De pluma ajena. «Maléfica» (y segunda parte)

El 29 de mayo de 2014 Disney estrenaba la película Maléfica. Un supuesto cuento de Hadas que es en realidad una alegoría invertida.

La película nos presenta la perversión de una historia clásica como la «verdadera historia», la que nos contaron «mal».

Recordemos brevemente el relato original de los Hermanos Grimm: «La Bella Durmiente» es un cuento de hadas sobre un reino, una familia real, un nacimiento y la tragedia del mal que irrumpe para dañar (Maléfica). En ese mal no hay nada para rescatar como bueno, Maléfica maneja poderes infernales, sin embargo la familia real es custodiada por las amables y bondadosa hadas, quienes suavizan el maleficio y cuidan de la niña con esmero. Finalmente el amor del príncipe rompe el hechizo y el reino despierta del mal sueño. El amor ha vencido al odio.

La nueva versión del cuento nos presenta dos reinos. Uno es el de los hombres, marcado por la ambición de poder y las guerras. Otro es el de Maléfica (El Páramo), un lugar lleno de «encanto», magia y poblado por feas criaturas juguetonas y divertidas… Maléfica aparece como una alegre hada niña, con dos cuernos abominables que coronan su cabeza y alas de alimaña voladora que cubren sus espaldas.

El engaño salta a la vista. Estos signos nos revelan que esta criatura ya es mala al haber adquirido esos atributos. Si fue buena antes, ya no lo es. Su nombre, sus cuernos y sus alas nos dan la pista de que estamos ante el mal. Pero un mal que se presenta a la vez con una inquietante belleza. Belleza aparente, porque en realidad el mal es ausencia de la verdadera Belleza.

La nefasta niña conoce a un niño humano llamado Stefan y traba amistad con él. Crecen y se enamoran. Pero Stefan, rey en el cuento original, aquí es un plebeyo pobre y ambicioso, que ve la oportunidad de convertirse en Rey si mata a Maléfica. Como no es capaz de hacerlo, la engaña y le corta sus alas mientras duerme. De esta manera logra engañar también al rey, quien ante la evidencia de las alas, cree que Maléfica ha muerto y le entrega a Stefan su hija y su reino. Esa traición del hombre enfurece a la Bruja y la utiliza para justificar las maldades que cometerá con su hechizo sobre la hija de los Reyes, sobre la pequeña Aurora.

La historia quiere hacernos creer que Maléfica se ha vuelto mala por culpa de un hombre, sin embargo sabemos que ella ya era mala. La pequeña Aurora, luego de la fiesta donde ha sido hechizada, es entregada al cuidado de las Hadas. Lejos quedaron las virtuosas y maternales Hadas. La nueva versión las presenta como seres torpes, grotescos y sin ninguna dedicación hacia la niña. La que sí está presente y la cuida es Maléfica… (sí; suena raro que un ser malo se ocupe de «cuidar»).

La niña se acostumbra a su tenebrosa presencia, clara representación del demonio. Esta malvada criatura va seduciendo a la niña en sucesivos acercamientos llamándola “cariñosamente” bestia. Un extraño nombre para una hermosa niña, nombre que evoca a un rudo animal o a la bestia apocalíptica. Cuando Aurora llega a la adolescencia la Malvada parece aun más encariñada con ella. Entonces la duerme para ingresarla en su reino. ¡¡Cuidado!! La duerme para llevarla a su reino de placeres, allí donde se llega sin esfuerzo… deslizándose…

Aurora juega encantada en el Páramo. Suena oscuro, porque el Reino del Mal no es un buen lugar para entretenerse. Pero allí está Maléfica, invitando a la princesa adolescente a disfrutar y divertirse bajo su atenta mirada. Finalmente llega el día en el que debe regresar y la joven princesa vuelve a Palacio. Allí se pincha el dedo y comienza su sueño. La bruja quiere romper el maleficio pero no puede y por eso recurre a un joven príncipe para que despierte a Aurora con un beso de amor, pero con poca expectativa  porque según la malvada bruja «no existe el amor»… ¿Como? ¿No existe el amor? No para esta historia. Entonces es Maléfica misma quien besa a Aurora en la frente y la despierta. Parece una tierna escena, pero no olvidemos: el Mal no ama, sólo sabe odiar.

La reina oscura pelea a muerte contra el rey y lo vence, luego corona a la princesa y por primera vez consigue la «paz» y la «unidad» de ambos reinos. «Paz y unidad» en la que los varones no tienen lugar porque son sólo vicio o «buenos para nada» como el príncipe.

La conclusión de esta versión del cuento es inversa a la original:

– La Bruja dispone sobre el Reino de los hombres.

– El amor del Príncipe no ha servido para nada, no existe.

– El Odio, imponiéndose con la seducción o la violencia, disfrazado de amor y de belleza, ha vencido al Amor.

En Octubre de 2019 se estrena en varias partes la segunda parte de esta saga. El mal ya no se disimula en la protagonista. ¿Volverá Disney a la clásica y sana distinción entre bien y mal o profundizará la confusión? Habrá que estar atentos y proteger a los chicos de este tipo de producto, fruto de la decadencia moral. Productos de entretenimiento que son en realidad una poderosa herramienta para el adoctrinamiento cultural.

Inés Ayala para,

www.quenotelacuenten.org

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