Varón y mujer. Una ayuda adecuada. Por el Padre Bojorge
Nuestro querido Padre Horacio Bojorge, incansable evangelizador que ya cuenta más de 80 abriles, ha reincidido en su porfiada labor con un nuevo libro, esta vez, titulado Varón y mujer. Entre designio divino y abolición demoníaca, mal que les pese a los inventores de paradigmas actuales.
Con su autorización y gracias a su generoso envío, compartimos aquí, a modo de avant première, el capítulo primero para,
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
PD: pedidos a +54 9 11 5855-6316
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LA MUJER UNA AYUDA ADECUADA…
¿PARA QUÉ?
¿Cuál era el designio divino al crear a la mujer?
¿Y cuáles fueron las consecuencias del pecado original para la relación varón- mujer?
Para exponer la respuesta que nos da la Sagrada Escritura a estas preguntas resultó conveniente dividirla en dos exposiciones. En esta primera trato del designio. En la siguiente, capítulo 2, trataré de la caída y las penas, tanto de las comunes como de las más propias de la mujer y las más propias del varón. Estas penas, consecuencias de la caída, explican el estado actual del ser humano caído y herido. De estas dos primeras exposiciones nacieron una tercera y cuarta. La tercera trata del enamoramiento y el noviazgo. La cuarta del matrimonio sacramental, es decir: mistérico, divinizado.
En esta primera exposición, expongo en qué sentido habla el autor sagrado de la finalidad de Dios al crear a la Mujer. Es algo que la generalidad de las traducciones no transmite fielmente al lector sino que lo desencamina. Mi exposición tiene dos partes. La primera parte es exegética. La segunda parte es de teología bíblica.
LA MUJER “UNA AYUDA ADECUADA”
La frase “una ayuda adecuada” me la propusieron, como tema, en uno de los Foros de la Mujer que organiza cada dos años la rama femenina de la Fraternidad Apostólica Santo Tomás de Aquino (FASTA).
Este foro tuvo lugar en Guaymallén, Mendoza, en agosto de 2018. Me planteaban, con ese título, una pregunta sobre la primitiva identidad femenina y sobre la pérdida subsiguiente de esa identidad a causa del pecado original.
Comienzo ahora resumiendo el proceso por el que se llega – de corrección en corrección – a la verdad del texto original y a una traducción que ilumina el sentido de la pregunta: ¿por qué y para qué Dios creó a la Mujer? Con esto quedará de manifiesto a la vez, por qué y para qué creó, específicamente, al varón. Y con qué fin los creó para ser “uno solo”.
PARTE EXEGÉTICA
1. LAS TRADUCCIONES TRAICIONAN EL SENTIDO DEL TEXTO HEBREO[1]
Veamos algunas traducciones corrientes en español, del texto en que aparece esta expresión.
En la Biblia de Jerusalén leemos “Dijo luego Yahvé Dios: no es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada” (Gen. 2, 18).
La Biblia traducida por Francisco Cantera: “Luego díjose Yahvé Dios: “No es bueno que el hombre esté solo: haréle una ayuda semejante a él”.
Mons. Juan Straubinger traduce igualmente: “No es bueno que el hombre esté solo: le haré una ayuda semejante a él”.
Es necesario comenzar corrigiendo radicalmente las traducciones corrientes, porque nos están ocultando sentidos insospechados. Nos ocultan la relación del ser humano con su arquetipo divino.
A lo largo de mi exposición irá quedando de manifiesto, cuán lejos están estas versiones bíblicas al español, de presentarle al lector el sentido preciso del texto hebreo, que es el único inspirado. Para eso, no se asuste el lector, tendré que recurrir al hebreo. Si tiene coraje y paciencia no se arrepentirá.
1.1.- Primera corrección: Cuando los traductores traducen el término hebreo Adam con el término español hombre, el lector puede entender la palabra hombre en dos sentidos, porque dos son los sentidos que tiene en español. Puede entender el término en singular: varón; o como nombre colectivo: ser humano, compuesto de varón y mujer. Para evitar esa ambigüedad, conviene traducir siempre Adam = Ser humano.
1.2.- Segunda corrección: donde leemos en las versiones comunes “no es bueno que el Adám esté solo” hay que traducir “no es conveniente”. Cuando los traductores traducen el término hebreo tov por el español bueno (no es bueno que el hombre esté solo), eligen uno de los múltiples significados de tov. La traducción que debieran darle es conveniente. No es conveniente que el Adam, el ser humano, esté solo). El oyente queda así dispuesto a preguntarse ¿conveniente para qué?
1.3.- Tercera corrección: Cuando los traductores vierten “que el Adam esté solo” la traducción correcta sería. “No es conveniente que el ser humano sea uno solo”. O aún más exactamente para ser fieles al sentido del contexto: “No es conveniente el ser uno solo del ser humano”.
El verbo hebreo hayáh significa ser y/o también: estar. En hebreo no existe un verbo “estar”. Cuando en este caso se traduce el verbo hayáh como estar (no es conveniente que el hombre ‘esté’ solo) se elige el significado equivocado. Hay que traducir: “No es conveniente el ser uno solo del ser humano”. O, para no torturar el español: “no es conveniente que el ser humano sea uno solo”.
1.4.- Cuarta corrección: En vez de ‘Ayuda’ conviene traducir ‘complemento’. Cuando los traductores traducen “una ayuda” debieron traducir un complemento o acompañante. “le haremos un complemento semejante a él frente a él”.
Y aún tendremos que precisar más el sentido porque el autor sagrado lo mantiene impreciso intencionalmente, casi como planteando una adivinanza, o como preparando una sorpresa, creando un suspenso. “No es conveniente que el ser humano conste de uno solo, le haré un complemento” ¡para que sean dos! Y no un par de iguales sino dos diferentes, complementarios y unidos en Un solo nosotros, sin dejar de ser cada uno lo que él es.
1.5.- Gracias a estas correcciones recuperamos el sentido verdadero del versículo. Así caemos en la cuenta que tenemos que interpretar la conveniencia de que el ser humano sean un solo nosotros compuesto de dos diversos peros complementarios en orden a una unidad, un nosotros de dos.
Esa conveniencia podemos entenderla a la luz Génesis 1, 26 y 27: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza”. Recién entonces quedamos en condiciones de entender para qué Dios creó, no sólo a la mujer, sino a los dos; y que los creó para ser uno solo.
Hasta aquí, en síntesis y por adelantado, el fundamento textual adecuado para nuestra comprensión del sentido literal de los dos primeros capítulos del Génesis.
Vayamos ahora paso a paso, procediendo por partes.
EXÉGESIS DE LA FRASE cézer kenegdó
2.1.- Examinemos primero en hebreo la frase que se traduce, casi universalmente, como: “una ayuda adecuada”. La frase en hebreo es: cézer kenegdó.
cÉzer = sustantivo. Como toda palabra hebrea puede tener muy variadas acepciones. Puede significar según el contexto: “ayuda, auxilio, asistencia, socorro, complemento, refuerzo, compañía” Podría hasta designar un préstamo en dinero si el contexto así lo indicara. En la Sagrada Escritura se le aplica a Dios mismo: “Mi cézer [mi auxilio] viene del Señor que hizo el cielo y la tierra” (Salmo 120, 2).
Kenegedô es un conglomerado de tres elementos ke + néged + ô.
– ke es el adverbio comparativo = como, semejante[2]
– néged es adverbio de lugar = delante, adelante, presente, conjunto, enfrente, opuesto
– ô es pronombre personal sufijo de tercera persona singular masculino: de él, suyo
2.2.- El conglomerado adverbial kenegdó se traduce literalmente como+delante+suyo; como él, semejante a él, o también junto a él en el sentido de “presente a él”.
Acerca de la expresión kenegdó conviene notar todavía que aparece únicamente en este lugar de la Sagrada Escritura. Parecería creada como circunlocución para evitar llamar por su nombre, lo que se va a hacer, o sea no precisar de antemano que se trata de la “mujer o esposa”. Quizás porque a esta altura aún no ha sido narrada la creación de la Mujer, se quiso quizás describirla enunciando dos rasgos distintivos para sugerir la naturaleza de la ayuda sin darle su nombre todavía: isháh, Mujer. En este momento inicial, Mujer, isháh, no es todavía nombre genérico sino nombre propio de persona.
Los dos rasgos que enuncia el vocablo kenegdó son: primero, que le sea semejante y segundo, que esté siempre en relación de Tú y Yo[3].
2.3.- Tres traducciones de Génesis 2,18 a otras lenguas antiguas. Señalo primero dos versiones y dejo otra para más adelante. Las dos primeras versiones son las de la Vulgata latina y la griega llamada Septuaginta[4]. Ambas son autorizadas por la Iglesia y conviene tener en cuenta cómo entendieron el sentido de este versículo.
1) La Septuaginta traduce: “un auxilio ante él” [boethón kat’ autón]
2) la Vulgata latina traduce: “una ayuda semejante a él” [Adjumentum simile sibi].
Considero que la expresión kenegdó es ambivalente y cada versión eligió sólo una de sus dos significados. En vez de optar por uno u otro significado, nos está permitido a nosotros interpretar que, entendiendo por anfibología[5] hemos de mantener unidos ambos sentidos y enteder: “una auxilio-ayuda delante de él y semejante a él”. Sencillamente: “hagámosle un tú”.
EXÉGESIS DE LA FRASE EN SU VERSÍCULO
2.4.- Pasemos ahora a considerar el versículo en el que se encuentra la frase. Traduzco servilmente del hebreo término a término: “Entonces dijo Yahweh Elohim: No (es) conveniente el-ser el ser humano uno solo. Harémosle para él un complento semejante a él y presente a el”[6] (Gen 2, 18) “Le haremos un tú”
2.5.- Targum[7] del Génesis A las dos antedichas traducciones latina y griega reconocidas por la iglesia desde siglos como autorizadas, se ha sumado, desde las décadas de 1950-70 un testigo nuevo. Una traducción del Pentateuco del hebreo al arameo palestino de los tiempos de Jesús y de los Apóstoles. Se nos ha conservado – milagrosamente – esa otra traducción del Pentateuco al arameo. Todo un pentateuco que contiene lecturas anteriores al texto hebreo masorético que conocemos actualmente. Se ha demostrado que se trata del arameo hablado en Galilea en tiempos de Jesús y que aún hoy se habla en la aldea siria de Malula.
En esa fuente documental el versículo que analizamos es, en español el siguiente: “Entonces dijo Yahweh ‘Elohím: no conveniente el-ser-el-Hijo-del-hombre-uno-solo, haréle un par [= zug] semejante a él” [8].
2.6.- Traducción en arameo galileo. Leamos ahora el contexto inmediato de nuestro versículo:
18 “Y dijo Yahweh Elohim: no es conveniente el ser uno solo el Hijo del Hombre solo, le haré un zug semejante delante de él
19 “Y creó Yahweh Elohim de la tierra todas las bestias de la superficie del campo y […]
20 “Y el hombre dio nombre a todos los animales domésticos y a las aves de los cielos, a todas las bestias de la superficie del campo, pero al hombre no le encontró [Elohim] un par semejante a él” (Targum Neophyti I Gen 2,18-20).
Es el texto tal como lo escucharon la Sagrada Familia en su sinagoga de Nazareth y los apóstoles en Cafarnaúm.
2.7.- ZUG: La palabra aramea que se traduce como compañía es: zug, Zug deriva de una raíz zawag que contiene las ideas de: par, yugo, yunta, cónyuge (esposa) pareja, compañero/a etc.. En esa raíz aramea y sus derivados se da la misma asociación que hay en español entre yugo y cónyuge. Entre todas estas posibles significaciones, retengamos par: ‘hagámosle un par’.
Es decir: ¡Un tú! Lo conveniente para que el ser humano conste de dos, semejantes, diversos, pero que puedan unirse en uno solo sin perder cada uno su especificidad.
De este modo, ambos en uno solo nosotros, podrán ser imitación sobre la tierra del Par trinitario: el Verbo[9] (palabra y conocimiento del Padre) y el Espíritu Santo (amor del Padre). Son dos, diversos e inseparables, pero necesariamente uno. Porque en Dios no puede haber separación entre el conocimiento y el amor. El Verbo y el Espíritu Santo son uno solo sin dejar de ser cada uno él mismo. Son el Arquetipo divino a cuya imagen y semejanza es plasmado el ser humano, varón y mujer destinados a ser uno solo sin perder cada uno su diferencia.
Así son uno solo en la Trinidad, las dos Personas que proceden del Padre: Davar y Rúaj, Verbo y Espíritu de Amor a cuya imagen y semejanza es creado el ser humano como par y uno.
UN PARÉNTESIS TEOLÓGICO
2.8.- Jesucristo, el Hijo del Hombre, Nuevo Adán, invita a conyugarse con él: “Venid a mí los que andáis cansados y agobiados y yo os aliviaré, tomad sobre vosotros mi ‘yugo’ y aprended de mí pues soy manso y humilde de corazón. Porque mi ‘yugo’ es suave y mi carga ligera. (Mateo 11, 28-30). Durante su vida terrena Jesús proclama estar solo “Las zorras tienen nidos y las aves madrigueras, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza” (Mateo 8, 20)
No conviene que Cristo el Dios hecho hombre sea uno sólo. ¿Quién y cuál puede serle compañera semejante e inseparable? Una Iglesia santa, humanidad divinizada por la gracia, formada por almas santas.
Pero debo continuar mi exposición. Cierro el paréntesis, no sin notar antes que lo que vamos viendo tiene consecuencias importantísimas para entender la relación esponsal de Cristo con la Iglesia, y lconfiguración divina de varón y mujer y de su unión amorosa en matrimonio, así como la esencia mistérica del matrimonio católico.
2.9.- No es conveniente el-ser-uno-solo del ser humano. Volvamos ahora nuestra atención hacia la primera mitad de nuestro versículo 2,18: “Entonces dijo Yahwéh Elohim: “No es conveniente el-ser uno solo del ser humano”[10] Parece tan obvio el sentido de esta primera mitad del versículo que uno puede seguir de largo, como quien pasa por delante de un muro sin advertir que en él hay una puerta hábilmente disimulada.
2.10.- San Agustín, reconoció la existencia de esa puerta. Y dedicó a tratar de responderla todo el libro noveno de su Comentario Génesis a la letra. Allí dice, repetidas veces, refiriéndose a la razón de ser de la mujer, que el único motivo que él ve para hacerle “una ayuda” al ser humano varón, son los hijos: “Si se me pregunta para qué ayuda del hombre fue hecha [la mujer], considerando todas las cosas con la mayor diligencia que puedo, no se me ocurre otro motivo que la prole: para que la tierra se llenase por la estirpe de ellos”[11].
2.11.- A la luz de la nueva traducción que hemos mostrado como fiel al sentido del original, este motivo resulta insuficiente. San Agustín parece haberlo intuido porque lo avanza cada vez que toca el tema, y lo hace una media docena de veces, confesando una y otra vez su ignorancia. Pero nosotros podemos descubrir otro motivo para crear a la mujer si recurrimos al pasaje Génesis 1, 26 al 31. En Génesis 1, 26-31 se había tratado ya de la creación y las bodas del primer par humano y para qué finalidad fueron creados ambos.
TEOLOGÍA BÍBLICA A LA LUZ DEL MACRO-CONTEXTO
GÉNESIS 1-2 COMO RELATO DE BODAS
3.1.- LAS BODAS JUDÍAS DURABAN TODA UNA SEMANA. El número siete está impregnado de sentido nupcial, en la Sagrada Escritura. Y específicamente como nupcial divino-humano. El número siete resulta de la suma de tres más cuatro. Tres es el número que designa a Dios “Santo, santo, santo” nombre divino trinitario. Cuatro es el número de todo lo creado: norte y sur, este y oeste.
En este caso el cuatro está referido a la creatura humana como su ámbito, pero también como su tarea y el regalo de bodas. Pero en el Apocalipsis, siete, es el número de la boda de Dios con la creatura a lo largo de la historia representado por las siete iglesias. He aquí, en síntesis las razones por las que el relato que conocemos como “relato de la creación, es, más adecuadamente visto como el relato “de las bodas del primer par humano”. Por eso, como toda boda judía, el relato con el que se abre la Escritura es una semana, el número de días asignado también a la boda del primer ser humano: varón y mujer.
3.2.- En el sexto día tiene lugar – todo junto – la creación de los novios, la bendición, nupcial, los regalos y el banquete. la creación del ser humano, la bendición de la boda, los regalos y el banquete se nos narran en los versículos 1, 26 a 29.
* El versículo 26 revela el designio divino.
* El versículo 27 narra los comienzos de la ejecución del designio con la creación de aquella primera imagen terrena del Nosotros divino.
* Los versículos 28 y 29 presentan la bendición de la boda, los regalos y el banquete.
3.3.- En el rito de la boda judía hay siete bendiciones. En el Apocalipsis el número de siete iglesias es el equivalente de los siete días y sugiere siete días o épocas históricas en que la Iglesia va celebrando de siglo en siglo, esa boda que culmina, según el Apocalipsis, con las Bodas con el Cordero.
3.4.- Esta visión de conjunto bíblica muestra la historia entera bajo signo nupcial y la sintetiza magníficamente el número 1602 del Catecismo de la Iglesia católica:
“De un extremo a otro la Sagrada Escritura habla del matrimonio y su misterio” enseña el Catecismo de la Iglesia católica Nº 1602 –: “La sagrada Escritura se abre con el relato de la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios y se cierra con la visión de las «bodas del Cordero». De un extremo al otro la Escritura habla del matrimonio y de su «misterio».
La Escritura comienza relatando el matrimonio del primer ser-humano varón y mujer. Y al final de los tiempos – enseña el Apocalipsis – culmina la boda, que se ha ido celebrando durante siglos, entre el Dios hecho hombre y la humanidad divinizada: La Iglesia santa. No convenía que el Verbo Encarnado permaneciese solo, vino en búsqueda de desposarse con una humanidad de almas divinizadas. El sentido último de las Bodas de Adam lo revelan las Bodas del Cordero. Lo primero en la intención es lo último en la ejecución
3.5.- El designio divino sobre los esposos y su misión terrena: Génesis 1, 26.27
Comentario de 1,26
“Entonces dijo Elohim: Hagamos un ser humano [Adam] a imagen nuestra, según nuestra semejanza // y gobiernen[12] a los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y todo ser viviente que anda sobre la tierra” (Gen 1, 26)[13].
En este versículo se nos manifiesta, en dos fases,
dos propósitos divinos:
1º Primero el designio: la decisión del Nosotros divino de hacer un Nosotros esponsal humano, como imagen de Dios y capaz de progresar en semejanza.
2º Después el regalo – misión: Dios asigna a ese ser humano una misión terrenal.
Se introduce al ser humano en la cadena de Jerarquías inteligentes mediante las cuales Dios quiere regir el Universo. El ser humano regirá toda vida en la tierra. Para eso participará de la capacidad de inteligencia necesaria para regir y gobernar sabiamente a todos los seres vivos puramente instintivos, desprovistos de inteligencia en el aire, el mar y la tierra.
3.6.- Comentario de 1, 27
“Y creó Dios el Adán a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó”.
Detengámonos a analizar un poco este versículo.
Consta de tres frases o miembros
a) “Y creó Elohim al ser humano a imagen suya,
b) a imagen de Dios lo creó,
c) macho y hembra los creó”.
Los hemistiquios a) y b) repiten la misma idea, pero entrecruzando el orden del sujeto y del predicado. Este recurso redaccional hebreo[14] resalta la mayor importancia de a-b respecto de c.
a y b) enuncian el fin principal
c) enuncia otro fin, secundario y subordinado al anterior; un fin operativo: el gobierno de los seres vivos desprovistos de razón, por el ser humano dotado de ella.
La naturaleza corpórea sexuada del ser humano es algo querido por Dios, pero no pertenece a su condición de imagen y semejanza con Dios, sino a su semejanza con el mundo animal. Es un medio para multiplicar la especie humana. La misión del ser humano es ser rector de todos los seres vivos. Las creaturas vivientes que pululan en mar, aire y tierra son multitudes y exigen ser regidos por multidud de seres divino-humanos.
3.7.- A la bendición y el regalo, le sigue el banquete de bodas. Se le sirve a todos los seres vivientes y es incesante. Toda la vida sobre la tierra en todo momento, tiene esa gozosa celebración de un perpetuo banquete nupcial. La nutrición, el alimento, lleva impresa la impronta del amor divino y de la boda humana: “Mirad que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra y todo árbol que lleva fruto de semilla: eso os servirá de alimento” (1, 29) “Y a todo animal terrestre, a toda ave de los cielos y a todo ser animado que se arrastra sobre la tierra les doy por alimento toda hierba verde. Y así fue.” (1, 30)
3.8.- El séptimo día es el gozo por el bien logrado y es la paz, o sea el descanso de la sabiduría en el bien realizado: “Y vio Dios todo cuanto había hecho y he aquí que estaba muy bien.
Y fue tarde y fue mañana. Día sexto” (1, 31)
¿CÓMO PUEDE SER UN NOSOTROS DE DOS
IMAGEN Y SEMEJANZA DE UN NOSOTROS DE TRES?
4.1.- En Dios hay dos procesiones: la del Verbo y la del Espíritu santo.
El varón es creado a imagen y a mayor semejanza con la procesión y de la persona del Verbo.
La mujer es configurada a imagen y a mayor semejanza con la procesión y la persona del Espíritu Santo. Estamos pues de cara al doble arquetipo divino del Ser humano, su modelo, su causa ejemplar.
Varón y mujer, ambos unidos en un solo Nosotros nupcial, son imagen imagen y semejanza de la Unión del Verbo y del Espíritu santo. Ambas personas divinas, Verbo y Espíritu Santo, provienen del Padre y eso las une en un carácter común: proceder del Padre.
Las distingue el modo de procedencia. La procesión del Verbo-Logos y la del Espíritu Santo-Rúaj[15] Se les llama Procesiones y son dos. Del Padre procede el Hijo, Palabra, Logos, engendrado directamente por vía de conocimiento. El Espíritu santo procede del Padre y del Hijo, como ímpetu de amor mutuo.
4.2.- Imagen del ser divino en el ser y también en el actuar. En el relato de la obra de los seis días podemos reconocer diversos momentos de la acción divina que se expresa como repartiéndose entre el Padre, el Verbo y el Espíritu amoroso. Todo lo opera un solo Dios, pero un Dios en el que se distinguen relaciones, como rostros diversos, pero en unanimidad de conocimiento, amor y poder. Hay una personificación atributiva de roles dentro de la acción divina el Origen y los que proceden. Los nombres trinitarios son nombres de relación. Padre se le llama al Origen en relación con el Hijo engendrado por conocimiento. Impulso de amor, o Espíritu santo se le llama al originado por el Padre y el Hijo que se aman mutuamente.
Al Origen, Dios Todopoderoso: se le atribuye el designio, el decreto y el poder. A su Palabra se atribuye la ejecución sabia, inteligente y eficaz, separando, ordenando todo y llamándolo por su nombre. Al Espíritu santo, que es el Amor, se le atribuye inspirar toda la obra, bendecirla, llevarla a término y reposar en ella. El impulso amoroso, presencia atentamente, secunda, aprueba, inspira la obra, impulsa, le da vida, fecunda. Pero también comunica: bienes y mensajes. Verbo y Espíritu juntos bendicen y lo animan todo. Lo mismo que obra el Padre por mano del Verbo, lo aprueba el Padre por boca de la Rúaj.
4.3.- Operari sequitur esse – El obrar es acorde al ser
Creados a Imagen del ser divino, varón y mujer, están llamados también a participar en operaciones divinas de gobierno en roles semejantes a los de las dos divinas persona.
Al Varón – por mayor semejanza con el Hijo-Logos del Padre : le es más propio obrar en el mundo exterior. A la Mujer – por mayor semejanza del Espíritu Santo le compete actuar en el mundo de las relaciones entre las personas, comunicando bienes como es la vida, comunicando mensajes.
Ambos, varón y mujer juntos, constituyen la imagen de la unión del Verbo y el Espíritu entre sí y con el Padre en la Sma. Trinidad. Por ser el Amor del Padre, lo inspira todo y “empapa o embebe” al mismo Verbo. “En Él estaba la Vida”. En el Conocimiento del Padre reside inseparablemente el Amor del Padre. Son dos en uno solo, sin dejar de ser cada uno quien él es. Todo lo obra el Padre con su Palabra amorosa y con su Amor inteligente. Es lo que conocemos como Sabiduría del Padre
4.4.- Lo más propio del Verbo. Cuño y modelo del varón
“Cristo poder y sabiduría de Dios ha sido hecho por Dios sabiduría nuestra” (1ª Corintios 1, 24.30).
Por el Hijo Sabiduría del Padre: 1) se manifiesta lo oculto de Dios, 2) son producidas las obras de la creación y 3) son restauradas y perfeccionadas para que alcancen su propio fin”[16].
4.5.- Sapientis est ordinare. Lo propio del sabio es ordenar[17].
Este dicho se apropia al Logos , crear separando, distinguiendo, ordenando, legislando, cultivando, engendrar hijos de Dios. También asignar nombres a las cosas y personas. Algo quiere significar la Sgda. Escritura cuando presenta al Logos suscitando ordenadamente todo en seis días con diez palabras contadas; dando la ley moral en el Sinaí con diez palabras; y también obrando la divina regeneración con diez palabras[18].
Como se ha dicho, de hecho, el primer capítulo del Génesis no tiene por finalidad explicar el paso de la nada al ser (causalidad eficiente), sino explicar la finalidad (causa final) de la ordenación de todas las cosas que rodean al ser humano y al ser humano mismo, y a la relación del varón con la mujer y del sentido que tiene el misterio de su unificación en un solo nosotros, uno e inseparable.
El orden, en hebreo séder, establecido por Dios, tiene una naturaleza preceptiva propia de un ritual. Por eso las ceremonias, oraciones y bendiciones de la boda judía se inspiran y evocan aquél primer acontecer ritual de aquél primer séder[19] haséder harreshît. que se ha vuelto imitable y “repetible” estableciendo una continuidad de sentido en el transcurso del tiempo. Reviviendo un misterio que inspira y modela cada momento.
Y de ese modo, el rito de la boda, reordena cada matrimonio, de acuerdo a la finalidad divina por la cual todo está inspirado por el Amor divino (Espíritu Santo-Rúaj) para inspirar el amor esponsal cada vez de nuevo en cada nuevo matrimonio, y para que cada matrimonio tenga ante los ojos su primer modelo y la intención con que Dios los llamó a la existencia como narra el capítulo segundo.
4.6.- Diez son las palabras con que crea en los seis días de la creación. 1º Haya luz: 2º Haya un firmamento; 3º Acumúlense las aguas; 4º Brote la tierra verdor hierbas y árboles de semilla; 5º Haya lumbreras en el firmamento; 6º Bullan las aguas de seres vivientes y vuelen aves; 7º Bendijo a peces y aves diciendo 8º Produzca la tierra seres vivientes; 9ª Hagamos al hombre; 10º Y los bendijo diciendo.
4.7.- Al Verbo compete poner nombre a las cosas:
1) Llamó a la luz día y a las tinieblas noche 1.5;
2) Llamó al firmamento “cielos” 1,8;
3) Llamó a lo seco tierra y a las aguas llamó mares 1, 10;
4) Pone nombre al Adam 1,26.
Por eso, el varón, a imagen y mayor semejanza del Verbo, pone nombre a todos los animales (2,19-20) y se pone nombre varón a sí mismo (‘ish) y a la mujer (‘isháh) (2, 23). Y nuevamente, después del pecado, le cambia de nombre a la Mujer, por el de Jawáh.
4.8.- Pero no convenía que el Logos realizara todo el ordenamiento solo. Era necesario que la Rúaj estuviera presente y fuese su compañera desde antes de apuntar la luz del primer día como paloma que revoloteaba sobre el caos y el abismo.
San Pablo explica la razón en el himno a la caridad en 1ª Corintios capítulo 13,1-3: “Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. 2 Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. 3 Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha”.
4.9.- Hablara, conociera, repartiera o entregara. Palabra, pensamiento obras, sin caridad, sin amor a Dios y por Él a todo lo demás, nada son. La pura eficacia sin la finalidad amorosa, de nada vale. El Verbo es palabra, conocimiento y obra del Padre. La Rúaj, el Amor, La Caridad es el amor del Padre. El Verbo = causa eficiente. El Espíritu Santo, el Amor: la causa final, motivo, fin de la acción. Pero no conviene que, pensamiento, palabra y obra operen sin caridad, si eficacia no nace, actúa y finaliza por la causa final conveniente: La Rúaj, el amor[20]. Por eso, este himno de la Caridad, es como el espejo donde puede mirarse la mujer para encontrarse a sí misma en lo que tiene de semejante pero también de diverso o deforme, en comparación con su arquetipo divino: La Rúaj. De ella nos ocupamos a continuación.
LAS OBRAS MÁS PROPIAS DEL ESPÍRITU SANTO
Y LA CORRELATIVA DESTINACIÓN DE LA MUJER
5.1.- El Credo de Nicea adscribe al Espíritu Santo aquellas obras que tienen que ver con la unión entre las personas, con la comunicación (de bienes y mensajes), con la generación de la vida, con la restauración de los vínculos interpersonales rotos, con la vida eterna.
Las obras más propias del Espíritu santo según el Credo, son:
A) la Encarnación del Verbo. Ella supone la unión de ambas naturalezas y una madre previamente habitada por el Espíritu del Amor divino,
B) Habló por los profetas e inspiró las Sagradas Escrituras. La comunicación de Dios con los hombres , de ellos entre sí y con todas las creaturas.
C) La santa Iglesia católica. Esposa del Cordero, un gran Nosotros divino humano donde conviven justos y pecadores.
D) la comunión de los santos. El gran-Nosotros purificado en el que conviven ya sólo los justos,
E) el perdón de los pecados que restaura los vínculos rotos,
F) la resurrección de la carne.
G) la vida eterna que viene a ser la preservación en la existencia de los seres amados
5.2.- Dones del Espíritu Santo: Siete efectos de su amor
a) Temor de Dios, si uno ama, teme ofender, desagradar, lastimar al amado, lo respeta
b) Fortaleza, “la Caridad todo lo soporta” (1ª Corintios 13, 7)
c) Piedad, si uno ama tiene gusto en manifestárselo al amado, busca su presencia, cultiva el trato y el vínculo
d) Consejo si uno ama sabe cómo complacer o ayudar al amado y actuar con él
e) Sabiduría: si uno ama a Dios gusta de lo que Dios revela y desea saber más de Él
f) Inteligencia: el amor a Dios tiene ilumina y agudiza la inteligencia para penetrar y comprender los misterios divinos y las conexiones entre ellos
g) Ciencia el amor a Dios permite conocer las relaciones de todas las cosas y percibirlas en su verdad más profunda. Entre otras cosas como vestigios o huellas de Dios en las perfecciones de la naturaleza.
5.3.- La Rúaj pre-conoce el bien, lo re-conoce y lo percibe en todas sus formas, como bondad moral, como belleza, como perfección y lo ama. Apenas comenzando ya la Sagrada Escritura, después de mencionar a Elohim presenta actuando a la Rúaj: “La tierra era tohu wabohu nada y vacío, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo marino. Pero una Rúaj de Amor de la presencia de Yhw Elohim soplaba en el rostro de las aguas” (Gen. 1,2 según el Targum Neophyti)
La Rúaj de Elohim no sólo revoloteaba sobre las aguas[21] sino que insuflaba en ellas su amor, disponiéndolas para ser dóciles a la acción del Verbo.
5.4.- Cada vez que en el relato de la creación se lee: “Y vio que era bueno, hermoso, bello, deleitable“ es la voz de la Rúaj santa. Desde el adorable silencio que la caracteriza y a menudo desde su también característico anonimato – como una voz en off – la Rúaj suspira, contempla y celebra cada obra del Padre por mano de su Hijo, vestigio de la bondad, la belleza, el esplendor, la grandeza, la luz o de otras perfecciones divinas.
Al final de cada uno de los seis días, y en el séptimo, se repite, la aprobación gozosa, la mirada amorosa y la exclamación del Amor divino que contempla el bien y la hermosura del orden realizado.
5.5.- La Rúaj acompaña con su presencia kenegdó a las obras del Verbo cada día, viendo y alabando lo bueno, hermoso, perfecto. Ese estar “semejante al Verbo y ante el verbo” nos hace comprender de qué manera ha sido destinada la mujer para acompañar al varón. Ha sido destinada a estar kenegdô al varón: siendo su Tú, semejante a él para poder amarse mutuamente.Y “ante él” vale decir en su presencia de compañera semejante, es decir junto a él. El amor anhela presencia.
5.6.- Recorramos esas aprobaciones y bendiciones. El primer día “Vio Elohim que la luz estaba bien , era hermosa, estaba bien hecha” (1, 4). El tercer día vio la hermosura de la obra de separación de mar y tierra y el espectáculo de playas y acantilados (1,10). El mismo día tercero vio a la tierra producir trigo y vides. Los declaró buenos en vistas al banquete de bodas, para la última cena, y para nuestras eucaristías (1,12). El cuarto día vio hermosa y buena la iluminación del firmamento con astros sol y luna (1,18) El quinto día vio que eran hermosos y buenos a los animales que pueblan el aire y las aguas (1,21) El sexto día vio y ponderó que era perfecta la variedad de animales que pueblan la tierra. Y más solemnemente, ya finalizando el sexto día, comenzando el Shabbat: “vio Dios todo cuanto había hecho y he aquí que estaba muy bien, hermoso, perfecto” (Gen 1,31).
Al decir de una antigua versión al arameo palestino de tiempos de Jesús: “Y quedó de manifiesto delante del Yhw ‘Elohim todo cuanto había hecho y era todo ‘safar wetakán’, hermoso y perfecto” (Targum Neophyti Gen 1, 31)
5.7.- El gozo por las bodas y por la imagen compartida. Era propio del Rúaj que revoloteara como paloma gozosa en expectativa alborozada por los preparativos de la Boda de Adam. Pero también como leemos en el Targum, insuflando su Espíritu de amor en las aguas primordiales impregnándolas con su amor. Que acompañara así la obra de cada día contemplando; encomiando la bondad de lo obrado ordenadamente por el Verbo. “Y vio que era bueno” he ahí la percepción de la Rúaj. Lo que hace el amor:, percibe, contempla y aprueba. De manera parecida a como la mamá, culminada la gestación, tras el parto, la madre examina cuidadosamente a su recién nacido, contempla, aprueba: “todo está bien, hermoso, perfecto”. O de manera parecida a como el ama de casa al echar una mirada a la mesa bien puesta y servida para en un día de fiesta: ve que todo está bien.
5.8.- La paz y el reposo en la contemplación del bien realizado. Por eso a la Rúaj se le apropia también el reposo en la contemplación en la posesión del bien perfecto presente y adquirido. A la Rúaj se le apropia la paz contemplativa del sábado que se inaugura la víspera con la primera estrella. Es la mujer judía la que enciende las siete velas al comienzo del shabbat cuando aparece en el firmamento el planeta Venus el primer astro de la vigilia. Y toda mujer reconocerá en ella esta semejanza espiritual suya con el actuar de la Rúaj que nos revelan las Sagradas Escrituras.
5.9.- Refiramos lo de 1ª Corintios 13 al Espíritu Santo. El Himno de la Caridad que inserta aquí san Pablo es como un retrato perfecto del Espíritu Santo y por lo tanto de su semejante: la mujer santa. Los tres primeros versículos enseñan que sin El Espíritu Santo, sin el amor, no tendrían sentido ni siquiera las obras que, suponiendo lo imposible, pudiese haber hecho el Verbo encarnado de palabra, pensamiento y obra. “Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles pero no tuviere caridad, seria como bronce estridente o como címbalo que retintinea. Y si tuviese el don de profecía y conociese todos los misterios y toda la ciencia, y fe capaz de trasladar las montañas, pero no tuviere caridad, no sería nada. Y si distribuyese todos mis bienes y entregase mi cuerpo a las llamas, pero no tuviere caridad, de nada me serviría” (1ª. Corintios 13, 1-3).
“La caridad no pasa jamás, mientras que tanto las profecías como el don de lenguas y la ciencia pasarán y cesarán. Porque nuestra ciencia y nuestra profecía son imperfectas. Cuando venga lo que es perfecto, lo imperfecto desaparecerá. (…) Ahora deben vivir siempre la fe, esperanza y caridad; estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad” (1ª. Corintios 13, 8-10.13)
DE LA BODA DEL ADAM A LA BODA DEL CORDERO
6.1.- La Sagrada Escritura revela que el sentido de la creación y de la historia entera es la amistad esponsal. Pero lo es porque la santidad esponsal es imagen y semejanza creada de lo que me atrevo a llamar esponsalidad divina entre el Verbo y a la Rúaj, dentro del misterio Trinitario.
La presencia de la Rúaj insuflando o impregnando con su amor las aguas del caos[22] y ahora, al final del Apocalipsis, aguardando y llamando al Esposo a coro con la Esposa, delimita el gran contexto donde adquiere su sentido pleno “la ayuda adecuada” el par necesario para la perfección de la imagen y semejanza con el arquetipo divino. El catecismo de la Iglesia católica nos demarca así el macro-contexto donde se entiende el sentido de “la ayuda adecuada” que hemos entendido como la compañera semejante a él, como su par inseparable, siempre presente y unido a Él, porque junto a él:
“La sagrada Escritura se abre con el relato de la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios y se cierra con la visión de las «bodas del Cordero» “De un extremo a otro la Escritura habla del matrimonio y de su «misterio», de su institución y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su fin de sus realizaciones diversas a lo largo de la historia de la salvación, de sus dificultades nacidas del pecado y de su renovación «en el Señor» todo ello en la perspectiva de la Nueva Alianza de Cristo y de la Iglesia” , CIC 1602
6.2.- La creación y la historia entera portan un signo nupcial.
No conviene que el cordero degollado esté solo. Démosle una compañera semejante a él. Esta intención divina se refiere a la iglesia entera y cada alma en particular, en especial a cada alma de mujer. Al mismo tiempo, la realidad matrimonial humana, no se entiende sino a la luz de su modelo trinitario. Esto nos lleva de la mano, desde la imagen creada al arquetipo divino, y nos devuelve, iluminado por la acción trinitaria, a la imagen creada con una mayor luz acerca de su esencia.
EN LA ESENCIA DE DIOS DEBE HABER RELACIÓN
7.1.- La relación es una perfección que no podía faltar en la esencia divina. Es un hecho de fe (y en algún modo de razón) que no hay otro dios a quien Dios pudiera conocer o amar, a quien pudiera darse por entero en impulso de amor, ni a quien pudiera recibir por entero. Por lo tanto Dios que no puede relacionarse hacia afuera de sí mismo, debe tener la perfección de la relación dentro de sí mismo, consigo mismo. Dios se conoce y se ama. Conocimiento y amor están en él inseparablemente unidos. Es lo que llamamos Sabiduría. Conocimiento que porque se conoce se ama. Y que porque ama, conoce. En Dios no hay nada accidental. Nada que pueda no ser. Nada que pueda comenzar a ser. Todo en Él es sustancial y personal. Eterno. Por lo tanto su Conocimiento es Persona y su Amor es persona. Su ser divino mismo es relacional; se relaciona dentro de sí mismo por relaciones de conocimiento y de amor. La sustancia divina no excluye sino que exige que en Dios haya esas relaciones sustanciales.
7.2.- – Un Dios sin relación en sí mismo sería imperfecto. De alguna manera con la creación del Adán varón-mujer se reduce al absurdo la idea de un Dios sin relación intrínseca alguna. Un nosotros humano no podría ser imagen de un Dios que no fuera también un Nosotros divino. La imagen y semejanza es, pues, de Nosotros humano a Nosotros divino.
7.3.- El Ser divino es un solo Nosotros en tres Personas. Repito: puesto que no existe otro Dios a quien pueda conocer y amar y por quien pueda ser conocido y amado, el Ser divino, debe contener en su única substancia, tanto el conocerse a sí mismo como el amarse a sí mismo. Ese amor implica también impulso de darse a sí mismo por entero y receptividad para poder recibirse a sí mismo por entero… Y esto, no como actos, sino como relaciones sustanciales, eternas.
7.4 Entre las tres personas hay seis relaciones. Sabemos que las tres divinas Personas (Rostros) se conocen y se aman y obran todo en conjunto[23]. Que el Verbo es conocimiento pero también amor; que el Espíritu Santo es amor pero también pleno conocimiento y sabiduría divina; que Padre es el origen de todo lo que procede de él en el Hijo y el Espíritu de ambos. Los tres difieren sólo en cuanto a su procedencia y sus relaciones. No conviene que del Padre proceda sólo el Conocimiento. Es necesario que el conocimiento tenga por compañera al Amor, El Verbo a la Rúaj. Las dos procesiones, Verbo y Rúaj, se reclaman. Sus imágenes creadas varón y mujer se reclaman por semejanza con sus Arquetipos.
7.5.- No es conveniente el ser Él solo el Verbo encarnado.
La Rúaj acompaña a la Palabra en su obra creadora, reveladora y redentora por la Encarnación.
Una vez encarnado, tampoco queda solo. Desde la Encarnación en el seno de María Virgen. Se ha hecho hombre en vistas a la bodas con la Humanidad. La encarnación posibilita y apunta a las bodas del Cordero.
7.6.- El Espíritu santo, Rúaj santa: es Dios-Amor entre Personas. El Espíritu Santo Rúaj haqedosháh está entre el Padre y el Hijo como amor que emana de ambos, los une y relaciona en su abrazo y recibe el abrazo de ambos.
7.7.- A la Mujer se le asigna el mismo mundo: las relaciones interpersonales de amor. Dios no le asigna a la mujer, al crearla, ninguna tarea exerna como lo más propio suyo. Puede realizar tarea, pero su naturaleza exige que lo haga como expresión de amor. Simplemente al construirla de la costilla de Adán, la erige en templo y casa. Por lo tanto habitable, acogedora. Y sobre todo capaz de ser transfigurada y habitada por la Rúaj.
7.8.- Imagen: la Santísima Trinidad. Jakobus-Kirche Urschalling, Chiemgau
El Espíritu Santo representado como María Asunta al Cielo, su ícono más acabado, mejor que el viento que el fuego y la paloma. Sólo hay dos manos: comunes a las tres personas. Significan la unidad de acción del único Dios. Y son las manos de la Rúaj-María como “Omnipotencia suplicante”. Es el amor que mueve el sol y las estrellas como lo contempla Dante Alighieri en su Divina Comedia.
8.1.- EL ‘SUEÑO’ DE DIOS PARA LA CREATURA MUJER:
UN VIVO RETRATO DE LA CARIDAD: “paciente, servicial; no envidiosa, no rencorosa, no jactanciosa, ni engreída y que fuese pudorosa, decorosa; desinteresada, lenta para la ira, pronta para el perdón, amiga de la justicia y la verdad, viva imagen de su cuño divino.
Ese ámbito es el de la incumbencia mayor del Espíritu Santo, y a semejanza suya es el ámbito propio de la mujer afirmando el ser del otro. “Sólo por la confirmación en el ser que da el amor que viene de otro, consigue el ser humano existir del todo, consigue sentirse arropado dentro de su verdad. Y sobre todo la capacidad misma de amar – en la cual recibe la humana existencia su más alta sublimación, supone experimentar en sí la vivencia de ser amado por otro”[24]
8.2.- Ella educe la relacionalidad en el lactante. A semejanza del Espíritu Santo que es el amor que enseña a amar, la mujer, como madre, despierta el yo en el recién nacido evocándolo al tratarlo como un tú[25]. Es la experiencia de educción del yo infantil por la acción del amor de la madre.
8.3.- El poder de la Rúaj para engendrar hijos de dios. Lo que es en la madre la potencia natural de inducir un yo en el alma del lactante, explica, por analogía, lo que es la potencia del Espíritu divino para inducir, en el alma de los hijos de Dios, la conciencia creyente de que Dios sea un “Tú Padre mío”. La Rúaj nos enseña a orar invocándolo “Abbá Padre” (Romanos 8, 15).
LA CREACIÓN DE LA MUJER
9.1.- La mujer procede del varón a semejanza de como la Rúaj procede del Padre y del Hijo. Ella no es amasada de la tierra, sino construida, edificada, erigida de una carne y hueso previamente animados por la aliento divino. ¿Cómo procede la mujer del Adam varón? No por generación, sino por partición o participación en una misma naturaleza de cuerpo animal y alma espiritual.
9.2.- Incompletos el uno sin el otro Desde entonces varón y mujer estarán de alguna manera incompletos el uno sin el otro. Pero se reclamarán el uno al otro de manera disimétrica.
A él, sin ella, le falta una parte. A ella, sin él, le falta su todo.
9.3.- Siempre presente, junto al varón. kenegedô, delante de él, significa en realidad junto a él, presente siempre a su lado: ad-sistente, ad-vocata. “Amar – dice Joseph Pieper, es ponerse de cara al será amado y decirle: es bueno que existas”… Ambos son, el uno para el otro: Yo y Tú.
9.4.- Antes que mero auxilio pragmático, la ayuda que necesita el Adam varón, es la ayuda que es esa mujer misma puesta ante él. Su sola presencia com Tú lo revela a sí mismo en su existencia del varón como Yo. Ante ella termina de conocerse a sí mismo, ante ella como un bien deseado para sí mismo y se encuentra y conoce a sí mismo en su realidad frente a ella.
Y esto sucede, no sólo ni tanto – aunque también por eso – por una mera necesidad psicológico-afectiva, puramente sensible y terrenal, sino como algo que pertenece necesariamente a la condición de imagen y semejanza del Nosotros divino. Lo humano no es todavía humano si no es semejante a Dios Trino. Es una exigencia del designio divino sobre ambos a ser imagen y semejanza – sobre la tierra – del Nosotros divino
9.5.- Dios erigió en mujer la costilla del varón. El verbo hebreo banáh, significa construir. De esa misma raíz procede la voz ben, hijo, banat o bat, hija, boné, arquitecto, y quizás bayt, casa. Pero entre las múltiples traducciones de banáh conviene aquí que traduzcamos “erigir”. Erigió la costilla en Mujer. Como se erige un templo o una estatua o un monumento.
María guardaba todo en su Corazón como en un templo[26]. Pero en ella habitaba también, corporalmente, el Espíritu santo. La nube o sombra que la cubre, como la nube sobre la Tienda en el desierto, expresa lo que hay en su interior: la presencia divina, la inhabitación del Espíritu Santo.
EL NOSOTROS HUMANO UNO
IMAGEN DEL DIOS NOSOTROS UNO Y TRINO
9.6.- Con la aparición de la mujer se completa la imagen. Si lo último en la ejecución era lo primero en la intención, con esta creatura, se alcanza la imagen del Nosotros divino en un solo Nosotros humano. Como son uno solo entre sí y con el Padre, el Verbo y la Rúaj[27]. Juntos, el Conocimiento del Padre y la suspiro del amor que los une, son la Sabiduría del Padre. Conocimiento amoroso, y amor sin el cual no hay conocimiento perfecto de algo y menos aún de alguien.
9.7.- Se unirá a su mujer y serán una sola carne.- “por eso dejará el varón a su padre y a su madre y se adherirá con su mujer y serán una sola carne” (Gen 2, 25). San Juan Pablo II comenta: “¡Una sola carne! ¡Cómo no captar la fuerza de esta expresión! El término bíblico “carne” no evoca sólo el aspecto físico (sexuado) del ser humano, sino también su identidad global, de espíritu y cuerpo. […] Se trata de una unidad profunda que, de alguna manera, los convierte en un reflejo creado del “Nosotros uno” de las tres personas divinas”[28].
Con esta unificación de ambos en un solo nosotros, sin disturbio de pasiones sexuales desordenadas, se bajará el telón del primer acto sobre la obra divina lograda y culminada.
Sobrevendrá inmediatamente la tentación, la caída y el juicio donde se enumeran las penas consecuentes a la desobediencia culpable, pero también se anuncia el remedio. De todo lo cual tratan las exposiciones siguientes.
CONCLUSIONES
Hasta aquí he intentado, trabajosamente, explorar el misterio del designio divino sobre varón y mujer tal como me ha sido dado. A medida que uno atisba el misterio, resalta más el contraste entre la situación del varón y la mujer en este tiempo de la cultura gay y la ideología del género.
Se trata claramente de la negación del mensaje bíblico. He aquí algunas conclusiones.
10.1.- Sobre la relación originaria y su posterior alteración
La fisión del Nosotros y le desfiguración de la imagen. Lo que se ha dicho hasta ahora acerca de la mujer como complemento del varón no queda anulado por la caída original, pero obliga a un reexamen, depuertas adentro de la Iglesia antes que nada, del ejercicio de esa misión en la dispensación sacramental, mistérica, de la Nueva Alianza
10.2.- Cuando los modelos divinos se pierden de vista se erosiona la acción de la causa ejemplar.
Esto ya iba sucediendo en el mundo católico antes de que estallara en la anticultura dominante.
En lugar del Dios verdadero, varón y mujer se configuran de acuerdo a ídolos producidos por ideologías. Son modelos falsos que brinda el mundo: ídolos de cine, TV, universidad, mundo profesional, deportivo, familiar, vecinal… etc.
10.3.- Si venimos de nuevo al “mundo católico”, a pesar de las continuas exhortaciones a una nueva evangelización, el hecho de integrar en el kerigma y en la catequesis las verdades reveladas implicadas en mi exposición es algo que, a mi parecer, está por hacerse masivamente. La Iglesia es la Novia del Cordero y la Esposa de Cristo. (¡Por supuesto! Se dirá como suele suceder con todo lo que se confiesa pero no se cree). Pero está ante el juicio del Esposo cuyo amor, a juzgar por las siete cartas a las Iglesias, es un amor exigente y no se calla sus reproches.
10.4.- Multitud de bautizados ha olvidado el amor primero y vive una especie de adulterio técnico con el mundo. Más preocupados de vivir lo mundanalmente correcto que como la compañera que el Padre quiere brindarle a su Hijo Encarnado. Se diría que la iglesia de Laodicea vive como una viuda que olvidada de su esposo muerto se vuelve sobre sí misma y pacta simpatías con cortejantes mundanos.
10.5.- ¿Acaso el Hijo del Hombre, es decir el Verbo de Dios hecho hombre, se está quedado solo? ¿Acaso hoy, está esperando, como pocas veces en la historia pasada, que le abra la puerta el alma compañera? ¿Dónde está su compañera? ¿Cuándo venga el Hijo del Hombre, encontrará fe sobre la Tierra?
10.6.- El Espíritu Santo, Arquetipo divino de la Mujer, es el amor que inspira la obra de la creación. Es la luz del amor la que permite ver la bondad de las obras del Verbo. Es la paz que reposa en el bien logrado. La mujer tiene en la Rúaj su arquetipo divino, su vocación, el sentido de su existencia, el espejo donde mirarse, y el agente de su transfiguración y divinización. Por eso, ella padece la enemistad del Espíritu del mal que quiere configurarla a imagen del espíritu rebelde.
P. Horacio Bojorge, SJ
[1] El único texto bíblico inspirado es el escrito en su idioma original: hebreo y griego. Ninguna traducción moderna puede considerarse inspirada ni usarse con fuerza probatoria ni exegética en la interpretación ni en la presentación de las Sagradas Escrituras a los fieles.
[2] El adverbio comparativo ke pudiera ser considerado como una abreviatura de kemô unegdô = como ante él, como en su presencia, como en presencia de él)
[3] Esta visión bíblica de la persona que existe necesariamente en relación con otra persona, es la fuente de la filosofía de la alteridad de Martin Buber y otros filósofos judíos: ninguna persona existe independientemente de su relación con otras personas. Lo asombroso es que no apliquen esto al Dios único, que sin embargo debe tener relación dentro de su misma esencia sin perjuicio de su unidad esencial.
[4] Septuaginta porque se debe a setenta traductores judíos que tradujeron los libros sagrados en Egipto para los judíos de la diáspora
[5] Anfibologia: figura literaria o retórica: empleo intencional de un vocablo de doble sentido, con el fin de afirmar conjuntamente sus dos significaciones. Por ejemplo la preposición griega aná que puede significar ‘de nuevo’ o ‘de lo alto, encima, arriba’ en las palabras de Jesús a Nicodemo (Juan 3, 3.6) debería traducirse “hay que nacer de nuevo y de lo alto”, sin optar por uno de los dos sentidos sino afirmándolos válidos a la vez.
[6] Wayy’ómer Yahwéh Elohim lo’ tov heyôt ha’adam levaddô // neceséh lô cézer kenegdô
[7] Targum se le llama a las traducciones de los textos del Antiguo Testamento, del hebreo original al arameo.
[8] Targum Neophyti del Pentateuco Alejandro Diez Macho traduce directamente: “le haré una compañera semejante a él” Gen 2, 18
[‘cvd lyh zug kd nfq byh = acbad lo zug cad nafaq bih] (cavad; haré // lyh para él, // zug compañera, par // zéveg: matrimonio // kad: como // nafaq: semejante / byh a él) Lo mismo se lee en Targum Yerushalayim ( = Jonathan), Gen 2,18 compañera semejante a él:
[9] En hebreo davar, en arameo memrá
[10] Levadó de la raíz badad, ser uno solo, estar separado. soltero
[11] Lib. 10, Cap. 11, nº 19 p. 1029
[12] Comenta el Rashí: “Voz ambivalente puede significar dominación o decadencia. Si es de la raíz radáh: someter, regir, dominar, yirdú = dominarán. Si de la raíz yarad: caer, descender, decaer. “Si el hombre es virtuoso domina a la bestia. Si no es virtuoso, desciende más bajo que la bestia y la bestia lo domina”. Es decir, lo que es carnal y animal en él domina lo que hay de racional. El varón debe comenzar por gobernar su propia carne.
[13] 1, 26 [wayyo’mer ‘Elohim: nacaséh ‘adam betsalménu kidemuténu weyirdú bidegát hayyám uvecôf hashamáyim uvekol jayáh haroméshet cal-ha’arets]
[14] Llamado quiasmo
[15] Es conveniente notar que el Espíritu Santo, se llama en hebreo Rúaj, a menudo junto al epíteto qedosháh = santa: Rúaj haqedosháh.
+ Cuando el sustantivo hebreo Rúaj designa al Espíritu divino, es de género femenino.
+ Cuando designa cualquier fenómeno natural como un viento físico o cualquier otro movimiento, o la respiración, o el alma humana, es de género masculino.
[16] Sto. Tomás de Aquino, Prólogo a los cuatro libros de las Sentencias de Pedro Lombardo.
[17] Sto. Tomás de Aquino, citando a Aristóteles en el Prólogo a la Summa Contra Gentiles,
[18] No es posible insertar aquí la demostración de esto que deriva de la parábola del Sembrador. Lo he expuesto en el libro “Salió es sembrador a sembrarse. La divina regeneración y la vida filial” Ed. Lumen, Buenos Aires – México 2016. El secreto escondido en parábolas y revelado a los hijos, es precisamente la divina regeneración. La más misteriosa ordenación divina de lo que existe.
[19] Séder, orden, protocolo a seguir, ritual del rito litúrgico y sus oraciones y bendiciones
[20] Como dice la oración latina: “Actiones nostras quaésumus Domine, aspirándo préveni et adjuvando proséquere ut cuncta nostra oratio et operatio a te semper incipiant, et per te coepta finiantur” = Te suplicamos Oh Señor que inicies inspirándolas nuestras acciones, con tu ayuda las continúes, para que tanto nuestras oraciones como nuestras obras tengan siempre en ti su comienzo y, comenzadas por ti, por ti también culminen.
[21] Según el texto masorético
[22] Como se dijo anteriormente el Targum Neophity nos ha conservado una versión anterior del actual texto masorético. En el texto masorético “el Espíritu de Elohim revolotea (merajéfet) sobre las aguas”. En el texto hebreo hoy desaparecido pero que nos ha conservado su traducción al arameo se leía: “y un espíritu de amor de la presencia de Yhw, soplaba en las aguas”. El amor de Dios impregna la materia que el Verbo va a transformar y ordenar y la dispone para ser ordenada.
[23] Lo que en teología se ha dado en llamar circumincesión
[24] Josef Pieper, Las Virtudes fundamentales, Ed. Rialp – Quinto Centenario, Madrid – Bogotá, 1988; Amor, págs. 448
[25] Hace años di una charla a los docentes del Colegio San Francisco Javier (Mendoza) sobre educar en sabiduría y allí me extendí en contar la experiencia que dejó relatada en su diario Susana Seeber de Mihura.
[26] Antonio Machado escribió “Yo amé lo que ellas pueden tener de hospitalario”
[27] Al Espíritu Santo se lo designa en hebreo con la palabra Rúaj, en género femenino cuando se refiere al Espíritu de Dios. En masculino cuando es cualquier otro soplo o espíritu como el aliento, el viento, etc.
[28] Carta a las Familias, 2 febrero 1994, Nº 8.
Es magnífico, especialmente 3n los tiempos que estamos viviendo en donde los malos pastores están confundiendo al rebaño.
¿En dónde estará a la venta el libro?
Está por salir. Puede ponerse en contacto con el teléfono que dejamos en la post-data de esa entrada.
Muchas gracias, esperaré. Vivo en Guatemala y mis llamadas salientes gratis solo llegan a Colombia.
Hola hermanos.
Ojalá «varón y mujer» pudiera conseguirse por Amazon, para quienes radicamos en norte América.
Magistral analisis del Padre Bojorge SJ, un intelecto preclaro que, munido con la espada del conocimiento, quita el velo demoniaco de la «mundanidad» prepotente.
Muy bueno el texto. De verdad me gustaría leer el libro.
Perdón, debí colocarlo en el comentario anterior, Puedo mandar una copia a mis hermanos?