Dalí, la muerte de un niño y el «Ángelus» de Millet

Reproducimos partes de este artículo enviado por uno de nuestros lectores, acerca de uno de esos cuadros más cautivantes de la pintura francesa. La historia sí permite entender el por qué, luego de ver el cuadro, muchos de nosotros conmovidos ante la imagen.

Que lo disfruten para,

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE


El Ángelus de Jean-François Millet

Fuente: Arquitectura y cristianismo

Pocas pinturas han logrado expresar el sentido de transcendencia del hombre como “El  Ángelus”. Este genial lienzo es obra del pintor francés Jean François Millet (1814-1875). 

Autorretrato de J. F. Millet.

Millet fue el primogénito de un matrimonio de campesinos de la región francesa de Normandía. Creció en un ambiente de pobreza y de falta de oportunidades educativas que debían haber condenado a Millet a convertirse en un campesino más, como el resto de su familia y entorno. Pero la providencia quiso que dos sacerdotes de aldea se convirtieran en sus maestros, atraídos por el potencial creativo de Millet. Desde joven ya destacaba por sus aptitudes para el dibujo y, gracias a ello, obtuvo una beca otorgada por su municipio, Gruochy, para viajar a París a formarse artísticamente.

El París del siglo XIX era el epicentro mundial del arte. Allí Millet se matriculó en la Escuela de Bellas Artes bajo la tutela de Paul Delaroche y frecuentó el Museo del Louvre para poder observar en vivo las obras de todos los grandes maestros de la pintura.

La personalidad de Millet destacaba por su humildad, por el amor a sus raíces campesinas y por su religiosidad. No le interesaban los grandes movimientos revolucionarios ni las teorías filosóficas tan en boga en su época, como sí les interesaban a la mayoría de los artistas de su tiempo. Millet prefería tratar temas aparentemente triviales tales como paisajes naturales y de temática campesina. Sin embargo esta supuesta trivialidad es engañosa. “Lograr que lo trivial sirva para la expresión de lo sublime” afirmaba Millet. Sin duda, el suyo es un testimonio de cómo la belleza salva de la ideología. Un mal que padecemos aún en nuestros días.

Las espigadoras (Millet, 1857).

Para Millet el arte pictórico se encontraba a la deriva: “La decadencia empezó cuando se llegó a creer que el arte, a pesar de que se inspira en la naturaleza, era el bien supremo; se propuso al artista como modelo y objetivo, sin considerar que su mirada está puesta en lo infinito”.

Las cosechadoras en descanso (Millet, 1853)

Millet busca mostrar en sus lienzos la Belleza que es capaz de salvar al hombre. Su mirada es penetrante, como la de algunos santos. Llegó a ver en lo más pequeño la inmensidad absoluta: “Hay quienes me dicen que niego los encantos del campo, y yo encuentro en él mucho más que encantos: esplendores infinitos. Al igual que ellos, veo las florecillas de las que Cristo decía: “os aseguro que ni Salomón, en toda su gloria, vistió nunca como una de ellas””.

Millet siempre fue fiel a su modo de entender la pintura, aunque significara a cambio pasar grandes estrecheces económicas, como las que padeció toda su vida. Solamente en su última etapa obtuvo algún reconocimiento por parte de la crítica y cierto grado de popularidad social. Falleció en 1875, en Barbizón a la edad de 61 años.

Pastora con su rebaño (Millet, 1864)

Como sucede con todos los grandes pintores de la historia, su arte influyó en gran cantidad de pintores posteriores. Respecto a su estilo, su sentido armónico de la composición, sumado a sus pinceladas extremadamente precisas, se pueden ver reflejados en pintores como MonetPissarro o Seurat. Su manejo de la luz así como el gran número de lienzos realizados al aire libre sirvieron de inspiración para los futuros impresionistas. Pero si tuviéramos que destacar su influencia en un único pintor, ese seria sin duda Vincent Van Gogh.

Para el pintor holandés, Millet fue su referencia absoluta, tanto en el aspecto artístico como en el espiritual. Le consideraba como el artista que abrió el camino a nuevas formas de expresión cargadas de autenticidad, fuerza e impregnadas de la originalidad propia de la naturaleza como reflejo de Dios.

Descanso al mediodía (Millet, 1866)

Descanso al mediodía (Van Gogh, 1890)

El cuadro de “El Ángelus” fue motivo de obsesión enfermiza por parte de Salvador Dalí. Llegó a afirmar:  “En junio de 1932 se presenta de súbito en mi espíritu, sin ningún recuerdo próximo ni asociación consciente que permitan una explicación inmediata, la imagen del ángelus de Millet (…) se convierte para mi de súbito en la obra pictórica más turbadora, más enigmática, la más rica en pensamientos inconscientes que jamás ha existido”.

               

Reminiscencia arqueológica del Ángelus (Dalí, 1935)                                 El Ángelus de Gala (Dalí, 1935)

A partir de entonces Dalí hará innumerables reinterpretaciones de “El Ángelus” e incluso escribirá el ensayo “El mito trágico del Ángelus de Millet” analizando la obra por medio del famoso método paranoico-crítico

“El Ángelus” de Millet es un cuadro de pequeñas dimensiones (66 cm de alto por 55,5 cm de ancho) realizado entre los años 1857 y 1859. Está realizado en óleo sobre lienzo y en la actualidad se encuentra en el Museo D´Orsay de París.

El Ángelus (J.F. Millet, 1857/59)

«El Ángelus” representa la escena de una pareja en medio de un llano de tierra árida, poco fértil; en la  cual detienen sus labores de campo para rezar el Ángelus al escuchar las campanas procedentes del campanario que aparece al fondo del cuadro. En 1865, Millet afirmará: “El Ángelus es un cuadro que he realizado, pensando en como, trabajando antaño en el campo, a mi abuela no se le escapaba, cuando oía tocar la campana, de hacer que nos detuviéramos en nuestra labor para rezar el ángelus”. Vemos como Millet refleja su admiración por la gente sencilla del mundo rural, por su religiosidad sincera e inherente a su quehacer diario.

El Ángelus (J.F. Millet 1957/59)

La pareja de campesinos permanece en penumbra, mientras la luz ilumina tenuemente sus gestos y posturas, subrayando su actitud orante. De este modo consigue crear un profundo sentimiento de recogimiento. Al fondo se aprecia, iluminada por una luz dorada, una aldea en la que destaca la torre del campanario de la iglesia.

Lo que nadie podía sospechar es que la composición de “El Ángelus” actual no coincide plenamente con la primera composición que realizó Millet. Entra de nuevo en escena la figura de Salvador Dalí. El pintor de Figueras siempre manifestó haber percibido un halo de tristeza y muerte en el cuadro de Millet, algo que iba más allá de la diaria oración del Ángelus. Preguntaba a todos sus amigos y conocidos si también eran capaces de percibir esa atmosfera de óbito en la obra, pero nadie era capaz de percibir nada que no fuera una pareja de labriegos haciendo una pausa para rezar.

Como hemos dicho anteriormente, esta obra llegó a obsesionar de tal manera a Dalí que decidió profundizar en su investigación. Consiguió, gracias a sus influencias, que el lienzo de Millet fuese analizado con rayos X y…. ¡apareció la sorpresa! Se descubrió un dibujo previo debajo del actual cesto de patatas: revelaba la forma de un pequeño féretro o canasto que parece contener el cadáver de un bebé de pocos meses, por cuya alma estarían rezando los campesinos.Radiografía realizada al Ángelus de Millet por el laboratorio del Louvre.

Dalí confirmó su hipótesis cuando consiguió mantener una conversación con un amigo de Millet, el cual le confesó que el pintor francés en un primer momento había pintado el diminuto ataúd de un bebé. Debido a la mala acogida que tuvo por parte de las primeras personas a las que Millet enseñó su obra, decidió eliminar la carga dramática de la escena que causaba tal rechazo y optó por sustituir el pequeño féretro por un cesto de patatas.

¿Acertó en el cambio? En un principio podríamos pensar que sí, dado el gran éxito posterior que tuvo la obra, llegando a convertirse en un icono pictórico mundial. Nunca sabremos lo que habría pasado de haber mantenido su planteamiento original. Lo que sí es cierto es que, una vez conocida la historia de detrás del cuadro, es difícil mirar “El Ángelus” de la misma manera que antes, sin ver más allá de ese cesto de patatas, la tristeza de unos padres ante la muerte de su propio hijo y la Fe limpia y sencilla que en lugar de desesperación y amargura es capaz de transmitir sosiego y paz, más allá del dolor y de la muerte.

Fuente: Arquitectura y cristianismo


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5 comentarios sobre “Dalí, la muerte de un niño y el «Ángelus» de Millet

  • el enero 25, 2021 a las 10:04 am
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    Acierto total! Bravo!!

  • el enero 25, 2021 a las 11:15 am
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    La contemplación de la belleza, como lo explicaba Von Balthasar, está ontológicamente ligada al Ser creador, se refleja en lo creado como esplendor de la verdad. Así, de tal modo que adquiere consistencia y concreción. No es una realidad efímera y transitoria, es algo que mueve éticamente la libertad del hombre. Dalí aún sin ver con los ojos de carne, contempló en su espíritu algo más profundo en la obra de Millet. Desvelar el féretro escondido tuvo para el pintor catalán, un fuerte impacto que tenía raíz desde su infancia. Cuando Dalí era muy pequeño, sus padres le confesaron que había tenido un hermano que murió muy pequeño a causa de una meningitis, de nombre Salvador y sus padres le contaron que él, en realidad, era la reencarnación de su hermano. Esta revelación le causó tal trauma, que encontró en el arte la forma de expresar al mundo, el sufrimiento propio y su obsesión por la muerte.

    Un saludo fraterno, querido P. Javier O.

  • el enero 26, 2021 a las 10:46 am
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    Maravillado con este post, conmueve y transmite una sensibilidad que solo puede provenir de nuestro Creador, ¡muchas gracias!

  • el enero 26, 2021 a las 12:12 pm
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    Divinidad y belleza, un post conmovedor de la total sesibilidad de Millet

  • el enero 28, 2021 a las 12:37 am
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    Interesante historia. Me gusta el arte, de hecho pinto, por supuesto lejos de lo que han sido estos grandes artistas. Me agrada eternizar algo bello en una pintura o en una fotografía. Cierto que todo lo bello deja entrever la belleza de Dios.

Comentarios cerrados.

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