De pluma ajena: «De la  ideología de género, la escuela moderna y el hogar cristiano…»

Por Cristián Ferreira 

Enviado a Que no te la cuenten

 

“Si yo tuviera un hijo

le daría un buen caballo,

para huir de las escuelas,

los pedantes y los diarios.”

(P. Leonardo Castellani)

 

Pasada la festividad del 25 de mayo se dio a conocer lo que una profesora de E.S.I (educación sexual integral) hizo con sus alumnos para conmemorar el día patrio.

La docente tuvo la original idea de hacer que sus alumnos cambien los roles en el baile tradicional folclórico que tenemos los argentinos, y todo esto en el marco de un acto escolar en frente de los directivos, docentes, padres y todo el alumnado [1] Desde ya podemos ir reparando que esta inversión de roles es un fruto de la ideología de género y de una filosofía de la emotividad que vienen ganando muchos adeptos en estas últimas décadas.

Esta propuesta de invertir los roles de sexos[2] en el baile tradicional ha generado distintas reacciones:

Para quienes son open mind como la docente y los idearios de las planificaciones áulicas de la E.S.I., esta danza entre varones vestidos de paisanas y mujeres vestidas de gaucho ha sido algo maravilloso, un gesto valeroso de parte de la profesora y los alumnos, motivo para celebración y aplausos. Mientras que para quienes aún conservamos el sentido común y amamos las buenas cosas de nuestra cultura y tradición este acto ha sido desagradable, ha generado enojo, tristeza y preocupación por ver lo que pasa y lo que seguirá reiterándose si la ideología de género continúa ganando terreno en la educación y en la cultura en general.

Imagen del baile con roles invertidos, dentro de la institución educativa.

Para quienes todavía tenemos reservada la espada para desenvainarla y defender que el pasto es de color verde, este tipo de eventos no se nos pasa por alto.

No somos pocos los que consideramos que la idea de la docente ha sido patética. En pos de un pensamiento progresista, lo único que provoca este tipo de actos es un manoseo del orden natural, una promoción de la confusión y la falsedad, y, en este caso en particular, resulta también una burla a las tradiciones y buenas costumbres que tenemos en Argentina.

«¿Por qué no nos molestaba tanto que haya nenas disfrazadas de gaucho y que los varones se pongan polleras y hagan de mujeres es un problema?», preguntó retóricamente la docente en una entrevista radial que tuvo después de hacerse conocido el video del acto. Claramente para ella no hay nada de malo, ni preocupante o molesto en lo que armó con sus alumnos. Siendo así, para mí que la señora no tiene buen juicio de realidad y tampoco claridad de conciencia, y por eso no debería ser docente, directamente.

Si esta profesora que dicta E.S.I. junto con los promotores de la ideología de género piensan y obran con tal cordura, en parte, porque quieren ser open mind, podemos repetirles con Chesterton que “el fin de tener una mente abierta, como el de una boca abierta, es llenarla con algo valioso”, no para llenarla con bazofia ideológica. Quizá el afán de ser personas con mente abierta les haya hecho perder parte del cerebro y no se dan cuenta del daño que están haciendo.

Ahora bien. Poniéndonos a  dilucidar mejor el problema, atendemos cómo este innovador y repugnante cambio de roles no queda reducido a una noticia polémica o a la publicación de Twitter de la hija de la docente -quien fue la primera que dio a conocer lo que hizo su madre-, sino que es un hecho que trasciende al momento presente y se proyecta hacia el porvenir.

El marco de la puesta en escena del intercambio de roles fue el Instituto Secundario General Belgrano, ubicado en Escobar, Buenos Aires. Allí estaban presentes las autoridades del establecimiento educativo, docentes, alumnos, padres de los chicos y demás asistentes. Esto tiene una particular relevancia, porque en circunstancias con tales características los chicos ganan con mayor facilidad la aprobación social y moral a la ideología de género. Podría decirse que ahora hay una camada más de alumnos que fueron aplaudidos por travestirse, y que en su psicología han asimilado que “no tiene nada de malo experimentar distintos géneros”. En estos momentos, la mayoría de los que allí estuvieron, estudiantes o no, bajaron la guardia ante la perversión que trae consigo este sesgo ideológico. Es una muestra más de que la ideología de género se va instalando en todo el tejido social y lamentablemente el pronóstico es que seguirá creciendo mientras no hagamos algo al respecto.

Esa es una de las razones por las cuales este tipo de noticias merecen nuestra atención. Tenemos que dejar de ser las ranas que van cocinando a fuego lento en la olla. Más bien debemos mirar con preocupación y repudio esto que parece un juego; porque la emotividad y sensualidad le va ganando las riendas del carro a la razón y vamos generando una cultura que no quiere pensar y vivir bien sino que quiere nuevas sensaciones; en este caso concreto han querido experimentar “qué se siente vestirse de mujer” o “qué se siente ser como un hombre”, y ni más ni menos que dentro de una escuela.

Notemos que la escuela moderna, que parece tener como norma hacer de  los educandos personas que no aprendan a pensar sino a descubrir nuevas sensaciones, está promoviendo o condescendiendo con un desorden que trascenderá con tristes consecuencias en la vida de los alumnos. Una educación afiliada a la ideología de género y a una filosofía emotivista llevará a los niños y jóvenes a la ruina moral y espiritual, porque bajo un criterio emotivo los alumnos también llegan a la búsqueda de una nueva sensación probando la marihuana, el éxtasis, conociendo qué se siente estar borracho un fin de semana, mantener relaciones sexuales casuales y promiscuas en una salida de boliche o en un viaje de egresados, como para dar algunos ejemplos tristemente reales y frecuentes…

En este sentido, resulta un aporte entender que los jóvenes caen en muchos desenfrenos precisamente por la búsqueda de nuevas emociones. Respecto a esto, recuerdo que el año pasado asistí al “1° Congreso tabaco salud del cono sur”. En el mismo se expuso una investigación en la que tomé conocimiento de que la mayoría de los escolares argentinos daban a conocer que el motivo por el que habían comenzado a fumar (tabaco o marihuana) era justamente por el hecho de buscar una nueva sensación.[3]

Asimilando este dato al tema que traemos entre manos, indudablemente podemos pensar en la posible degeneración de nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos en los años venideros; degeneración que surgirá precisamente por no haber sido educados en las virtudes que llevan al dominio de sí en pos de conseguir un bien real y honesto.

Podemos advertir que el avance de la ideología de género y la filosofía del emotivista -ese que se adhiere a la moral más afín con sus emociones- no es algo que se está dando de forma focalizada en algunas provincias de la Argentina. Se instala progresivamente y de forma sistemática y más aún al valerse de la Educación Sexual Integral para trabajar desde allí con los intereses ideológicos.

Son numerosos los casos que podríamos enumerar para reconocer más este progreso ideológico en las escuelas. Reconozcamos otro hecho escolar que tuvo lugar también en Bs. As. el año pasado en el Colegio Modelo de Mármol. Allí los varones se vistieron con polleras para “tener empatía”[4] con sus compañeras a quienes se les había pedido que no usen polleras cortas[5]. El lector podrá sacar sus propias deducciones al ver la imagen y revisar la noticia.

Alumnos “empáticos”.

Para no reducir la educación ideologizada a nuestro país,  atendamos a otro caso más reciente que se ha dado en México, donde la Jefe de Gobierno de la capital del país guadalupano ha pedido que se implemente desde el 10 de junio pasado el uso del uniforme neutro. Ella dijo: “Creo que quedaron atrás las épocas en donde las niñas tenían que tener falda y los niños tenían que traer pantalón. Yo creo que eso ya pasó a la historia. Los niños pueden traer falda si quieren, y las niñas pueden traer pantalón si quieren. Esa es una parte de la equidad, de la igualdad”[6]

Ver estos casos despierta un lamento, una preocupación, y  también repulsión…

A todos los seguidores de las innovadoras ideas de cambio de roles y uniformes, especialmente a los padres y docentes responsables de la educación, me parece oportuno recordarles -sean creyentes o no- que en Deuteronomio (22; 5) se dice La mujer no se vista de hombre, ni lleve el hombre vestido de mujer; porque quien tal hace es objeto de abominación para Yahvé, tu Dios.” A lo cual Monseñor Juan Straubinger comenta: “La mujer que se viste de hombre, y viceversa, el hombre que se viste de mujer, no solamente violan las buenas costumbres, sino que hacen una cosa abominable delante de Dios; la mujer, porque se despoja del mejor amparo de su pureza; el hombre, porque da a conocer que padece de sentimientos perversos. La Biblia eterna condena las costumbres de nuestros tiempos.”

No obstante lo que venimos comentando, no deberíamos reducir la introducción de la ideología de género a un cambio de roles y vestimenta. Esto es sólo una cuota de todo lo que nos va a costar el avance ideológico. Mejor resulta sacar una conclusión más profunda de este análisis, y no quedarnos en lo exterior y polémico.

Estas corrientes de pensamiento y modas desatinadas esparcidas en el suelo de una sociedad relativista y que se conducen con una moral emotiva, probablemente nos lleven a padecer las siguientes consecuencias:

1) La destrucción del pensamiento realista. Llegaremos a un estado en el que ya no será fácil distinguir lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso y lo bello de lo feo. Las inteligencias perturbadas, con cuantioso trabajo  reconocerán las cosas como son, a causa del uso de “autopercepción” y el binomio “construcción – deconstrucción”

2) La decadencia moral y el debilitamiento de la vida cristiana. La fe y la razón, esas dos alas por las que nos elevamos para conocer la Verdad y el Bien, serán apedreadas constantemente para que no tomen vuelo… ¿Qué lugar tendrá Dios y sus enseñanzas en un mundo así?… Estimo que este será el costo más caro que tendrán que pagar los hombres por haber contemporizado con la ideología de género y la filosofía de la emotividad. De este hecho derivarán el resto de los desastres.

3) El profundo deterioro de las relaciones humanas. Especialmente el vínculo entre el varón y mujer será el más atacado y desvirtuado, perdiendo su sentido natural y sobrenatural, y consecuentemente la desintegración del Matrimonio, la maternidad y la paternidad, la crisis de la familia…

4) La pérdida de la libertad. De manera impositiva y tiránica, la ideología de género se va introduciendo en la salud, en la educación, el ámbito laboral, las leyes y las costumbres. Es un hecho de cual ya  somos testigos al ver que los profesionales de distintos ámbitos son privados  de su libertad, por ejemplo, para ejercer la objeción de conciencia.

Estas cuatro consecuencias vendrían a ser las más relevantes y generales, pero la enumeración de los daños es interminable, no se limita a esos cuatro puntos. De hecho, ya las estamos empezando a sufrir.

A esta altura en la que podemos ir previendo el rumbo de la educación que le abre las puertas a confusión y la falsedad, el lector se podría preguntar: “entonces, ¿qué pueden hacer los padres con sus hijos?”… Diría que no resulta fácil responder a esta pregunta con propuestas concretas y completas. No hay fórmulas garantizadas. Sin embargo, podemos brindar algunas sugerencias de lo que se viene pensando y haciendo:

En primer término se debe tener plena conciencia de que el ambiente educa, y por eso no son pocos los padres que hacen el sacrifico por mandar a sus hijos a buenos Colegios de confianza para educarlos bien y preservarlos, hasta cierto punto. Digo hasta cierto punto porque no hay que caer en la creencia de inmunidad. Hasta el mejor ambiente es vulnerable.

Otra propuesta es la de aquellos que han comenzado a trasladarse con sus familias a barrios donde se han formado comunidades de amigos que tienen un mismo pensar y sentir en la vida fe, las costumbres, la educación. Ellos han decidido por establecer sus hogares entre otros hogares con los que puedan compartir ideales y estilos de vida. Estas personas han visto que “lo que importa ahora es la construcción de formas locales de comunidad, dentro de las cuales la civilidad, la vida moral y la vida intelectual puedan sostenerse a través de las nuevas edades oscuras que caen ya sobre nosotros. Y si la tradición de las virtudes fue capaz de sobrevivir a los horrores de las edades oscuras pasadas, no estamos enteramente faltos de esperanza”, tal como dice MacIntyre en su libro “Tras la virtud”.

Igualmente, otra opción que debemos atender es la del homeschooling. Hay un notorio el interés creciente por este método que ha dado buenos resultados en Estado Unidos y que acá en Argentina ya lo vienen implementando varias familias en los últimos años[7]. Creo que finalmente muchos terminaremos por asumir que la escuela en casa, a pesar del sacrificio y renuncia que implica, será lo mejor para toda la familia. Todo lo que vale la pena, requiere un esfuerzo. Haremos cual Hombre del sillón de “El despertar de la señorita Prim”, quien en la novela decía: “Educo a mis sobrinos personalmente porque estoy decidido a darles la mejor formación posible…Mi única intención es que los niños puedan convertirse algún día en todo aquello que la escuela moderna se ve incapaz de producir.”

La mención de estas alternativas de educación está hecha en favor de no quedarnos en la queja y ver lo que podemos ir considerando desde ya, antes de que sea demasiado tarde.

Cabe en otro apartado hablar de las mejores propuestas para educar viendo las ventajas y desventajas de cada una.

Lo importante es tomar conciencia que la crisis educativa está en progreso e impacta en toda la cultura. Siendo así, no podemos permitirnos quedarnos manos en bolsillo contemplando cual Heráclito cómo todo pasa.

No está demás dejar como advertencia que la preocupación por la situación abrumadora no debe llevarnos a una paranoia. Los educadores paranoicos depositan miedo en los educandos. De hecho existen casos en los que terminan generando reacciones totalmente opuestas a lo que se busca: rebelión, ateísmo, indiferencia, celo amargo…Por eso, la prudencia de cada padre o maestro será clave para dar una educación clara, profunda y firme pero no enfermiza.

Es indudable que para preservar de la corrupción a los hijos siempre se deberá buscar la sal en el propio hogar, generando una cultura familiar cristiana en la  propia casa, donde esté presente el cultivo de la devoción por medio de la oración común diaria; el cultivo de las virtudes morales cristianas reflejadas en los mismos padres y en el Flos sanctorum; y el cultivo de una forma mentis católica, dando una buena catequesis y creando el hábito de la lectura para sacar provecho a la inversión monetaria que hagan en buenos libros que atesorarán en la biblioteca familiar[8].

“Creo que lo más importante es considerar el hogar como un monasterio doméstico, como un lugar en el que todo debe estar dirigido a encontrar a Dios.”[9]

Por último, es necesario atender que este hogar cristiano, ambiente primario y natural de la educación,  se trata, entonces, de una empresa librada por amor; pero no de ese amor sensiblero propio de una espiritualidad emotiva, sino de ese amor sacrificado y verdadero que es un acto de la voluntad y que se llama Caridad. Sólo una familia que sea sede del Amor se salvará.

 

Cristián Ferreira


[1] https://www.clarin.com/sociedad/polemico-video-acto-escolar-25-mayo-profesora-hizo-alumnos-invirtieran-roles-genero_0_VMnT8uDIL.html

[2] No utilizo la palabra género porque no consiento con tal pensamiento ideológico. Disculpe por ser políticamente incorrecto.

[3] . https://www.sap.org.ar/uploads/archivos/files_cb_morello_23-2-17pdf_1487870638.pdf

[4] La empatía  es un término que se ha contaminado. Ahora forma parte de la filosofía del emotivista y del discurso de los adeptos a la ideología de género. Se trata de un concepto manipulado con oportunismo ideológico, tal como los conceptos de igualdad, respeto, tolerancia, entre otros. La Psicología positiva conceptualiza la empatía, de manera adecuada, dentro de la inteligencia emocional, diciendo que se trata de alegrarse con el que se alegra, dolerse con el que se duele, y demás. Pero desde la ideología se lo emplea como una expresión más para volverse cómplice o copartícipe de los intereses del movimiento LGTBQ(etc.), y que no pocas  veces acaba en la estupidez… El caso de los muchachos del Colegio de Mármol es un claro ejemplo de cómo la “empatía” fue  usada para la coparticipación y  llevada a lo ridículo.

[5] https://www.clarin.com/sociedad/varones-polleras-insolita-protesta-colegio-machismo_0_rkCKbh7nz.html

[6] https://cnnespanol.cnn.com/2019/06/04/polemica-en-la-ciudad-de-mexico-por-norma-que-permite-a-los-ninos-de-colegio-elegir-entre-vestir-falta-o-pantalon/

[7] Para los que quieran ir conociendo la situación legal del homeschooling en Argentina facilito el siguiente link: https://educoencasa.com/se-puede-legalmente-educar-en-casa-en-argentina/

[8] Mientras transitamos una etapa de apogeo de  la Era digital y vemos que los padres de familia invierten buena parte de sus sueldos en IPhon, PlayStation, Tablet, Smart Tv y les pagan la cuenta de Netflix a sus hijos para que maten el tiempo viendo series, es necesario invertir más en la compra de buenos libros para ellos, y brindarles el espacio y tiempo para la lectura hasta que se les vuelva un hábito. Una biblioteca con libros escogidos será, entonces, una de las mejores inversiones que hagan para su familia, que luego se volverá una preciosa herencia para muchos.

[9] Así lo dijo Rod Dreher, el autor del libro  “La opción benedictina”.

 

 


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2 comentarios sobre “De pluma ajena: «De la  ideología de género, la escuela moderna y el hogar cristiano…»

  • el julio 9, 2019 a las 8:40 pm
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    No leí todo por falta de tiempo. De por sí lo que debía hacer es retirarse del acto con sus hijos y luego luchar hasta que se respete a la familia. Punto. Si quieren abrirse que se abran ellos.

  • el julio 9, 2019 a las 9:24 pm
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    ¿Y los padres que hicieron? Nada por lo de ser «políticamente correctos» y así nos van cerrando el corral de a poco. A esa maestra ya deberían haberle pedido su renuncia al cargo, los padres, pero no, se salíó con la suya y los alumnos «chochos» por la «travesura» que se paga dentro del mediano plazo. El último que apague la luz.

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