Fátima: ¿Fue realizada la consagración de Rusia? Estado de la cuestión (4-4)
La Ostpolitik
¿Por qué es tan difícil hacer lo que Nuestra Señora pidió? ¿Por qué el Papa (junto con los obispos) no consagra a Rusia «de nuevo» nombrándola de una vez por todas para terminar la discusión? Sencillamente porque la consagración solicitada parece estar en desacuerdo con la dirección de la Ostpolitik del Vaticano, línea política promotora de una coexistencia[1] y distensión pacífica entre cristianismo y ateísmo, es decir entre el Vaticano y los gobiernos comunistas, concretada a través del Party Line[2], es decir la sepultura del carácter profético de Fátima en el pasado y cuanto mucho su reducción a un mero pedido de oración y penitencia.
El intento de separar a los católicos de la obediencia a Roma fue la obsesión de los marxistas, que procuraron formar una especie de Iglesia patriótica, cercana al Partido Comunista, cuyas autoridades se reservaban el nombramiento de los obispos, aceptados en última instancia por el staff vaticano, como acaba de suceder en China.
El ya citado Monseñor P. Hnilica[3], que se opuso a la Ostpolitik desde su juventud, sufrió las penurias de un campo de concentración y conoció los manejos para sustituir al primado de Checoeslovaquia, Cardenal J. Beran (1888-1969), advirtió al Papa que el presunto éxito de la diplomacia vaticana era en realidad un éxito para el régimen comunista, que, al conseguir exilar y sustituir a un prelado fiel, se libraba de problemas internacionales desagradables sin ceder en nada substancial[4].
Esta condescendencia había comenzado en tiempos de Pío XI y se había ido agravando sucesivamente a partir del llamado Pacto de Metz[5], entre el Cardenal TIsserand y el metropolitano ortodoxo ruso Nikodim, en virtud del cual no se trató del comunismo en el Concilio. Se agravó en 1973, con la aceptación sin resistencia de cuatro obispos propuestos por el régimen comunista checo y la destitución, por parte del Papa Paulo VI, del primado de Hungría, Cardenal Mindszenty el 18 de noviembre del mismo año. En 1988, la escandalosa presencia del Cardenal Casaroli[6], por entonces Secretario de Estado, en Moscú y no en la perseguida y fiel Ucrania, para la conmemoración del milenario del cristianismo eslavo, contribuyó a consolidar la misma orientación[7] aun cuando el Vaticano haya modulado su Ostpolitik desde la caída de B. Yeltsin[8] y el ascenso de V. Putin[9] que alentó la resurrección oficial de la ortodoxia rusa.
Sin embargo, en el tema de la consagración de Rusia, la Secretaría de Estado no ha variado su criterio. De hecho, aun hoy un poderoso estamento dentro de la Santa Sede no tolera la conversión por constituir un acto de “proselitismo”[10] contrario a su pretensión ecuménica. Dicho staff ve, entre las posibles consecuencias, un cambio del eje de poderes en Europa, sumado a un creciente poderío social, económico y militar de la Federación Rusa, bisagra entre Europa y Asia, insoportable tanto para los EEUU como para los promotores de la globalización secularizante.
Llama la atención que quienes más pusieron en tela de juicio los pedidos de la Santísima Virgen a sor Lucía, sean paradójicamente los que más teman a sus palabras, y por lo tanto más se opongan a su acabada realización por parte del Romano Pontífice. Si realmente estuviésemos ante meras fabulaciones de una monja campesina, no se entiende qué peligro para la moderna estructura de poder mundial podría representar, por solemne y litúrgico que fuese, un “acto administrativo” más, en la agenda papal ya habitualmente saturada de actos en principio de mayor trascendencia diplomática. ¿O acaso será que los que no creen tienen más “fe” que aquellos que deberían creer, y realmente saben que perderían, por la requerida Consagración de Rusia, el enorme poder conquistado en siglos de laboriosas maquinaciones?
De acuerdo con el testimonio del cardenal Cordes, sería justamente este núcleo mundialista y antimariano el que habría disuadido al Santo Padre de la conveniencia de mencionar de manera explícita a Rusia en el texto consacratorio, motivando el ya mencionado “agregado” de Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984, con seguridad referido veladamente a Rusia[11]. Así no sería inconveniente conjeturar que la indiscutible buena voluntad de Juan Pablo II[12] pueda haber obtenido del Cielo no la conversión de Rusia mas sí los cambios observados en ella[13] y en varios países de raíz fundacional católica que pertenecieron al Pacto de Varsovia, como Polonia o Hungría. Estas naciones muestran en la actualidad[14] una resurrección casi impensada, cuando se las creyó aniquiladas, adjetivo que ahora parece aplicarse a las del occidente apóstata con una dirigencia casi suicida.
En realidad, tanto Pío XII como Juan Pablo II cumplieron con el pedido de Nuestro Señor hecho a Alexandrina María da Costa en Belasar, alcanzando así la abreviación de la II guerra mundial y la caída del muro de Berlín, aunque no aun la paz prometida que esperamos entre guerras y rumores de guerras que han crecido notablemente. También Nuestra Señora de Fátima y Rusia siguen esperando, pues aun después de estas “casi consagraciones”[15] no parece haber aun indicios ciertos de conversión a la Fe católica en la Rusia ortodoxa y cismática, donde hasta hoy la segunda religión es el islam, seguido por un conjunto de denominaciones protestantes, mientras que el catolicismo permanece todavía fuera de las religiones autorizadas (ortodoxa, protestante, musulmana y budista) e igualado en número a sectas menores como la de los mormones.
Por ello, el P. claretiano J. M. Alonso, experto oficial nombrado por el obispo de Leiría, estima que se trata de pedidos distintos y que de ninguna manera debe pensarse que el de Alejandrina excluya al de sor Lucía, antes bien parece haber sido un remedio temporario y parcial dado por el Señor en su infinita misericordia ante las terribles consecuencias del incumplimiento de lo mandado en Fátima[16].
Es de maravillarse que el cielo se someta al orden humano tolerando una política que no es la más deseable ni acertada y resulta tan dañosa para Europa y el mundo. Pero, ¿hasta cuándo lo hará?
La alternativa a la inobservancia del designio divino la constituyen la expansión de los “errores de Rusia” y un “gran castigo” todavía diferido por retener Nuestra Señora la espada del Ángel que en la visión clama tres veces: ¡Penitencia!!! El mismo había sido anunciado por sor Lucía en el curso de una sonada conversación con el entonces vicepostulador de la causa de beatificación de Francisco y Jacinta, el P. Agustín Fuentes: “Dios va a castigar al mundo y lo va a castigar de una manera tremenda. El castigo del cielo es inminente (…) Mi misión no es indicarle al mundo los castigos materiales que ciertamente vendrán sobre la tierra, si el mundo antes no hace oración y penitencia”[17].
Más tarde en Akita, Japón, en una serie de en apariciones y locuciones desde su imagen lacrimante reconocidas por el obispo diocesano y consideradas por el Cardenal Ratzinger como “esencialmente la misma cosa” que Fátima, Nuestra Señora le manifestó a la Hna. Agnes Sasagawa el 13 de octubre de 1973: “Si los hombres no se arrepienten y no se mejoran ellos mismos, el Padre infligirá un terrible castigo sobre toda la humanidad. Será más grande que el Diluvio, tal como no se ha visto antes. El fuego caerá del cielo y destruirá una gran parte de la humanidad, tantos los buenos como los malos, sin perdonar sacerdotes ni fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que os quedarán serán el Rosario, y el Signo dejado por mi Hijo. Rezad las oraciones del Rosario todos los días, por el Papa, los obispos y los sacerdotes. La obra del diablo se infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal modo que se verá a cardenales contra cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y obstaculizados por sus hermanos en el sacerdocio. Iglesias y altares serán saqueados. El demonio empujará a muchas almas consagradas a dejar el servicio del altar” [18].
¿Qué podemos y debemos hacer?
“Mala praevisa minus feriunt” (los males previstos provocan menos heridas), porque tenemos la posibilidad de recurrir a la oración, a la penitencia y a la conversión sincera. Hoy no puede hacerse más que esto, pero subsiste la esperanza: “Al final mi Corazón Inmaculado triunfará”, pero después de una gran confusión y tribulación.
Rogar, rezar el Rosario, sacrificarse, hacer penitencia y expiación como han pedido Nuestro Señor y Nuestra Señora para que el Santo Padre, este u otro, realice en ceremonia pública con todos los obispos de la Iglesia Católica la consagración de Rusia a Su Corazón Inmaculado, mencionando expresamente a esta nación y cumpliendo con este gran y urgente exorcismo[19] requerido para su conversión, para la salvación de las almas y para la atenuación del gran castigo. Han transcurrido casi 90 años desde el pedido de Tuy y las circunstancias se vuelven cada día más apremiantes. Cada vez se hace más tarde, “demasiado tarde”.
Prof. María Delia Buisel
Pbro. Dr. Víctor Agustín Sequeiros
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Fatima. Estado de la cuestión. LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA (Sequeiros. Definitivo)
[1] Coexistencia que ha manejado el Kremlim a su favor, por lo menos hasta 1989 como Westpolitik con nulas o escasas concesiones en lo religioso, aunque sí en otras esferas. El vocablo Ostpolitik comienza a emplearse en 1969 con Willy Brandt, pero en la práctica estaba precedido por los lineamientos y obrar vaticanos.
[2] “The Party Line generally consists of a Big Lie, in this case, as we shall see, the reduction of Fatima to a prophecy already fulfilled and a mere call to prayer and penance”. En: Ferrara, Ch. A. False friends of Fatima, New York, Good Counsel Publications, 2012, p. 42.
[3] de Mattei, R. “Opositores de la Ostpolitik: monseñor Pavol Maria Hnilica (1921-2006)” en Adelante la Fe, 23-02-2018.
[4] Así las tiranías comunistas tras el telón de acero prolongaban por medios “diplomáticos” el calvario otrora más violento de la Iglesia del silencio. No olvidemos el de los Cardenales A. Stepinac, detenido en 1946 y muerto en 1960 sin querer abandonar a sus feligreses croatas; J. Slipyj, metropolitano de Lvov (Ucrania), encarcelado en 1945, liberado en 1963 con obligación de exilio; J. Hossu, rumano quien se negó a exiliarse y murió en su tierra, destino semejante sufrió su sucesor, A. Todea, aprisionado y liberado con prohibición de ejercer su ministerio, lo que no obedeció haciéndolo desde la clandestinidad; en Checoeslovaquia después de cerrar todo lo que fuera católico, los Cardenales J. Beran, F. Tomasek, J. Korek y M. Ulk ejercieron sucesivamente su ministerio desde la cárcel o la clandestinidad, extinguidas todas las instituciones de la Iglesia. Para ellos y tantos otros la conspiración del silencio era la praxis de Occidente.
[5] Sinke Guimarães, A. “The Pact of Metz” en Catholic Family News, September 2001; de la Cierva, R. Oscura rebelión en la Iglesia, Barcelona, Plaza y Janés, 1987; Madiran. J. L’accord de Metz ou pourquoi notre Mère fut muette, Versalles, Via Romana, 2007. También lo denunció el R.P. N. Gruner, quien inició un calvario personal por su oposición al mismo y por reclamar hasta su muerte la consagración de Rusia, cf. Alban, F. Fatima priest, New York, Good Counsel Publications, 1997, chap. 9, pp. 92-105.
[6] Mons. Agostino Casaroli (1914-1998) entró en la Secretaría de Estado en 1940 y fue sucediéndose en diversos cargos hasta llegar a Secretario de Estado; considerado el artífice de la Ostpolitik, sobre todo bajo los pontificados de Juan XXIII y Paulo VI, culminó su accionar después de la salida del Cardenal Villot con su designación como cardenal por Juan Pablo II hasta su renuncia y reemplazo por el Cardenal A. Sodano.
[7] Cf. Floridi, A.U., SJ. Moscou et le Vatican, Paris, France-Empire, 1979. Sovietólogo por excelencia, relevado por sus artículos de La civiltà cattolica, el autor fue un crítico agudo y enérgico de la Ostpolitik vaticana. Véase el artículo que le consagra R. de Mattei: “Opositores de la Ostpolitik: el padre Alessio Ulisse Floridi (1920-1986)”, en Correspondencia Romana, 3 de marzo de 2018 (https://es.corrispondenzaromana.it/opositores-de-la-ostpolitik-el-padre-alessio-ulisse-floridi-1920-1986/).
[8] Al caer el muro de Berlín, la disgregación del bloque soviético fue iniciamente aprovechada por una oligarquía financiera aplicada a saquear el país, Cf. Fr. F. M. des Anges, Op. cit., p. 436.
[9] Adepto a una «real politik” y no a una ideología internacionalista. Cf. Blot, Ivan, La Russie de Poutine, Bernard Giovanangeli Éditeur, 2016, con prefacio de Philippe de Villiers. Véase la minuciosa y prolija reseña de este libro realizada por el R.P. Alfredo Sáenz: “Vladimir Putin, una política sorprendente” en Gladius nº 101, 2018, pp. 29-43.
[10] Horvat, M. T (2001). “The myth of a converted Russia exposed” en Catholic Family News nº 3.
[11] Antonio Borelli Machado precisa que “Juan Pablo II hizo repetidas veces la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María. La que más se aproximó de las condiciones requeridas por la Madre de Dios fue la del 25 de marzo de 1984, en la cual, no obstante, constreñido por las trabas de la Ostpolitik vaticana, no pronunció el nombre de Rusia, aunque —según declaró— la hubiese incluido mentalmente en la consagración” (https://www.tesorosdelafe.com/articulo-1221-por-que-el-tercer-secreto-de-fatima-no-fue-divulgado-en-1960 ).
[12] En este sentido, el P. Ramiro Sáenz sostiene que “estrictamente y literalmente la consagración pedida no se ha realizado. Ni en cuanto al tiempo ni en cuanto a las condiciones reiteradamente recordadas. Esto es obvio (…) De todas las realizadas por los papas, la de San Juan Pablo II es la que más se aproxima y ha tenido sus efectos manifiestos. Esto también es obvio y así lo advirtió el mismo pontífice expresamente”. Sin embargo, al admitir sin cuestionamientos la carta no autógrafa del 29 de agosto de 1989 considera “un elemento accidental” la mención expresa de Rusia y abre la puerta a la hipótesis de que “podría afirmarse que las condiciones se han ido cumpliendo acumulativamente por los papas”. No obstante, piensa que “queda pendiente hacerla de modo completo” (Op. cit…, pp. 273- 274).
[13] Amén de los cambios políticos posteriores al ’89, el P. Gérard Mura cuenta que justamente el 13 de octubre de 1960, en el curso de unas jornadas de adoración y reparación multitudinaria promovida por Mons. Venancio, obispo de Fátima “para que se quiebre el poder del comunismo”, Kruschov se vio obligado a desistir de sus amenazas bélicas inmediatas al estallar un misil de propulsión atómica que mató a más de 300 científicos y militares soviéticos (Fátima Roma Moscú, Santiago de Chile, A. Molina Flores, 2005, pp. 82-85). Asimismo, mientras el Papa consagraba el mundo en San Pedro, refiere el P. Georges de Nantes que, en plena escalada bélica, “el 13 de mayo de 1984 una gigantesca explosión seguida por un incendio de cinco días de duración devasta la base naval y el arsenal de Severomorsk, destruyendo el 80 % de los cohetes ahí almacenados” (“Mikhail Gorbatchev. ‘Le maître de la Terre’”. En: CRC au XXe siècle, Oct-Nov.1990, p. 1).
[14] No de inmediato a 1989, porque el gobierno de B. Yeltsin mostró la culminación de la decadencia política, social, económica y sobre todo moral (aborto, homosexualidad, pornografía, etc.).
[15] La expresión es de P. Miller, (Cf. “Has Russia Been Consecrated?” En Catholic Apologetics, 2002).
[16] Para la distinción entre ambos pedidos, a sor Lucía y a Alexandrina, cf. RP. Alonso, J.M., CMF (1976) La verdad sobre el Secreto de Fátima, Fátima sin mitos Madrid, Centro Mariano; de Lassus, Y. Lettre de liaison n° 41 (14 décembre 2016); R.P. Amorth, G. (2012). Entrevista en The Fatima Center TV, publicada en varios sites como Signos de estos tiempos, Liturgia y devociones, Noticias 2014, agosto-diciembre, Religión e ideologías, etc. Sobre el P. Alonso pesa una censura silenciosa. Reunió 5396 documentos en 24 tomos de 800 pp.; solo se editaron el 1º en 1992 y el 2º en 1999, ambos expurgados. Mons. do Amaral vetó su publicación.
[17] La traducción inglesa de la entrevista dada por sor Lúcia al Padre Fuentes se encuentra en la obra de Frère Michel The Whole Truth About Fatima Vol. III, pp. 503-508. Frère Michel explica que el texto fue extraido del Padre Joaquín Alonso, La verdad sobre el Secreto de Fátima (pp. 103-106) y del texto del Padre Ryan, publicado en la edición de junio de 1959 de Fatima Findings y en el Nº 8-9, Agosto -Setembro de 1961, de la revista italiana Messaggero del Cuore di Maria. La entrevista fue publicada con el Imprimatur del arzobispo Sánchez, de Veracruz (México) a pesar del intento de “condenación” de la Curia de Coimbra al año siguiente.
[18] Esta mariofanía fue aprobada después de 101 lacrimaciones, algunas de sangre, con culto autorizado por Mons. John Shojiro Ito, obispo diocesano de Niigata, el 22 de abril de 1984. A esto se sumó el juicio de autenticidad emitido en 1988 por el Cardenal Ratzinger, prefecto entonces de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Howard Dee, ex embajador de las Filipinas ante la Santa Sede declaró que Mons. Ito consideraba que Akita era la prolongación de Fátima y que el Cardenal Ratzinger le confirmó que ambos mensajes son esencialmente lo mismo en una entrevista de 1988 registrada por Inside the Vatican y reportada en Catholic World News del 11 de octubre de 2001.
[19] La desposesión de Rusia y su conversión significará un vuelco de alcance no dimensionable en la política europea y universal, de allí tan temido por los que se oponen a ella.
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La abreviación de la 2a Guerra no parece argumento convincente. Su final, el triunfo de La Unión Soviética, EEUU e Inglaterra, la barbaridad de los juicios de Nuremberg, media Europa entregada al comunismo, fue ocasión, y tal vez causa, del verdadero destape cultural y político de los años subsiguientes. Solo 15 años después vino el Concilio, la revolución en el seno de la Iglesia y la revolución social de Mayo del 68. Y estamos como estamos. No creo, pues, que esa abreviación, con semejante desenlace, fuera benéfica. De lo que no interpreto nada. Solo digo,
Carlos L Bosch