Monseñor Santiago Olivera y la mentira de los juicios de lesa humanidad
Publicamos aquí un extracto de la ponencia que, Mons. Santiago Olivera, obispo castrense de la Argentina, presentó hace días en el V Corso internazionale di formazione Dei cappellani militari cattolici al diritto internazionale umanitario de Roma.
Mons. Olivera da en la tecla acerca de la mentira de los autodenominados “juicios de lesa humanidad” que, en realidad, no son otra cosa que la venganza contra aquellos militares que, en los años ’70, combatieron al marxismo.
La ponencia completa puede leerse AQUÍ
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
Estimados participantes:
Es un honor poder compartir con Vds. estas reflexiones acerca de las condiciones de detención y los derechos humanos. Derechos humanos que son universales. Mi país ha tenido sucesos lamentables al respecto y aún hoy muchas heridas no han sanado. Pero estoy convencido, y así lo expreso en cada oportunidad en las que debo intervenir a raíz de estos temas, que la VERDAD TIENE UNA FUERZA ESPLENDOROSA (…).
Todos sabemos y estamos de acuerdo que nunca el fin justifica los medios. Y querer justificar acciones por violaciones a los derechos humanos, violando esos mismos derechos es un contrasentido. Lamentablemente a veces se puede recurrir a prácticas que, intentando ser ejemplares, desembocan en situaciones de flagrante violación a las normativas sobre la prisión preventiva, aún a personas mayores de 70 años y con claro deterioro en su salud, por ejemplo, llevándolos a las salas de audiencias en camillas.
Tampoco podemos callar lo negativo para la propia persona y para el valor justicia cuando nos encontramos, en algunos casos, con parcialidades y prejuzgamientos, tanto de parte de los propios órganos judiciales como de los comunicadores sociales que dan por “juzgadas” las acciones y “juzgados” a sus protagonistas sin que ellos puedan expresarse o defenderse con libertad, afectando claramente el debido proceso. En este sentido, se evidencia una gran diferencia en los tratos. A los militares se los llama “genocidas” o “represores” mientras que a los terroristas y subversivos “jóvenes idealistas”.
Llevo 2 años y medio como Obispo Castrense en Argentina, luego de haber trascurrido 10 años sin poder proveer la sede vacante por situaciones que no vienen al caso explicar en este contexto. Vengo de Diócesis territoriales y aunque sabía de modo más lejano de algunas de estas situaciones y realidades, mi condición de pastor y padre hizo que me acercara más a esta problemática. Así, escuchando y acompañando puedo dar testimonio de las injusticias que se van cometiendo. Hace poco supe decir que, dentro de unos años, muchos deberemos pedir perdón por tanto silencio.
Sería muy largo contar tantos testimonios que fui recogiendo en estos años. Tristes y dramáticos testimonios. Personas mayores que fueron detenidas durante más de 9 años, en una prolongada “prisión preventiva” sufriendo todo lo que ese estado les ha significado. Fueron y son calificados de “genocidas” y, a pesar de ello, algunos fueron absueltos. Peor aún, están siendo juzgados con leyes técnicamente retroactivas, alejadas de los principios fundamentales del derecho penal, nacional e internacional.
Dicha prisión preventiva, así, se transforma de hecho en una “cadena perpetua”. Recordemos en este punto las enseñanzas del Papa Francisco quien, en el discurso a los miembros de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, en diciembre de 2018, y teniendo “la certeza de que cada vida es sagrada y que la dignidad humana debe ser custodiada sin excepciones”, indicó que la pena de muerte es una “cruel forma de castigo” y también que “las penas perpetuas son una forma de pena de muerte encubierta” (…).
En mi país, en el estado de prisión preventiva, un número considerable de estos detenidos pierden la vida por falta de la debida atención médica, que deberían poseer acorde a su edad avanzada.
Podemos hablar de una mala praxis judicial en los llamados juicios de lesa humanidad ya que a todos los imputados se los priva de libertad entre tanto se produce la sustanciación de la causa. No se respeta en absoluto el máximo legal para dicho estado de detención que alcanza a una duración máxima de prisión preventiva de 2 años, pudiendo extenderse por causa justificada a los 3 años.
A modo de ilustrar lo mencionado, traigo algunos datos estadísticos sobre la cuestión referida en mi país actualizada al mes de octubre:
- Fallecidos en prisión: 533
- Procesados: 847
- Condenados: 983
- Total: 2.364
Prisiones Preventivas.
- Promedio de prisiones preventivas: supera los 6 años
- Prisión preventiva entre 3 y 6 años: 149 casos
- Prisión preventiva entre 6 y 10 años: 290 casos
- Prisión preventiva más de 10 años: 93 casos
¿Podemos hablar de derechos humanos con 10 años de prisión preventiva, es decir sin condena?
Por el contrario, recientemente estamos experimentando que culminan prisiones preventivas que comenzaron por investigaciones de graves hechos de corrupción, que implicaron hasta la pérdida de vidas. Ello manifiesta sin duda una fragilidad jurídica o arbitrariedad. Me pregunto ¿Por qué no sucede lo mismo –la finalización de las prisiones preventivas si juicio- con los militares presos? También, ¿Estamos frente a derechos humanos que para algunos no sirven o no pueden aplicarse? (…).
No podemos permanecer callados cuando se priva a los acusados del derecho fundamental del debido proceso, como así también cuando se les niega el beneficio que por edad o estado de salud está previsto en cuanto a la detención en su domicilio y cuando son excluidos de una asistencia médica elemental.
Edades de los detenidos:
- El más joven detenido en penal 60 años
- El de mayor edad detenido en penal 90 años
- Detenido de mayor edad en todo el país 98 años
- Edad promedio actual 75 años
- Entre los 70 y 90 años hay 89 militares en Penales (…).
Permítanme culminar mi intervención recordando una vez más las palabras de Su Santidad Francisco. En el discurso brindado en la Sala Clementina a los participantes de la Conferencia sobre Derecho Internacional Humanitario el 28 de octubre de 2017 señalo: “Donde el derecho humanitario sabe de vacilaciones y omisiones, sepa la conciencia individual reconocer el deber moral de respetar y proteger la dignidad de la persona humana en todas las circunstancias, especialmente en situaciones en las que está más fuertemente amenazada”.
Muchas gracias por su muy gentil atención.
+ Mons. Santiago Olivera
Obispo para las Fuerzas Armadas y
Fuerzas de Seguridad Federales de la República Argentina
Los jueces seràn juzgados con la misma vara con la que ellos juzgan. y serà el Juez Supremo y Universal el que estè en l estrado,
Yo les aconsejarìa que comiencen a pedir Misericordia!…
Pedir misericordia para ellos mismos,Marta de San Luis ?
Mejor fuera que la otorguen a sus vícimas…antes de llegar al Juicio Divino, aunque fuera en defensa propia.
Las palabras del profeta Natan contra el rey David cobran actualidad.
Es fantástico lo que ha dicho Monseñor, pero …
Pero resulta que es Obispo, no jurista. Nos hubiese admirado escuchar su voz para anunciarnos la relación de estas inicuas persecuciones y prisiones con la revolución anticristiana en la cual, al parecer, se inscriben, formando parte como uno de sus eslabones. O con los deberes de la Caridad cristiana tan violentamente conculcados en estas personas y que podrían llevar a sus autores a la condenación eterna.
O que hablara del carácter diabólico del marxismo, sobre todo del revolucionario y cultural, el mismo que nos atacó como Nación en los años Setenta y que ahora refrenda estas prisiones. O cómo el liberalismo, que también fue calificado como «intrínsecamente perverso» por León XIII, le hizo siempre el juego al comunismo (¡otra vez!) convalidando, cohonestando, sus aberraciones persecutorias. Pero de todo esto, nada de nada.
Me podrán tomar por un criticón; pero lo que me pasa es que, de los que tienen que ser mejores, espero solamente lo mejor.
Y no hay caso, che… no se me dá.
Tendré que esperar a vuelva Nuestro Señor.
Comparto plenamente, hubo y hay injusticia porque al militar se lo juzga duramente, mientras los guerrilleros en ese entonces libre de culpa y carvo por haber hecho explotar un edificio, un colectivo, un taxi, etc. Como dice en un parrafo anterior jovenes idealista, perfecto, seguro fueron jovenes idealista pero cometieron crimenes de lesa humanidad, entre tanto seguramente habra habido abuso por parte de las fuerzas y en ese caso tambien que paguen lo que tengan que pagar.
Es un alto honor que un Príncipe de la Iglesia Catolica reconozca y defienda a las víctimas del terrorismo. Que tenga el valor de ser el único que ha dado testimonio claro y contundente de esta injusticia que enluta a nuestra Patria. Gracias Mons Olivera.