Críticas al Vaticano: El Instituto para las Obras de la Religión – IOR (3-4)
Cierto que Yallop se cubre de eventuales objeciones, ya en el prefacio de En nombre de Dios,con esta truculenta advertencia: “Revelar los nombres de los hombres y mujeres que me han ayudado en mi investigación aportando testimonios de crucial importancia constituiría por mi parte un acto de irresponsabilidad criminal: todos ellos corren todavía un grave peligro de muerte”. Pierde seriedad, lamentablemente. Vaya un ejemplo:
“A través de todo esto, a través de los asesinatos, las prisiones, las multas, las persecuciones, el golpeteo por parte de los medios, los Tres del Vaticano (se refiere a Paul Marcinkus, Pelligrino De Strobel y Luigi Mennini) siguieron en sus puestos, haciendo dinero para el papa[1], pese a la condena universal de su banco y su personal ejecutivo (…). Su consejo al cardenal (Re) cuando éste se quejó de parte de la cobertura de los medios sobre el asunto fue exactamente el mismo que había ofrecido tras la quiebra del Banco Ambrosiano al obispo Paul Marcinkus: —Ignórelos. Nosotros no perdimos dinero, ¿no es así? —No, Santo Padre. —Entonces ignórelos. Ya pasará”[2].
¡Pero no hay un solo testigo mencionado! Sólo aduce como fuentes meros trascendidos. Todo lo contrario de George Weigel, que detalla puntillosamente las entrevistas (sólo falta que enumere la cantidad de cafés que tomaron), por lo que no podemos afirmar que lo de Yallop sea serio o totalmente veraz –y por extensión lo de sus émulos o repetidores. Si bien es obvio que el periodismo tiene derecho a incursionar en la investigación histórica, ésta, para ser seria o al menos verosímil, demanda un objetivo manejo de fuentes –y, la mayoría de las veces, un necesario transcurso del tiempo.
No obstante quedan dudas: la acumulación o reiteración de errores (a lo largo de unos 40 años y tres Papas que no pudieron o no supieron poner orden, porque retirado Marcinkus prosiguieron[3]) indica que no todo puede atribuirse a la ingenuidad o falta de experiencia de Marcinkus. La probada participación de miembros de la masonería[4] ilustra sobre lo que afirmaba Paulo VI en relación al “humo de Satanás” en la Iglesia, que por algo lo dijo: no se trató de una afirmación gratuita, ya que fue el primero en padecer estos escándalos, con el tristemente famoso caso Sindona, prolongado en su socio Calvi. Y también por algo Benedicto XVI durante su viaje a Portugal dijo que “los ataques contra el Papa y la Iglesia no vienen sólo desde afuera. Los sufrimientos de la Iglesia provienen de su interior, del pecado que existe en la iglesia[5]”. Palabras duras pero sabias las del Pontífice, que a pesar de su empeño fue superado por los hechos: su gestión se vio empañada por las denuncias de Mons. Viganó[6], que no pudo o no supo clarificar, si bien tuvo la habilidad de tomar el toro por las astas, como veremos a continuación.
Que los Papas no hayan sabido o podido resolver estos problemas de administración es un hecho a encuadrar dentro de un marco mucho más amplio, estructural, que George Weigel ha resumido en un párrafo: “El ministerio universal del Papa en el Catolicismo evangélico que el Concilio Vaticano II y los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI están dando a luz va a requerir un tipo diferente de administración central, un tipo diferente de Curia Romana[7]“.
Benedicto, como buen intelectual, supo abstraer la raíz del problema, considerarlo en sus elementos esenciales e impulsar la necesaria renovación institucional en la materia que el Pontífice decidió superar, como veremos más abajo, construyendo bases sobre las que el papa Francisco está avanzando. El problema, más que de hombres, era de un sistema, de una estructura anquilosada en la que a los oportunistas se les hacía el campo orégano.
Por último: la duda se acrecienta por cuanto prácticamente ninguna de las múltiples acusaciones de la considerada prensa amarilla (y la no tanto…) fue contrarrestada en forma oficial o extraoficial. Y no vale el argumento de que estas cosas no se contestan, o que se trata sólo de inventos de los medios. Quien calla otorga, más en el mundo mediático que vivimos, como bien puntualizó von Freyberg en el reportaje citado (nota 15). Queda claro que “los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz”. Y aunque Cristo también dijo “sed prudentes…”, en estos casos aparentemente nos llevan amplia delantera.
Un asunto, polémico en su momento, fue la inclusión del IOR como partícipe en operaciones de transferencias de dinero destinado al movimiento Solidaridad, de Polonia, antes que cayera el comunismo. Al respecto Weigel acota:
“A pesar de ciertas teorías sobre conspiraciones, estas donaciones papales para apoyar a Solidaridad nunca estuvieron implicadas con el reciclaje de los fondos gubernamentales de Estados Unidos a través del IOR. El apoyo estadounidense a Solidaridad, durante y después de que la ley marcial entrara en vigor, procedía de los recursos de la organización gubernamental Legado Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy), de las asignaciones del Congreso para ayudar a Solidaridad y de la AFL-CIO. Todos estos fondos fueron administrados directamente por un sacerdote polaco en París, que los utilizó para comprar comida y medicinas que llegaban a la iglesia de San Martín en camión. Los datos relativos a estos fondos fueron hechos públicos por las organizaciones privadas implicadas[8]”.
¡Son varios los affairesque endilgan!
Otra alegre acusación dirigida al Vaticano es la de no someterse a los acuerdos internacionales sobre blanqueo de capitales –o sea, como sospechoso de ser una suerte de puerto franco para dichas operaciones (tampoco es el Vaticano un paraíso fiscal –territorios donde se evaden normas fiscales a las que estarían sujetos capitales de otros países).
Estas acusaciones sobre las que aún se gasta tinta vienen de perillas para distraer la atención sobre gravísimos hechos, algunos de los que nadie se acuerda ya. Vaya un ejemplo: el viaje que Richard Grasso, presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York hizo a la selva colombiana en 1999 para reunirse con Raúl Reyes, comandante de las FARC, invitándolo a lavar en operaciones bursátiles el dinero del narco-tráfico, con el que se financiaban. Si bien Grasso aclaró “Hablamos sobre las oportunidades económicas y sobre la democratización del capitalismo”, políticos republicanos acusaron a las FARC de ingresar millones de dólares procedentes del narcotráfico, según informó El País[9]. Al mismo tiempo el diario Página 12[10], de Argentina, se perdía en disquisiciones típicas de intelectuales, sin ir al fondo. En general, los diarios del mundo informaron sólo unos pocos días sobre este escándalo, porque “de esto no se habla”.
Pero: ¿cómo funciona actualmente el IOR? Según su informe anual, el capital neto es de 769 millones de euros[11] y durante la crisis financiera (2008) no acusó problema alguno: ningún gobierno tuvo que salir a rescatarlo, lo que de entrada debería llamar a reflexión.
Finanzas y modernización
Durante la larga última década, más concretamente a partir de los atentados terroristas de 2001, se han intensificado en todo el mundo los controles a las instituciones financieras. Comenzando por los bancos más grandes, le tocó luego a los más pequeños, como el que nos ocupa, culminando con la práctica eliminación del secreto bancario, incluso en Suiza.
El IOR también se ha ido adaptando a las nuevas normas en la materia, que buscan identificar países y jurisdicciones que puedan causar un riesgo al sistema financiero global. El año pasado el Presidente Ernst von Freyberg puntualizó que “La Santa Sede fue evaluada el último año y según el informe de Moneyval[12], publicado el año anterior (2012), la Santa Sede tiene instituido un sistema funcional en orden y NO se la considera una jurisdicción crítica. Hay que decir que nosotros somos un aspecto de ese sistema[13]“.
Los pilares de este sistema interno fueron erigidos en un plazo relativamente breve, entre 2010 y 2012. De las 49 recomendaciones planteadas por Moneyval (40 sobre blanqueo de dinero, 9 sobre antiterrorismo), la Santa Sede sólo está insuficientemente en regla en siete casos[14].
En la misma línea, el presidente aclaró la inexistencia de cuentas numeradas: nunca existieron, a pesar de la propaganda (y ligereza) de algunos medios. Sirva de ejemplo que fueron las autoridades del Banco quienes informaron el año 2013 sobre seis operaciones sospechosas de las miles realizadas por los casi 19.000 depositantes (5.200 instituciones católicas -órdenes religiosas, diócesis y entes vinculados a la Santa Sede- y 13.700 personas físicas: eclesiásticos y empleados o ex empleados del Vaticano). Sospechas, no certezas, que después de investigadas a pedido del Banco por la Autoridad de Información Financiera dos de ellas fueron giradas a la Justicia. (Desde el 1-X-2012 las operaciones del IOR pueden ser consultadas vía internet.) No obstante el correcto comportamiento del IOR la prensa presentó el tema como un delito consumado (se suma otro escándalo, etc.[15]), cuando en realidad fue una muestra del éxito alcanzado por el empeño de Benedicto XVI para transparentar y modernizar la operatoria del banco, tarea que el Papa priorizó y concretó inmediatamente con felices resultados.
En efecto: por un Motu Proprio en diciembre de 2010 Benedicto XVI implementó el sistema interno de control y combate al lavado de dinero, creando la mencionada Autoridad de Información Financiera (AIF)[16]. Y a mediados del 2013, el Grupo Egmont, que reúne a las Unidades de Información Financiera (FIUs) a nivel mundial, admitió a la AIF y al Estado de la Ciudad del Vaticano como miembro pleno.
La admisión del Vaticano en el Grupo Egmont implica la participación en una red global de Unidad de Información Financiera y facilita el intercambio de informaciones para la lucha contra los delitos financieros. El Grupo Egmont fue fundado en 1995 y actualmente cuenta con Unidades de Información Financiera (FIUs) en más de 130 países.
Y last but not least, el 7 de mayo de 2013 suscribió con el Departamento del Tesoro de los EEUU un convenio para combatir el reciclaje de recursos financieros (lavado de dinero) y el terrorismo, a modo de coronación de toda una política de transparencia que la Santa Sede viene reforzando desde hace años, prueba del compromiso por la erradicación de un flagelo que afecta a todos los países y entidades financieras. Sean estas líneas útiles para comprender una compleja realidad, aventando así “escándalos financieros inauditos”.
En aras de la transparencia y modernización no sólo el IOR ha incorporado los más modernos instrumentos de control y comunicación (el año último contrató a Communications & Network Consulting), sino que la Santa Sede en conjunto ha convocado a colaborar a la mundialmente reconocida consultora McKinsey & Company, con el encargo de crear “un plan integrado para hacer que la organización de los medios de comunicación de la Santa Sede sea más funcional, eficaz y moderna”.
Sandro Magister (“L’Espresso”, enero 3 de 2014) puntualiza que “otra marca reclutada por el Vaticano es el Promontory Financial Group, con sede central en Washington. Desde el mes de mayo (de 2013), una docena de sus operadores se han instalado en los locales del IOR y pasan al cedazo, una por una, las cuentas del instituto en busca de operaciones ilegales. Actúan del mismo modo con las cuentas de APSA, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica[17]”. “Para certificar los balances del IOR está Ernst & Young[18], a la cual el Vaticano le ha confiado recientemente la verificación y la modernización de las actividades económicas y de gestión del governatorato del pequeño Estado. A otra premiada multinacional, KPMG, se le ha pedido que nivele a los estándares internacionales la contabilidad de todos los institutos y oficinas con sede en la Ciudad del Vaticano”.
Esta masiva incorporación de consultoras especializadas no se decide en una semana ni es común que ellas acepten un trabajo sin detallados análisis sobre el futuro cliente. Se necesita una tarea previa de contactos, suministro de informaciones y determinación de objetivos y prioridades, tarea cuyo tiempo se mide en largos y laboriosos meses. Por esto tiene razón el jesuita Thomas Reese cuando afirma que “aunque el Papa Francisco está recibiendo el crédito por limpiar las finanzas del Vaticano, el Papa Benedicto merece gran parte del mismo. Fue Benedicto quien decidió que el Vaticano tenía que observar las normas internacionales establecidas por Moneyval, la agencia Europea encargada de la lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo. En otras palabras, Benedicto determinó que el Vaticano estaría sujeto a un escrutinio externo, algo considerado anatema en el Vaticano desde tiempo inmemorial[19].” Similares consideraciones valen respecto al convenio firmado con el Departamento del Tesoro de los EEUU.
[1] ¡Como si San Juan Pablo II hubiese sido un capomaffia! Lo que pinta de cuerpo entero a Yallop.
[2]David Yallop, El Poder y la gloria, Editorial Planeta, Colombia, 2006, 208 y 583.
[3]Sandro Magister en su artículo Todo el dinero de Pedro. Vicios y virtudes del banco del Vaticano (15-6-2009) presenta un resumen de los principales problemas detectados a partir de 1990 – http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1338861?sp=y
[4] Si la masonería intervino en la administración de las finanzas vaticanas o del IOR es porque ya estaba antes en áreas más íntimas y sensibles de la Iglesia. Válido paralelo con el caso de Judas, traidor y ladrón elegido por Cristo y que hasta hizo milagros –don negado, hasta ahora al menos, a estos judas financieros.
[5]http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/el_trigo_y_la_cizana_del_vaticano/el_trigo_y_la_cizana_del_vaticano.asp
[6]En 2012 el Corriere della Sera publicó una carta al Papa en la que el arzobispo Carlo María Viganó, ex Secretario General del Governatorato de la Ciudad del Vaticano, denunciaba corrupción y mala gestión en la administración vaticana.
[7]Georg Weigel, Must the Roman Curia be Italian? –http://www.firstthings.com/web-exclusives/2011/11/must-the-roman-curia-be-italian
[8]George Weigel, Biografía de Juan Pablo II – Testigo de Esperanza, Plaza y Janés, Madrid 1999, 1257.
[11] “La publicación del Informe anual es un paso más en la transparencia que puso en marcha Benedicto XVI y que está continuando con firmeza Francisco. El informe, cuyos números fueron auditados por KPMG, dijo que el enorme incremento de la ganancia neta se debía principalmente a resultados comerciales favorables y al valor más elevado de los bonos.” Puede compararse esta cifra con el patrimonio de los millonarios que frecuentemente aparecen en los medios.
(http://vaticaninsider.lastampa.it/es/vaticano/dettagliospain/articolo/iorior-ior-vaticano-vatican-vaticano-28272/). La prensa menciona de manera casi uniforme que por primera vez el IOR presenta un balance (en 125 años suele aclararse, con lo que remonta a las instituciones mutuales absorbidas a su creación), lo que es erróneo: no es la primera vez que ha publicado sus cuentas, cosa que sucede cada año por lo menos desde Juan Pablo II. Lo que sí ha hecho, por primera vez, para despejar dudas, es someterse al protocolo de los convenios con instituciones que se mencionan en las páginas siguientes, y presentar sus cuentas como lo haría cualquier entidad financiera, con los folletos correspondientes. Y, por cierto, no han sido malos resultados.(Antonio López, op. cit.).
[12]Organismo del Consejo de Europa encargado de monitorear la transparencia financiera de los Estados miembro.
[13] Diario Infobae, 23-5-2013
[14]“… es necesario afirmar que estos resultados son similares a los de casi todos los países examinados por MONEYVAL y, en algunos casos, significativamente superiores. Tal es el caso de Estados como Liechtenstein, Polonia y Rusia entre otros, que no han alcanzado aun satisfactoriamente ni la mitad de los objetivos propuestos por el organismo evaluador. También hay que resaltar que todos estos países llevan entre diez y quince años de trabajo con MONEYVAL y, por lo tanto, han tenido durante más de una década el asesoramiento necesario como para mejorar sus índices. La Santa Sede está participando por primera vez de este proceso, de modo que los resultados obtenidos hasta el momento, más que dar motivo a especulaciones delincuenciales, nos permiten rechazar con fundamento el mito de un Estado Vaticano que descuella entre los países por una presunta corrupción o una imaginaria situación de paraíso fiscal” (http://tiempodeevangelizar.org/?p=2327).
[15]Un medio tituló la noticia en estos términos: “Sospechan de lavado de dinero en El Vaticano (sí, otra vez)”. http://www.animalpolitico.com/2013/05/sospechan-de-lavado-de-dinero-en-el-vaticano-otra-vez/#axzz2xsHKNUDi. Valga como ejemplo de seriedad en algunos medios… y van…
[16]El Papa Francisco, con dos Motu Proprio en julio y agosto de 2013, amplió las competencias de la AIF, alineando los instrumentos jurídicos a las normas internacionales. Con un tercer Motu Proprio de noviembre de 2013, el Papa respondió a las exigencias surgidas con la ampliación de las responsabilidades de la AIF publicando un nuevo Estatuto, aclarando algunos aspectos de su gobierno, tales como los requisitos de experiencia profesional y financiera del personal clave de los órganos de la AIF. Al presentar el informe anual 2013 René Brülhart, Director de la AIF, afirmó que »La evaluación llevada a cabo en diciembre de 2013 por MONEYVAL y nuestras estadísticas nos permiten decir que ahora tenemos en función un sistema correcto y equivalente para prevenir y combatir la delincuencia financiera. Un sistema que está bien alineado con los estándares internacionales». http://www.aciprensa.com/noticias/aif-durante-2013-el-vaticano-fortalecio-combate-a-delincuencia-financiera-45527/#.U-f37NIW2So
[17]Constitución Apostólica Pastor Bonus, de Juan Pablo II. Compete a esta oficina administrar los bienes que son propiedad de la Santa Sede, destinados a proveer de los fondos necesarios para el cumplimiento de las funciones de la Curia Romana. El 24 de febrero por el Motu Proprio “Fidelis Dispensator et prudens”, el Papa Francisco modificó las competencias de APSA transfiriendo la administración de los bienes inmuebles a la flamante Secretaría de Asuntos Económicos, creando también otros dos organismos: el Consejo de asuntos económicos y el Auditor general.
[18] En 1992 se resolvió contratar a la compañía Revisuisse de Zurich, brazo de Price Waterhouse, prestigiosos auditores internacionales, en la búsqueda de obtener la certificación otorgada a los principales bancos del mundo, basada en normas internacionales; por lo que ya en 1995 y 1996 los balances fueron certificados por Price Waterhouse.
[19]“Vatican monsignor’s money-laundering charge a step in the right direction”, National Catholic Reporter, Enero 22, 2014, http://ncronline.org/news/vatican/vatican-monsignors-money-laundering-charge-step-right-direction