De María Lilia Genta a un grupo de marxistas infiltrados en la Iglesia. A propósito de Angelelli
Un grupo de marplatenses, escondidos en el anonimato, intentó contestarle a María Lilia Genta una nota aparecida hace unos días en el diario «La Prensa» titulada «La historia de un presunto martirio», a propósito de la próxima y posible beatificación de Mons. Angelelli, obispo de La Rioja.
Allí, estos «católicos de izquierda», bajo el pseudónimo de «Mesa articuladora de comunidades eclesiales de base» (léase: un grupo de zurditos infiltrados en la Iglesia), decían entre las cosas que pudimos extractar ante el indescifrable castellano:
«Somos comunidades eclesiales de base, somos la Iglesia en la base de la sociedad y no podemos callar (…). María y todos los que predican el odio deben dejarse convertir por la fuerza de la Pascua, la del carpintero asesinado por el poder religioso o político de su tiempo, o la del “Pelado” (Angelelli) y los mártires riojanos, asesinados por la dictadura cívico-militar que devastó la Patria en la década de 1970.
El Sensus Fidei del pueblo, infalible como el viento del espíritu, ha cuidado la verdad de la Pascua por siglos, en lo clandestino y profundo de cada comunidad marginada que trabaja por un mundo más justo. Esto fue recuperado valientemente por el Papa Bueno y el Concilio Vaticano II. Medellín lo historizó en América Latina con la convocatoria a la liberación de todos los hombres y todo el hombre. Enrique Angelelli y los mártires riojanos son hijos de este compromiso de la Iglesia con la vida más digna del pueblo»
En su respuesta publicada el 9 de Marzo de 2019, María Lilia Genta, casi octogenaria e hija del filósofo y mártir (aún no declarado tal) por la Iglesia que milita en Argentina (con perdón del término fascista), les respondía:
«Señores de la Mesa articuladora de Comunidades Eclesiales de Base:
No es la sangre derramada en mi familia en la guerra de los años setenta lo que me llevó a estudiar el tema Angelelli, el Tercermundismo y la Teología de la Liberación (corrientes condenadas oportunamente por el Magisterio de la Iglesia, sobre todo durante el Pontificado de San Juan Pablo II). Fue el amor a muchos amigos perdidos, alegres camaradas de guitarreadas o de “serias” conversaciones interminables en las que, frente a un chop de cerveza, “arreglábamos el mundo” y soñábamos con una restauración cristiana de la Patria, allá por los setenta. Obispos como Angelelli, sacerdotes como Puigjané los convencieron, los sacaron de la Acción Católica o de los grupos nacionalistas o demócratas cristianos y los enrolaron en las filas de Montoneros y los llevaron a matar y a morir, no por Cristo, sino por Marx o por el Che.
Recuerdo de ellos, particularmente uno, que se apellidaba Dios, que se sentaba a mi lado en nuestras clases de formación mientras nos comentaban la Suma Teológica o los grandes documentos de la Doctrina Social de la Iglesia. Murió en un enfrentamiento poco después de poner una bomba en una dependencia policial que mató a muchos inocentes, mujeres y varones.
Fue por ellos, Señores de la “Mesa articuladora de las Comunidades Eclesiales de Base”, por los que quiero decirles a los jóvenes de hoy las cosas como fueron. No fue, repito, la muerte de mi padre, Jordán B. Genta, ajusticiado de once balazos una clara mañana de domingo cuando salía de su casa para ir a Misa, mucho antes de la dictadura. Mi padre no era militar: era un filósofo. Cayó sobre el asfalto haciendo la señal de la Cruz. Sus asesinos aclararon, en una carta pública, que lo mataron porque era “un soldado de Cristo Rey”. La muerte de muchos jóvenes que conocí y las muertes que ellos ocasionaron, dirigidos por esos sacerdotes y obispos, es lo que me mueve a hacer sonar la otra campana.
Los que hemos tenido que perdonar de verdad, e inculcar el perdón a nuestros hijos, con mucho esfuerzo, la muerte violenta de una persona amada no tenemos lugar para el odio. Sólo queda el amor dolorido y sobre todo el amor a la verdad.
Eso sí, Señores de la “Mesa articuladora de Comunidades Eclesiales de Base”, yo no me oculto en melifluas manifestaciones de “santo” anonimato para no dar ningún nombre y esconderse detrás de un sello: firmo lo que escribo y no uso seudónimos. Corresponde, me atrevo.
Los saludo en Cristo y María.
María Lilia Genta»
Las cosas por su nombre.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
(*): Respuesta a una nota titulada “El pueblo discierne lo verdadero” aparecida en el Diario La Capital.
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A propósito del valioso testionio de la Sra. Genta, del martirio de su padre y la verdad histórica. Hay una pregunta que, o no ha sido formulada, o no tuve la suerte de conocer la respuesta: ¿Por qué la Iglesia tolera y brinda espacios al marxismo infiltrado?¿Por qué razón los obispos y sacerdotes que prohijan la herejía no son expulsados?¿Cómo es que los sacerdotes del tercer mundo u opción por los pobres o como quiera se llamen hoy, siguen formando parte de la Iglesia?
Excelente respuesta. Gracias Liz!
Abrazo en Cristo y en La Patria.
Luis Alvarez Primo
Bella Vista
Brillante respuesta, María Lilia. Con ella se muestra digna hija de tal padre, y honra su martirial memoria. Su asesinato, ése sí, fue por odio a la fe.
P. Christian Ferraro
Está claro, más allá del hecho puntual que provocó el intercambio epistolar, que los anónimos autores de la carta marplatense no creen “en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho…”. Ellos creen en “la fuerza … del carpintero asesinado por el poder religioso o político de su tiempo”. Una suerte de Barrabás, que utilizando el concepto moderno de “soft power” lucha por sus mismos objetivos justicieros con un sentido, no nacional, sino universal. Sin perjuicio de señalar que, como advierte el autor del 4º comentario de la carta publicada en el portal electrónico de La Capital de Mar del Plata (https://www.lacapitalmdp.com/el-pueblo-discierne-lo-verdadero/), “El pueblo entero también fue el que pidió la muerte de Jesucristo y la liberación de Barrabás”. Y agrega, irónico: “Así que la voz del «pueblo» es infalible….”
Sin embargo, parte del conflicto planteado alrededor de Angelelli pueda iluminarse siguiendo a Carl Schmitt, quien en su “Catolicismo y forma política” (1923) reflexiona largamente sobre la “complexio oppositorum” de la Iglesia Católica y en su “Teoría del partisano” (1963), luego de estudiar profundamente ese fenómeno militar nacido en la resistencia española a la invasión napoleónica, describe el paso de la resistencia nacional partisana a la guerra civil internacional en que se convertirá la revolución mundial comunista. En el primero expone : “No parece que haya contraposición alguna que ella no abarque…Su historia conoce ejemplos de asombrosa adaptación, pero también de rígida intransigencia; de capacidad de resistencia varonil y de flexibilidad femenina; de orgullo y humildad extrañamente mezclados…. Pero también en lo teológico domina por doquier la complexio oppositorum. El Antiguo y el Nuevo Testamento son válidos uno al lado del otro…En la Doctrina de la Trinidad, al monoteísmo judío y a su absoluta trascendencia se ha agregado tantos elementos de una inmanencia de Dios, que también aquí son pensables algunas mediaciones…La tesis fundamental a la cual se pueden reducir todas las teorías de una filosofía anarquista de la sociedad y del Estado, esto es, la oposición entre el hombre “bueno por naturaleza” y el “malo por naturaleza”, esta cuestión decisiva para la teoría política, no se halla de ninguna forma contestada en el dogma tridentino con un simple sí o no; antes bien, a diferencia de la teoría protestante de la total corrupción de la naturaleza humana, el dogma habla sólo de una lesión, debilitamiento u obscurecimiento de la naturaleza humana y, en consecuencia, permite en la práctica algunos escalonamientos y acomodaciones. La conexión de los opuestos se extiende hasta las últimas raíces social-psicológicas de los motivos y representaciones humanos. El Papa es llamado “Padre”, y la Iglesia es la “Madre” de los creyentes y la “Esposa” de Cristo: maravillosa conexión de lo patriarcalista con lo matriarcalista, que permite a ambas corrientes encauzar hacia Roma los complejos e instintos más primarios: el respeto hacia el padre y el amor hacia la madre… Y finalmente lo más importante: esa ambigüedad infinita se vincula nuevamente con el dogmatismo más preciso y una voluntad de decisión, que culmina en la teoría de la infalibilidad papal.”
En la Teoría del partisano explica que fue Lenin –revolucionario profesional y gran conocedor y admirador de Clausewitz- el que comprendió la función del partisano o mejor del “ejército partisano”, ahora sí “guerrillero”, en el desarrollo de la revolución mundial comunista (que es una revolución “profesional” y necesita de un ejército irregular “profesional”), es precisamente el rasgo “espontaneidad” el que desaparece y adquiere carácter premeditado e intencional (su función es iniciar o catalizar el enfrentamiento civil clasista sembrando el “odio” de clase). Por eso el “compromiso político” es el carácter más destacado del guerrillero revolucionario. “Lenin convirtió al marxismo como doctrina (Marx y Engels) en la fuerza histórco-universal que representa hoy día” “figura esencial de la guerra civil nacional e internacional”. Escribió en 1906 “La lucha partisana” en la revista rusa “El proletario” y como continuación de otro escrito de 1902 “Qué hacer” en el que plantea el problema de “enemigo y enemistad” y produjo el cambio de enemigo verdadero a enemigo absoluto. Establece contra la opinión de otros socialistas (que decían que la rev. proletaria sobrevendría en los países parlamentarios por la propia fuerza de los movimientos de masa) que la revolución responde a la táctica de la guerra civil socialista y para ello la guerra partisana es “una inevitable forma de lucha” “el objetivo es la revolución comunista en todos los países del mundo; lo que sirve a ese objetivo es bueno y justo” “los partisanos dirigidos por la central comunista luchan por la paz y son héroes gloriosos”.
Querido doctor y camarada, qué alegría verte en la foto tan bien acompañado. Mi respetuoso saludo a tu señora y al padre Javier. Un abrazo.
La identificación de Mons. Angelelli con Jesús de Nazaret es incuestionable, en vida y en muerte. Su asesinato por la causa del Reino (que en La Rioja se llamaba entre otras cosas ‘derecho a la tierra) lo certifica.
La acusación de Lilia sobre la práctica de Angelelli queda teñida por la inmensidad de testimonios y estudios sobre «la totalidad» de la obra y mensaje de Monseñor que lo certifican como un hombre de opciones fuertes, profundamente comprometido con la construcción de la paz.
Pd: a propósito de la mesa articuladora de Comunidades Eclesiales de Base, yo personalmente no veo anonimato, al contrario, percibo un colectivo de creyentes, que se piensan desde un lugar concreto en donde viven su fe: la base. Supongo que en Mar del Plata podrán encontrarse en barrios/capillas de la periferia. Es más fácil hablar en 1ra persona que hacerlo en conjunto.
Por sobre todo, valoro este intercambio y me siento enriquecido.
Pingback:Angelelli. Historia de un presunto martirio (III). Algunas precisiones sobre la vida y la muerte del Obispo Angelelli
Enriquecido yo también por el debate no puedo escapar a la declaración tajante de que cualquier asociación de cristo con la teoría del odio entre clases es no sólo herética sino inaceptable éticamente ya que respondió a un objetivo explícito de Lenin junto a Gramsci con el objetivo explícito no de reemplazar unaviglesia de ricos con una de pobres (algo desde ya anticristiano en el sentido de anticristo y como tal sionista, masón y satánico). Cuando además eso sipone la acción militar en concreto contra otros cristianos de otras posiciones políticas y origenes sociales, se vuelve algo tan inaceptable que choca contra toda evidencia histórica, tal como atestigua el arrepentimiento tardío pero arrepentimiento al fin de curas como mugica que, luego de haber asumido públicamente su responsabilidad en el entierro de los asesinos del gorila aranburu, fue a pedirle a menvielle la gracia de volver al cause de la iglesia única de cristo y luego fue asesinado, como sostenía Cafiero públicamente, por sectores marxistas que dominaban a la juventud argentina que buscaba, no lo dudo, una forma de justicia social pero, es necesario decirlo, bien lejos de la docrmtrina social de la iglesia o del distributismo de un chesterton o belloc, sino que fueron una fuerza objetivamente al servicio del globalismo devinspiración sionista que augura la llegada del «nuevo mesías». Sin embargo creo que sí abre un debate aceeca de las posiciones aristocráticas de parte del nacionalismo católico argentino que no dudabacen ooner como único enemigo al marxismo pero era muy condescendiente con la otra forma del ego que es el capitalismo librecambista, fuertemente vinculado también al caràcter marrano de muchas familiias «patricias» argentinas, muy proclives a colaborar con israel y con el espíritu del capitalismo reformista y probritánico. Recuerdo, oara ser sincero, como figuras de gran valor teológico humano y también político del nacionalismo «antipopulista» argentino consideraban al director de tacuara como «trotskista». Era y es correcto ser contrarevolucionario como lo advirtió la Virgen en Fátima ya que el marxismo es una hipostasía de la antropología crostiana y busca reemplazar la familiam, la patria y Dios por un Estado al servicio de una lucha de classes que todo buen cristiano debe reoudiar. No hay tolerancia a esta infiltración tal como anunció la virgen en fátima. Pero esto no obsta a repensar posiciones «nacionalistas» que están tambiénmuy lejos del enfoque de familia comuna sindicato que nos enseñara Primo de Rivera en su lucha x el reinado social de Cristo contra las herejías liberal y marxista
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