les grita con todas sus fuerzas en medio de un ruido ensordecedor.

—¡Váyanse ustedes que tienen hijos, que tienen familia! ¡Yo me quedo!

El subteniente le insistió para que retroceda con ellos.

—¡Váyanse todos, carajo! —responde Oscar—. ¡Yo me quedo y los cubro! ¡Ustedes tienen algo por qué volver!

La compañía se replegó y el valiente conscripto quedó solo. Siguió disparando y cargando la ametralladora. Los Royal Marines se detuvieron, varios de ellos cayeron. Aún creían que toda la compañía resistía y respondían al fuego. No imaginaban que fuera un solo hombre. Poltronieri saltaba de un pozo de zorro a otro, de una piedra a otra, retrocedía unos metros, se arrastraba, volvía a disparar, retrocedía nuevamente y volvía a disparar, la cinta alimentadora colgando. Entre salto y salto pierde su casco de metal M1. Los británicos no sabían desde dónde les tiraban y no avanzan. Pasaron los minutos, pasaron las horas… nueve horas.

La compañía ya estaba a salvo. Creían que el mercedino estaba muerto pues no había forma de que hubiera salido con vida de ese infierno y así lo informaron a los superiores.

Dos días más tarde vieron llegar un soldado con paso firme, sin casco, no llevaba ningún arma. Alguno de los soldados lo señaló y el resto levantó la mirada intentando adivinar de quién se trataba. Uno de vista más aguda que el resto gritó con asombro: ¡Es el Poltro! ¡Es el mosca!

No lo creyeron hasta verlo de cerca, algunos corrieron a recibirlo, y lo abrazaron emocionados. Oscar estaba agotado pero intacto, de su pecho colgaba el rosario blanco de plástico.[1] No lo pudo alcanzar ni una sola bala inglesa y cual otro Leónidas argentino detuvo solo a casi seiscientos enemigos. Ciento cincuenta hombres le debían la vida a este soldado de diecinueve años. De no ser por él, los ingleses hubieran seguido avanzando y ninguno hubiera sobrevivido.

Todo joven argentino debe saber el nombre de este héroe y el de muchos otros, sus historias y cómo lucharon valientemente por su país. Historias como las del capitán Pedro Giachino, el sargento Sergio García, el sargento Mario Antonio Cisneros, el subteniente Oscar Silva y muchísimos otros, de todos los rincones de la Argentina. Hayan vuelto o hayan quedado en las islas, dieron su vida dejando familia, mujeres, hijos y seres queridos impulsados por un ilimitado amor a la Patria.

Tomás Marini


VOCABULARIO:

Conscripto: se llamaba así al ciudadano argentino que recibía la instrucción militar obligatoria entre los 18 y 21 años, régimen que estuvo vigente hasta el año 1994. A estos soldados se los llamaba popularmente “colimbas”.

F.A.L: siglas de Fusil Automático Ligero. Es uno de los fusiles más conocidos y utilizados del mundo. Se trata de un fusil que marcó la historia del siglo XX: fue adquirido y ampliamente usado por las fuerzas de más de 90 países.

Sterling: pistola ametralladora.

Proyectiles PDF: granadas que pueden ser disparadas con el fusil FAL.

Mortero: arma de tiro indirecto que se carga por la boca, que hace fuego con grandes ángulos de elevación.

Turba: terreno anegadizo de Malvinas.

Esquirla: astilla desprendida de una bomba en la explosión.

Royal Marines: el Cuerpo de Marines Reales es la fuerza británica de operaciones anfibias y una importante fuerza de respuesta rápida del Reino Unido. Están muy bien equipados y preparados para actuar en cualquier terreno y condiciones climáticas.

Pozo de zorro: trinchera.

 

[1] “No había soldado que no portara un rosario. Muchos soldados reencontraron su fe en las islas, no pocos se bautizaron. Numerosos fueron los que mantuvieron la voluntad de sobrevivir por medio de la entrega a la voluntad de Dios y a través de la oración”. Nicolás Kasanzew, La Pasión según Malvinas.


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3 comentarios sobre “Historia de héroes para jóvenes. Malvinas y «¡Yo me quedo!». Soldado Poltronieri

    • el abril 2, 2022 a las 4:57 pm
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      Honor y gloria por siempre a nuestros Héroes!!!

  • el abril 4, 2022 a las 9:24 am
    Permalink

    Gracias, emocionante. Dios le bendiga.
    La comparto.

Comentarios cerrados.

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