Marie Antoinette, “el caballero Adams”
Divorcio en puerta
En la gloriosa serie de heroínas de las guerras de La Vendée, otro caso no menor, fue el de Marie Antoinette Pétronille Adams, más conocida como el “caballero Adams”, donde se entremezcla la venganza y el desacuerdo conyugal junto a la fidelidad al rey y el amor a Dios.
Nacida en 1763 en un hogar humilde de Chantonnay, fue protegida por la noble familia Lespinay que le otorgó la dote para poder casarse con un comerciante de Puybelliard llamado Lainé. El matrimonio de Marie Antoinette marchó mal desde el principio, debido a las diferencias entre los cónyugues, que la Revolución acentuó y el levantamiento hizo patentes…
En efecto, cuando estalló la insurrección en marzo de 1793, la discordia fue completa y terminó rebalsando el vaso. Lainé se reafirmó “patriota republicano” y su esposa “católica monárquica”. Su marido, viendo los avances y éxitos vendeanos, temió pagar caro sus dichos públicos en favor de la Revolución, y abandonó el hogar alistándose en el ejército republicano de Roynard. Se sabe que participó en la toma de La Rochelle donde los azules quedaron como dueños y señores del lugar.
Simultáneamente, sus compatriotas incendiaban la casa de Lainé a causa de la posición monárquica de su mujer. A Marie Antoinette no le quedó mucha opción; sin nada encima se unió a los contrarrevolucionarios, habiendo jurado previamente sobre las cenizas del hogar, hacerle pagar caro a la República su felicidad perdida y sus bienes destruidos.
¡La tenemos rodeada!
Se vistió de varón y, ciñéndose una pistola a la cintura, se fue a caballo hasta el campo de l’Oie, donde estaba el Gral. Sapinaud de la Verrie comandando el ejército del Centro. Alta y fornida se presentó a su jefe de modo directo: “General, soy una mujer, pero no temáis, tengo la valentía y la fuerza para combatir como un hombre: ¿querría usted servirse de mí para disparar?”
Gral. Louis Célestin Sapinaud de la Verrie
Atónito, Sapinaud la observó bien… era una joven decidida que tenía la apariencia de pelear como un bravo, y a pesar de su fastidio por alistar mujeres en la tropa, no solo la enroló sino que le donó un sable, incorporándola a la caballería que estaba organizado. Tal como lo había prometido, peleó virilmente y su intrepidez le valió el sobrenombre de “Chevalier Adams”. Además prestó servicios de mensajera secreta, especialmente en Châtillon, donde el consejo superior tenía su asiento.
Se cuenta que en la primera batalla de Luçon que lidiaron las tropas de Sapinaud, el 28 de junio de 1793, Marie Antoinette fue una de las que aseguró la retirada del ejército vencido. En un momento dado, se encontró aislada de sus camaradas con tres republicanos que la rodeaban. A punto de atraparla, giró bruscamente el caballo y con su pistola le voló los sesos a dos soldados que ya le caían encima. El caballo del tercero se asustó y salió al galope tirando al piso al republicano que quedaba. Fue el momento justo para huir y unirse a tiempo a las tropas vendeanas sin que nadie pudiese imaginar lo sucedido.
Firme como estaca
La participación militar de la heroína fue muy corta y terminó poco después de la muerte de Sapinaud. Previendo lo peor, luego de la derrota de Cholet, Marie Antoinette se negó a atravesar el Loire y decidió volverse a Puybelliard, para retomar sus ropas femeninas en el antiguo comercio. Sin embargo, su propósito no logró extenderse mucho: a fines de noviembre de 1793, algunos vecinos la identificaron y denunciaron como “enemiga de la República”.
La municipalidad de Chantonnay, habiéndose enterado que “una mujer que se hacía llamar el caballero Adams” había adquirido verdadera celebridad en el ejército de los rebeldes y vivía nuevamente en Puybelliard, dio la orden de arrestarla. La encerraron en una prisión y pronto debió comparecer ante el fiscal público, Sr. Dupuy con asiento en Fontenay-le-Peuple.
El tribunal fue inflexible con semejante prontuario: “En nombre de la Ley. El 1 del mes de la nieve del año II de la República (21 de diciembre de 1793) considerando que Marie Antoinette Pétronille Adams, de 30 años, acusada de haber estado a la cabeza de los bandidos, está convencida de haber participado en las revueltas y levantamientos que tuvieron lugar en la Vendée, de haber montado vestida de hombre con un cinturón blanco (color monárquico) en la guardia de Pont-Charron, de haber obligado a todo particular a llamarla ‘el caballero Adams’, de haber utilizado la escarapela blanca, de haber ido a Châtillon, Mortagne y otros lugares ocupados por los rebeldes, para anunciar que su marido y su familia eran unos ‘canallas patriotas’ y que ella iba a tomar posesión de sus bienes, de haber tomado toda la mercadería de su suegra, de haberse llevado todos los muebles y animales a la parroquia Saint-Paul, de haber ofrecido una suma de 4000 libras a los bandidos para cortar la cabeza de su marido; en una palabra, de haber tomado las armas contra la República y de comportarse siempre como una bandida. En consecuencia, su accionar se encuadra dentro de la ley del 19 de marzo de 1793 que pena con la muerte a susodichos individuos. Por lo tanto, la Comisión militar condena a Marie Antoinette Pétronille Adams, esposa del Sr. Lainé, a ser fusilada en el plazo más breve posible y sus bienes confiscados en provecho de la República. Hecho y cerrado el presente proceso, los días y meses y año susodicho, Sr. Baussay, Presidente. Sr. Lafaye, Sr. Faurès, jueces”.
Escuchó la sentencia con la cabeza bien erguida, sin quebrarse en ningún momento. Esa misma tarde fue conducida al patíbulo, murió de pie, valientemente, como había combatido y gritando entre las balas: “¡Viva el rey!”.
Todavía hoy la plaza central de su pueblo natal, Puybelliard, lleva el apodo de guerra de la heroína, como para no dejarla pasar inadvertida.
Hna. Marie de la Sagesse, S.J.M.
Bibliografía consultada:
http://www.vendeensetchouans.com/albums/les_plaques_de_rues_vendeennes/photos/90497671-image_13.html
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Interesante historia
Desde Perú, nuestro reconocimiento y gratitud a la hermana Marie de la Sagesse, por presentarnos a través de esta serie de heroínas, verdaderos ejemplo a seguir frente a lo que está por venir…
Un escrito muy inspirador!