«Ars imitatur naturam»: sobre un cuadro de Da Vinci

Esta cárcel y estos hierros, en que el alma está metida son a veces duros y crueles. Y no sólo por razón del cuerpo -con perdón del platonismo teresiano- sino también por la misma realidad que cruelmente se nos impone.

Sin embargo, «sicut docet Philosophus, ars imitatur naturam«, decía Santo Tomás: «el arte imita la naturaleza», es decir, la esencia de las cosas. Y cuando esa esencia es bien significada, nos transporta, nos eleva, nos deja boquiabiertos; es esto lo que pasa con la música, la poesía, la pintura…

Y por más laberintos, retruécanos y emblemas, la realidad significada se nos topará, aunque a veces juegue a las escondidas.

Algo así deben haber sentido estas personas al contemplar el Salvator mundi de Leonardo que ahora se está subastando en Nueva York.

Vean nomás los rostros y piensen cómo será contemplarlo cara a cara.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi

2 comentarios sobre “«Ars imitatur naturam»: sobre un cuadro de Da Vinci

  • el noviembre 24, 2017 a las 11:42 pm
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    Cuánto mejor verlo expuesto o «con rayos X» en el Sagrario….menos mal que nadie filma esos rostros ocultos en cada rincón donde Jesús se queda esperando que lo «visiten»…visus, tactus, gustus in te fallitur. Sed audito solo tuto creditur…! Y es gratis !

  • el noviembre 28, 2017 a las 2:43 pm
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    El arte renacentista es el inicio de la decadencia. Sí, muestra una enorme perfección técnica, y es muy bella y armoniosa comparada con el mamarracho modernista, pero es exactamente cuando pierde el sentido de lo sagrado y lo divino y se vuelve naturalista y humanista, junto con las ciencias naturales que empezaron a desarrollarse (más exactamente hipertrofiarse) también por esa época.

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