Entrevista completa (y texto) al Padre Tadeusz Rydzyk – Wywiad z Ojcem Tadeuszem Rydzykiem
Durante nuestro viaje a Polonia, invitados por el College de cultura mediática y social de la ciudad de Torún, hemos tenido la oportunidad de hacerle una entrevista a su fundador: el polémico sacerdote redentorista P. Tadeusz Rydzyk.
El P. Tadeusz es poco conocido en el ambiente hispanohablante: fundador de la famosa Radio María (en su versión polaca), apóstol incansable y cien por ciento católico, ha sido –justamente por ello– defenestrado más de una vez por la prensa mundana. Que “antisemita”, que “retrógrado”, que “islamófobo”, “que se mete en política”, todo por plantear un catolicismo extra–sacristías, militante, apostólico y viril.
Apoyó abiertamente la campaña a presidente de Andrzej Duda y hasta algunos dicen que su influencia mediática resultó determinante para su ascensión al poder.
Rarísima vez ha dado entrevistas pero, esta vuelta, ante nuestra petición, accedió enseguida para brindarnos esta amable conversación que ahora presentamos para,
Que no te la cuenten…
Javier Olivera Ravasi
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Javier Olivera Ravasi: Radio María, el College en Torún…; dicen que para una obra, hace falta un hombre. Ud. ha creado varias cosas, al punto de que algunos lo llaman –con pudor– “el nuevo San Maximiliano Kolbe”. Ahora bien: ¿qué dificultades le trajo este proyecto tanto dentro como fuera de la Iglesia? ¿Qué críticas recibió y cómo hizo para responderlas?
Tadeusz Rydzyk: “Sea loado Jesucristo y la Virgen Santísima” –así nos saludamos aquí en Polonia.
La primera cosa que deseo decir es que no creo que haya creado algo; tuve este deseo –de hacer algo– desde que me acerqué a Jesús, desde mi infancia. Mo mismo me hacía esta pregunta: ¿por qué no todos hablan sobre el amor de Dios si Dios nos ama tanto? ¿Por qué no todos lo aman si Él ha derramado su sangre por nosotros y nos ha salvado? ¿Por qué sólo hablan sobre este tema los en la Iglesia? De los sacerdotes de mi parroquia, en mi infancia, amaba su conducta, su modo de celebrar la misa, su relación con la gente, etc. Eran personas buenísimas pero me hacía esta pregunta: “¿Por qué los laicos callan cuando salen de la Iglesia, sin predicar a Jesucristo?”.
Luego, mientras estaba en el seminario pensaba en fundar un centro de evangelización. Ya como sacerdote trabajé con los niños, con los jóvenes y estudiantes. Se acercaban los jóvenes pero luego se iban… Venían a la iglesia pero, luego de estar allí, volvían a sus casas y en sus ambientes vivían como si Dios no existiese (aunque no siempre). Muy seguido me decía: “hay algo que no va; hay que hacer un centro de evangelización para profundizar la doctrina”.
Tenía este sueño, rezaba por esto y como sé que Dios nos escucha siempre (mucho mejor de cuanto nosotros rezamos e imaginamos), ofrecí entonces todo a la Virgen.
¿Sobre las dificultades? Sí, claro. Existieron las dificultades. Cuando soñábamos con crear esto y comenzamos con la radio, fue Dios mismo quien organizó las cosas. No había nada. Rezaba, entraba en la iglesia, me arrodillaba y decía: “Dios, ¿no estaré loco?”. En Polonia existía aún el comunismo; ni siquiera se podía soñar con estas cosas, ni comprar siquiera un libro, y nosotros queríamos poner una organización católica, un caballo de Troya, justo cuando los soviéticos nos dominaban.
Se podían comprar algunos libros religiosos. Yo compraba, distribuía y hasta creé una biblioteca. Luego, por medio de una persona conocida, compré libros para los jóvenes para que pudiesen aprender el catecismo (pues no existía ni siquiera esa posibilidad); y ellos venían al catecismo; hice un aula ordenada, linda para los jóvenes y distribuía fotocopias de material, textos, etc., distribuyéndolos entre ellos. Entendí que este era un modo de llegarle a la gente.
Comenzábamos con las fotocopias. Obviamente que todo esto era ilegal; estaba prohibido hacer algo por el estilo mientras existía el estado de guerra. Al punto que, cierta vez, la policía llegó a la iglesia y se llevó todo el material que tenía; no me hicieron nada porque era religioso. Pero Dios se las arregla para organizar todo.
Respondiendo a su pregunta, le comentaré algo. Tuve la gran fortuna de hablar varias veces con Juan Pablo II sin el cual no existiría esta radio. Encontramos muchas dificultades. Había personas, incluso en la Iglesia, que no entendían el sentido de esta obra. Se asombraban de que uno quisiera hacer alguna cosa sin la indicación precisa de la jerarquía eclesiástica. Había, sin embargo, mucha buena voluntad, pero también muchas dificultades. El mismo Juan Pablo II escuchaba opiniones contrarias.
Recuerdo que, una vuelta, estaba cenando con el Papa y me preguntó:
– “Pero ¿cuándo se lanzará con la televisión?” –a lo que respondí:
– “Si Ud. me da la bendición, comienzo el año que viene…”
Así y todo no me dio la bendición… aunque luego de un tiempo, haciéndome la misma pregunta, terminó bendiciendo la obra.
El mismo secretario de Juan Pablo II me objetó una vez, diciendo:
– “Pero ya los franciscanos tienen una señal de televisión en Polonia” –a lo que respondí:
– “Sí, está perfecto que la tengan, pero sería mejor si tuviésemos en Polonia, tantos medios católicos como católicos existen aquí”.
“Medios católicos” no quiere decir sólo que se rece allí; que una radio sea católica, que un medio sea católico sino que se trata también de los contenidos. Los mismos contenidos deben ser católicos.
Luego de la transformación de nuestro país, (con la caída del comunismo) se pudo ver que comenzaron a entrar en Polonia medios no polacos con contenidos anticatólicos; discutíamos por entonces con el secretario de Juan Pablo II sobre qué hacer.
– “Si Jesús nos da algo, hay que aceptarlo” –decía yo (refiriéndose a la inspiración de fundar una radio).
– “¿Pero qué Jesús?” –me decía él.
– “El mismo en el que Ud. cree… –le dije.
Y dije entonces, pensando en Juan Pablo II pero sin nombrarlo:
– “Hay un hombre en Polonia que ha dicho: agradeced a Dios y no apaguéis el Espíritu” (1 Tes 5, 19).
Entonces, la primera dificultad fue esta: saber si lo que yo llevaba adentro estaba bien o no. Recuerdo que, cuando la decisión estaba tomada, me decía a mí mismo: “¿Pero qué cosa hice? ¡Debo escapar!”.
La primera vez que llegué a Torún, al lugar donde íbamos a fundar la radio con el permiso de mis superiores –quienes me habían indicado el lugar y hasta lo bendijeron– no había nada; ni dinero ni gente. La congregación de los padres redentoristas, había entendido bien la cosa, especialmente el padre provincial, muy abierto y de gran visión, que me dijo:
– “Puedes buscar a otros religiosos de la congregación para que te ayuden”.
Y así busqué y encontré enseguida.
Apenas llegué a este lugar (donde se encuentra Radio María en Torún), celebré la Misa; tomé la estatua de la Virgen de Fátima y luego hice la capilla en la primera casita que existía ya por aquí (como sabía que el diablo haría de las suyas, teníamos que tener, primero que nada, a la Virgen).
Recibí esta estatua de parte de una familia alemana. Ud. sabe que nosotros los polacos tenemos una historia difícil con los alemanes; el padre de dicha familia murió como víctima del nazismo. Uno de sus familiares era miembro de las SS (así se ve cómo existían las divisiones en el interior de una misma familia: Dios y el diablo). Llegué con esta estatua y me dije:
– “Debo celebrar aquí la Misa”.
Todo estaba en ruinas. Un pedazo de tierra con una vieja casa. Tuve miedo y, enseguida, bendije este terreno, recité un exorcismo en silencio, dentro mío y recé en mi interior:
– “Virgen María: ¡si no quieres hacerme pasar vergüenza, ahora debes ayudarme!”.
Había dificultades. Es claro que hay diversas personas, incluso dentro de la Iglesia con diversas ideas. Lo importante es ser fiel a Dios y a la enseñanza de la Iglesia; y estar cerca de la gente. Porque es la gente la que luego ayuda. La gente te entiende y, aunque existan estructuras del mal bien organizadas, Dios es más fuerte.
En los medios tenemos al menos tres mil intervenciones diversas al año (sólo en la gráfica, sin hablar de internet, la televisión).
En cuanto a lo del padre San Maximiliano Kolbe, no me siento para nada así. ¡Él era santo! ¡Era grande! Además, esta obra no la hizo una persona. Una persona puede tener una idea, pero para realizar esta idea, hace falta un grupo de personas. Muchas personas. Porque no se debe solo hablar; se debe actuar.
Javier Olivera Ravasi: Polonia parece ser una isla católica en Europa. Gobernantes católicos, Cristo declarado como Rey de la nación, la lucha contra la ideología de género, contra el “matrimonio homosexual”. ¿Por qué cree Ud. que su país posee esta fidelidad a la Iglesia y a Jesucristo y no se ha plegado hacia lo “políticamente correcto”?
Tadeusz Rydzyk: Hasta ahora no se ha plegado, pero yo tengo miedo de que Polonia se pliegue. Depende de nosotros. Había también muchos países católicos, incluso luego de la guerra…
En Alemania, por ejemplo, a pesar de la tragedia para Europa y la humanidad, luego de la guerra las iglesias estaban llenas. También en España, hasta poco tiempo atrás, las iglesias estaban llenas, las familias iban allí. En Irlanda, por ejemplo; en Italia…
Una cosa es importante: ser fiel a Dios. Que una parte de la gente acepte a Dios como a su propio Rey, no quiere decir que todo Le sean fieles.
A mi juicio, el primer problema es una buena catequesis. Las personas deben ser claros testigos de Cristo, convencidos de anunciar este amor. Hay que ayudarlos a vivir así. Estoy convencido de esto.
A veces, nosotros los católicos o personas de la Iglesia podemos discutir, criticar, etc. Sí, debemos criticar, pero primero que nada debemos ser testigos; nosotros mismos debemos estar convencidos de esto. Si yo amo a Dios, ¿por qué no lo comparto?
Sí, es verdad, Polonia es todavía, en cierto sentido, una isla, pero ¿hasta cuándo durará esta isla? Nadie ha dicho que esto durará para siempre. Juan Pablo II dijo que la libertad no se puede conquistar una vez para siempre, sino que debe ser conquistada continuamente. Por eso debemos rezar pero también actuar; evangelizar y aprovechar los medios de comunicación para esto; para eso está Radio María, la televisión que se llama Trwam, es decir, “persisto”, e incluso el diario que hemos fundado. No debemos tener miedo. No tenemos muchos medios, sólo aquello que la gente nos dona; de hecho, estamos buscando dinero.
Aquellos que están en contra de nosotros dicen que tenemos tanto dinero o que yo he recibido mucho dinero a mi nombre… ¡Eso no es verdad! Dicen que somos muy ricos. Han usado mi nombre, ¡aunque aquí en la radio somos muchos! Están las hermanas religiosas, de diversas congregaciones, los laicos (que ni siquiera sé cuántos son los que están trabajando en esta obra), varios centenares de personas que jamás he contado y que ni siquiera conozco a todos. Yo tampoco cuento el dinero. Algunos me dicen: “Padre, debemos ir más lento porque no podremos afrontar todo”, y yo les respondo siempre que sigamos para adelante, que podremos lograrlo. Debemos anunciar el Evangelio: “Id y anunciad”, “id y anunciad”.
Hay una gran oportunidad en Polonia. Está el catecismo, por eso es necesario empeñarse para que haya una buena catequesis; hacen falta muchos testigos de la Fe. Y este es el problema, porque el problema está en la persona, en el hombre. Siempre es así.
Hay un proverbio en Polonia que dice “el sastre corta cuanto la tela le deja”. Confiemos en Dios. No podemos cometer un pecado de omisión.
Polonia permanecerá una isla en el mar de la ideología de género. La ideología de género entrará en diversas partes. No tomamos conciencia de esto. Yo estoy muy contento con este cambio que ha habido en Polonia hace dos años con las elecciones políticas, pero no debemos ser ingenuos, acríticos; debemos pensar e indicar aquello que no esté de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia de Cristo.
Yo estoy contento con nuestro Presidente que es creyente. Lo mismo con la Primer Ministro, que tiene un joven hijo sacerdote y una buena familia. Pero ellos solos no podrán hacer todo, hacen falta muchas personas. El hombre siempre es débil. Además, hay una gran presión de parte de este mal bien organizado. Juan Pablo II decía muchas veces que en el mundo existe una, o más de una, central de anti–evangelizazión que permanece anónima. Debemos saber esto. Creo que el mismo diablo la gestiona. Pero Dios es más fuerte, la Virgen es más fuerte.
La historia de la Iglesia ha caminado por diversos caminos, pero así y todo permanece.
Hablando de estos temas, una vez, durante una cena con un arzobispo ya retirado, frente a otras personas, me dijo:
– “Padre, no se preocupe. La Iglesia permanecerá. Las puertas del infierno no prevalecerán” – a lo que yo le respondí:
– “Sí excelencia, Jesús lo ha dicho, pero la Iglesia es también la nave de San Pedro, pero la pregunta es esta: ¿cuántas personas estarán en esta Nave? Se trata de que sean muchas, ¡todas las personas! Jesús fue enviado por el Padre para todos los hombres no para un pequeño grupo y esta es nuestra fuerza.
La ideología de género y todo el resto es una especie de marxismo, una ideología con un nuevo vestido. Antes venían con los fusiles, con el terrorismo, ahora están matando el espíritu. Primero el cuerpo, después el espíritu.
Hubo un poeta polaco que dijo: “Siberia, prisión, todo eso es nada… El peligro estará cuando el veneno llegue al espíritu”.
Ahora todo se ha frenado gracias al cambio de gobierno pero no debemos ser ingenuos. No debemos construir sobre una persona sino sobre Dios, con la ayuda de las personas.
Javier Olivera Ravasi: Polonia es a veces criticada respecto a la política de inmigración, principalmente respecto de la inmigración de origen musulmán. ¿Cuál cree ud. que debe ser la postura verdaderamente católica y qué piensa acerca de quienes dicen que hay que recibir indiscriminadamente a inmigrantes de todo tipo de religión y cultura?
Tadeusz Rydzyk: Debemos ayudar a la gente. Es claro. Ese es el primer mandamiento, el mandamiento del amor al prójimo y a Dios. Debemos ayudar sí. Pero el amor, sin la verdad, puede ser una ingenuidad, un sentimentalismo. La caridad sin la verdad puede convertirse en terror, en terrorismo.
Hay un ordo caritatis (un orden de la caridad); debemos ver verdaderamente de qué cosa se trata este tema. La primera cosa sobre este problema es que se debe mirar desde diversos puntos de vista. Es verdad que nos enfrentamos frente a un problema. Sí. Veamos primero: en estos países donde hay hambre y guerra, lo primero sería introducir la paz. Pero… ¿Quién ha provocado esta guerra? ¿quién vende armas a estos países? ¿Quién lucra con las lágrimas de esta gente? Si esta gente lucha, si tienen armas costosas, es porque alguno ha provocado la guerra y está manipulando la cosa.
Hay otro proverbio en Polonia que dice: “En agua turbia se pescan muchos peces”. Alguno puede generar también esta agua turbia para pescar los peces. Debemos ayudar, primero que nada, introduciendo urgentemente la paz en estos países.
Me acuerdo cuando Juan Pablo II, pedía insistentemente que no se iniciase la guerra en Irak. “Tienen armas, debemos combatirlas porque son un peligro”–decían. Fueron a Irak, las buscaron, destruyeron un país y sus personas. Y alguien lo hizo…
Lo mismo sucede en África y en otros países. ¿Por qué no ayudar a estas personas? ¿por qué no enseñarles, educarlas y fundar escuelas? ¡Hay tantos misioneros en Polonia (en otras partes no tantos), que vienen aquí, a la radio, a pedir dinero para abrir una escuela! ¡Si lo tuviesen podrían hacerlo! Polonia da mucho dinero a África mientras que algunos se aprovechan de esa gente. Por otra parte, ¡hay tantos países ricos desde lo cultural y desde lo económico!
Esta es la primera cosa. Algunos tienen intereses; pueden ser intereses ideológicos. Y eso se ve. Cuando miro esos barcos en el mar mediterráneo con inmigrantes que se ahogan, me pregunto: ¡para poder subirse a estos barcos es necesario tener dinero! Hay alguien que está ganando dinero con esta pobre gente. Y en la Unión Europea conocen estas cosas: ¿qué hacen entonces?
Podemos transformar incluso a Europa en África, podemos hacer que todos los países de Europa sean árabes. Esto mismo hizo en el siglo XX Stalin en la ex URSS; tomaba gente de Ucrania y de otros países y llevaba a las personas a diversas repúblicas soviéticas. Transformaba culturas, poblaciones, con pobreza…
Cada país, cada nación es un don de Dios; como cada persona es un don y tiene un don. Hay otro proverbio polaco que querría compartir: al inicio de mi formación, e incluso antes de entrar en el seminario, en el noviciado, un padre anciano me decía: “no hay nadie insustituible”. Luego, con el tiempo comprendí que esto no era verdad. ¡Cada uno de nosotros es insustituible! Dios ha dado a uno el don de lenguas, a otro el don de la capacidad musical, de una inteligencia científica, de un oficio… Somos como un organismo: en el organismo hace falta un corazón, dos pulmones, etc. También nosotros somos así. Cada uno es insustituible, es lo primero que quería decir. Las naciones son una gran riqueza. Cada una tiene un rol que cumplir respecto de la humanidad. Podría paragonarse con un hermoso ramo de flores: si uno realizara un ramo con una sola especie de flores, no sería tan hermoso como si se hiciese con distintos tipos de flores. Lo mismo pasa con la humanidad.
No mezclemos las cosas. Nosotros podemos cooperar, hacer amistad, apoyarnos mutuamente. Así debería ser, pero no esto que están haciendo hoy, de modo muy artificial. Algunos están manipulando las lágrimas y los infortunios de la gente. Es otra guerra de civilizaciones. Con los musulmanes hubo guerras y podemos unirnos con amor pero en la verdad, no de otro modo.
Además, todo esto ha sido suscitado artificialmente, con dinero de por medio; conocemos distintos apellidos de personas muy ricas que están jugando con la gente como los niños juegan con juguetes. Y estos adultos están jugando con la gente, al menos yo tengo esa impresión.
En una gran probabilidad nos encontramos frente a una manipulación pero también hay también un enorme influjo de algunos que vienen aquí a Europa diciendo que son muy desafortunados… ¡Si los viesen! Los que vienen son más bien jóvenes, hombres en edad militar… ¡Muy raramente vienen los ancianos y los que sufren!
La primera cosa, entonces es intentar llevar la paz a esos países.
La segunda cosa es intentar que la gente tenga educación, educar y enseñar a la gente. Ayudarlos para que la gente pueda ayudarse ella misma.
La tercera cosa es que tiene que existir un ordo caritatis, un orden en la caridad. Ayudar está bien, claro.
Por ejemplo, a veces se nos acerca una persona con problemas, una persona alcohólica que pide ayuda (puntualmente dinero) y le digo: “no; te daré un poco de pan, te daré de comer, medicamentos…”. Y luego de darle un poco de pan, vemos que lo arroja a la basura. Un sándwich tampoco quiere… Debemos ayudarlo de modo tal que pueda salir de esa situación.
Había un párroco, hermano nuestro, muy simpático, que recibía a varios alcohólicos en su parroquia a quienes decía: “Yo los ayudo, pero primero les pido que limpien un poco la plaza que se encuentra frente a la iglesia”; y enseguida todos escapaban… Había una persona que pedía ayuda, limosna, daba vueltas por diversas parroquias y conseguía una buena ganancia. Esto desmoraliza a la gente.
Yo tengo esta impresión: esto de mezclar a las culturas es una especie de lucha contra Dios, contra la Iglesia. Una especie de provocar a unos contra otros, cristianos contra musulmanes. Una especie de táctica marxista, divide et impera, “divide y reinarás”, una especie de lucha de clases. Lo hemos experimentado aquí en Polonia: si había, por ejemplo, un campesino inteligente y con éxito era criticado por los gobernantes y hasta a veces lo mataban. Lo mismo sucedía con sacerdotes que, por reaccionar bien, eran criticados y llevados frente a la autoridad. Ponían a unos contra otros.
Ahora ya nadie cree en el comunismo, pero éste existe de una manera diversa. Es verdad que hay que ayudar a esa pobre gente, por eso Polonia está ayudando, cosa que a todos nos gusta; los polacos ayudan a estos países y hasta van a Siria, Irak, Líbano y a otras naciones. Está también la ayuda a la Iglesia que sufre, Caritas y el gobierno que no sólo construyen hospitales y pagan las cuotas de algunos alumnos universitarios, sino que incluso atienden a los niños.
Javier Olivera Ravasi: El Papa Benedicto XVI habló de la “dictadura del relativismo” que se ha metido mucho en la cultura occidental, incluso en nosotros, los católicos. Actualmente hay una gran confusión en la Iglesia con este documento post-sinodal “Amoris Laetitia”. En algunas diócesis, algunos obispos exigen o permiten, que los divorciados vueltos a casar, accedan a la comunión sin antes haberse arrepentido y confesado, como Juan Pablo II lo pedía en la encíclica Familiaris consortio, por ejemplo. Sabemos que la situación en Polonia es distinta. ¿Cómo ve ud. este problema, tanto en Polonia como en la Iglesia universal?
La primera cosa es que los mandamientos de Dios son siempre obligatorios y ningún sacerdote, del rango que sea, puede decir que no lo sean. Las enseñanzas de Jesús son obligatorias; no podemos cambiar esto. Jesús dice claramente: “no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Ley hasta que todo se cumpla”; e incluso dice: “el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos”. Siempre será así.
Pasaban cosas similares, por ejemplo, en tiempos en que Juan Pablo II era cardenal, durante el pontificado de Pablo VI, con la Humanae vitae. El Papa enseñaba una doctrina y parecía solo, abandonado; más aún: la Iglesia se encontraba en una situación de cisma en diversos países, pero él contaba con su sabiduría y paciencia. Todavía no se había oficializado el cisma pero al nivel de doctrina estaba el peligro.
El mismo Juan Pablo II, según contaba un obispo checo, jesuita, ordenado en prisión por otro obispo que no creía sobrevivir, durante el primer o segundo aniversario de su atentado, recibió una dura carta de parte de ciento sesenta teólogos que escribían en contra de él.
Recordemos también cómo Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, eran criticados por los medios liberales y de izquierda, siempre dispuestos a dar hasta premios y medallas a aquéllos que se proponen a servirlos.
He hablado una vez con un sacerdote que trabajó durante años en Alemania, al frente de una comisión del episcopado alemán, para investigar sobre la masonería y me contaba acerca de un obispo en América Latina a quien fueron a verlo para decirle que podrían construirle una catedral a cambio de que formase parte de la masonería. Él, obviamente, respondió que no.
Incluso en Polonia, por ejemplo, los medios liberales y de izquierda estarían dispuestos a darnos a nosotros, incluso a Radio María, a nuestra TV, a la universidad, el diario, etc., mucho dinero siempre y cuando hiciésemos lo que ellos quieren. Incluso hay un grupo –no quiero dar el nombre– con tantos canales televisivos que hace un tiempo, creó un canal religioso (me pregunto cómo era esa religión) que, por un sueldo, contrató a un sacerdote que trabajaba allí… Finalmente el canal desapareció. No sé por qué.
No podemos hacer pactos con el mal. Todo debe ser claro. Jesús dijo: “vuestro hablar debe ser sí, sí, no, no; todo el resto viene del maligno”. Yo creo que también se puede entender de modo equivocado esta exhortación pos-sinodal.
Por ejemplo, estuve aquí en Europa, donde unos franciscanos polacos que llegaron a una iglesia y la gente comenzó a frecuentarla. Los franciscanos portaban su hábito, celebraban la misa como se debe, sin hacer mamarrachos ni extravagancias, y la gente veía que esto era el sacrum. Comenzaron a confesar, a impartir los sacramentos, etc. y la gente comenzó a ir. Y les comentaban que otros religiosos del mismo país hacen cosas extrañas en comparación con estos franciscanos polacos.
Había otro sacerdote de esta nación, que había ido a la universidad y a un buen seminario, a quien le pregunté por qué esos sacerdotes locales hacían estas cosas raras y me contestó que la causa era el seminario; que la formación era débil. Por ello, lo primero es tener buena formación, buena educación, buenos profesores católicos, que tengan bien ordenada la cabeza. Por lo tanto, comenzar con la formación desde niño, desde joven, desde seminarista; ¡esto es obvio!
Se puede dar la comunión a quienes no viven en el matrimonio sacramental. Esto la Iglesia lo prevé y siempre lo ha enseñado. En Polonia lo llamamos “el matrimonio de San José”, es decir, si no hay riesgo de escándalo y la gente no sabe que ellos no viven sin el matrimonio sacramental, que no pueden casarse, tienen niños y viven para estos niños, deben vivir como hermano y hermana, es simple y claro, lo contrario es un abuso. ¡Los mandamientos de Dios son obligatorios! Y esta fue la enseñanza de la Iglesia. Y si algún sacerdote dice algo distinto, le sugeriría que se formase mejor.
Hay que aceptar el evangelio, no se lo puede cambiar. Jesús lo ha dicho.
A propósito: en la historia de la Iglesia hubo diversos momentos que todos pensaban que la Iglesia estaba por desaparecer. Jesús de hecho, lo dijo: “cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿encontrará Fe en la Iglesia?”. Debemos estar cerca de Jesús, porque no hay otro camino, y pensar en la eternidad.
Javier Olivera Ravasi: Ud. ya es un sacerdote mayor. No tiene la verdad comprometida con nada ni con nadie: ¿Qué consejo podría darnos a quienes, a veces, recibimos críticas porque, queriendo ser fieles a la Iglesia, se nos tilda de conservadores, tradicionales, fariseos, nazi–fascistas, cuando lo único que queremos ser es ser católicos?
Yo no soy nada. Pido a Dios no ir al infierno. ¿Qué puedo decirle? Ser fieles a Jesús. Tenemos tantos ejemplos en la historia, tantos santos, héroes… A lo largo del mundo, ¡cuántas personas hermosas! Las madres, los ancianos con arrugas en la cara, ¡miremos sus vidas! ¡Qué hermosas son estas personas! Recuerdo una vez que a una señora ya anciana celebraba su cumpleaños número ciento cinco; vivía con grandes necesidades. Entré a su casa; estaba sentada en una mesita, con un rosario, con muchas arrugas en su rostro, pero era una persona hermosa; en sus ojos se veía esa belleza, al punto que uno quería estar con ella; era como si hubiese tocado a Dios. No era una de esas “beatas”; era una persona muy normal. Lo mismo me sucedía con Juan Pablo II, con quien siempre quedé maravillado, quizás porque, para esta radio que iniciamos, él siempre se mostró muy cercano a nosotros al punto que no hubiésemos podido sobrevivir si no hubiese estado él. Eran tantas fuerzas increíbles, diversas fuerzas, contra nosotros, pero sabía que él estaba presente y nos defendía; ¡con todo un mundo que tenía para pensar, se ocupaba de esta pequeña cosa, concreta, como es Radio María!
Cuando lo miraba entrar en su capilla, cuando celebraba la misa, y rezaba, se notaba que toda su persona estaba rezando. A menudo emitía sonidos como si hubiese luchado con Dios; luego salía de la capilla privada a la sala de almuerzo y se lo veía sonreír, como lleno de vida.
Nosotros debemos ser modernos, muy modernos, aprovechando todas las posibilidades que Dios nos da, no sólo para nosotros mismos, sino, sobre todo, para evangelizar. Debemos ser fieles a las enseñanzas divinas; querría decir que debemos rezar para tener experiencia del amor de Dios. Si tenemos esta experiencia, todo estará bien. Recuerdo que una vuelta tuve problemas con las cuerdas vocales; trabajaba tanto con los jóvenes…, enseñaba el catecismo para más de mil jóvenes: treinta horas de catequesis semanal; además, el coro y una banda musical… Debía ir al médico, aunque no sabía a cuál. Fui a una ciudad donde había un especialista en foniatría (en aquel entonces eran pocos los especialistas en esta rama); era una señora que, luego de hacerme el examen, me dijo: “cuando era niña, a la parroquia de mi pueblo venía un seminarista del seminario, con sotana. Se arrodillaba y rezaba; se veía que estaba afrontando una dificultad. Comencé a rezar como en esta iglesia y Dios me dio la experiencia de Su amor, y esto me está ayudando en mi vida, en los momentos difíciles, incluso para mi Fe”.
Por eso diría, hay que resolver todo con Dios. Esto querría decirles, a todos: estar todos los días, por pocos minutos (si se puede más), de rodillas y, si te duele, pueden estar sentados. Había un anciano aquí en Polonia (como con el cura de Ars) que pasaba horas frente al Santísimo. Una vez alguien fue y le preguntó: “¿Y tú que haces aquí?”, a lo que respondió: “Yo lo miro y él me mira”.
Háblenle a Dios con el corazón acerca de todo y verán cómo podrán conseguirlo.
Aunque existan dificultades, incluso de los más cercanos, de los familiares, etc., en serio, hay que rezar para pedir tener la experiencia del amor de Dios para poder servirlo. Todos nuestros miedos y nuestras preocupaciones, debemos dejarlas delante de Dios. Estar cerca de Él y aprender de los mejores.
Javier Olivera Ravasi: Le agradezco mucho esta entrevista, también la invitación que nos ha hecho para poder participar de este congreso aquí, en Torún, y esperemos que el público de habla hispana pueda aprovechar las enseñanzas de un sacerdote que ha intentado ser fiel a su vocación y a la Iglesia, y anhelamos que por su fidelidad, fomente también futuras vocaciones sacerdotales y religiosas.
Tadeusz Rydzyk: Soy yo el que agradece. Ud. es un sacerdote maravilloso. Estoy muy feliz de que haya venido desde tan lejos hasta aquí. Gracias también por sus enseñanzas tan enriquecedoras. Gracias por esta irradiación que se ve en Ud.
P. Javier Olivera Ravasi
Torún, 25/11/2017
Excelente la entrevista. Gracias, padre, por compartirla.