La Santa Inquisición (una visión griega)
La Santa Inquisición (una visión griega)
Ioannis Auxentiou
Probablemente no hay otra institución en el mundo medieval que haya sido calumniada tanto como la Santa Inquisición. Iluminados, protestantes y judíos lograron durante mucho tiempo difamar a esta importante institución de todas las formas posibles. Incluso en nuestros días, Hollywood continúa produciendo películas de la misma catadura.
Pero, como dice el refrán, «las mentiras tienen patas cortas.» La investigación histórica moderna ha demostrado que muchas de las llamadas «verdades» que se cree ampliamente acerca de las acciones de la Inquisición fueron sólo mitos creados por sus enemigos.
Importante en este acto de revisión histórica fueron las obras de Henry A. Kamen, miembro de la Royal Historical Society del Reino Unido; Edward Peters, profesor emérito de la Universidad de Pennsylvania; Bartolomé Bennassar, profesor emérito de la Universidad de Toulouse, y muchos más.
En este breve artículo, el lector tendrá la oportunidad no solo de entender las causas de las calumnias contra la Santa Inquisición, sino también de aprender sobre algunas sus actividades desconocidas por la mayoría.
Defender y justificar la Santa Inquisición es exactamente lo contrario de lo Políticamente Correcto. Pero como no vamos para donde sopla el viento, me complace presentar la verdadera historia de esta institución del medioevo.
Incluso el mayor crítico de la Santa Inquisición, el historiador cuáquero estadounidense Henry C. Lea (1825 – 1909), se vio obligado a admitir que «el objetivo de la Santa Inquisición fue el mismo que el de la Civilización.» Inclusive los más fanáticos anticatólicos no niegan que la Santa Inquisición contrarrestó de manera efectiva:
- las creencias suicidas de los cátaros, que estaban en contra de dar a luz
- el vandalismo de los anabaptistas, que creían en la destrucción de todas las obras de arte
- las tendencias asesinas de Fra Dolcino, que quería matar a todos los pecadores
- los «Hermanos del Espíritu Libre», que querían eliminar de todos los cargos públicos que no fuera «iluminado»
Todas estas victorias de la sensatez se debieron a la Santa Inquisición. Hoy en día, nadie sería tan demente de creer que Dios creó a algunos sólo para condenarlos eternamente. Pero eso fue durante siglos el dogma protestante, y causa de terribles guerras religiosas que desangraron Europa. Es debido a la Santa Inquisición, que España no fue tocada por ellas.
También debemos recordar que la famosa Universidad de Salamanca (una de las mejores y más antiguas de Europa), fue fundada por un Inquisidor, y que la discusión sobre los derechos de los indios americanos se llevó a cabo bajo la égida de la Santa Inquisición Española. En esto, podríamos incluso decir que la Santa Inquisición fue una de las fuentes de los actuales derechos humanos internacionales, propiamente entendidos.
Para comprender el desarrollo de la Inquisición española hay que entender la historia española. En 1492 el país acababa de terminar su Reconquista nacional, después de ocho siglos de ocupación de una gran parte de su territorio por los moros. Por lo tanto, tenía dos minorías nacionales muy potentes: una de las mayores comunidades judías en el mundo, y los musulmanes. El primer grupo había logrado concentrar en sus manos una gran parte del poder financiero, mientras que el segundo no ocultaba sus sueños de venganza.
«Marranos» y «moriscos» eran dos categorías intermedias de pseudo-cristianos, es decir judíos y musulmanes que se habían convertido al cristianismo sólo de nombre. Muchos de ellos habían logrado ocupar altos cargos en la jerarquía española, tanto seculares como eclesiásticos. Esta situación era sumamente peligrosa ya que llevaba a la sumisión de España a dos minorías hostiles, además de causar fricción y enfrentamientos intensos con los verdaderos cristianos, quienes veían que los pseudo-cristianos no sólo usaban sus redes para controlar puestos e instituciones, sino también sacaban ventaja económica de esto. La península estaba en peligro de una guerra civil.
La clase dirigente española creyó que era esencial intervenir para que ne cives ad arma veniant (los ciudadanos no tomaran las armas). Por lo tanto instituyó la Santa Inquisición, y con el fin de que fuera imparcial el primer Gran Inquisidor fue Tomás de Torquemada, un hombre de un origen «converso» (auténticos conversos al cristianismo). En el caso de la familia de Torquemada, la conversión había sido del judaísmo.
Antoniazzo Romano: Anunciación (Iglesia de Santa María sopra Minerva, Roma). Detalle de Torquemada y su caridad hacia niñas huérfanas
El objetivo principal de la Santa Inquisición era clarificar las cosas, haciendo declarar a los judíos que eran judíos y a los musulmanes que eran musulmanes. En otras palabras, nadie se metía con los judíos que permanecían como tales, y lo mismo para con los musulmanes. Mucho se ha escrito, dicho y supuesto sobre los métodos de tortura de la Santa Inquisición. No hay historiador, digno de ese título, que no reconozca el hecho de que la Santa Inquisición fue un tribunal moderado y justo, respetuoso de los procedimientos y honestamente interesado en la salvación de los culpables.
En cuanto a torturas, se utilizaron raramente, acompañadas de controles médicos, y sólo con el propósito de demostrar la culpabilidad. En cualquier caso, no eran demasiado duras para los estándares de la época. El acusado era levantado con cuerdas y se dejado caer -tres veces como máximo. Si podía soportar el dolor, el procedimiento se detenía allí.
Consideremos las cárceles de la Santa Inquisición en Roma. El historiador italiano Luigi Firpo menciona que había cambio de sábanas dos veces por semana, cerveza para los que no podían beber vino, salida de los prisioneros a ver a sus padres, para trabajar, y para atención médica. La frase «prisión permanente» en el lenguaje de los inquisidores significaba en realidad sólo tres años de cárcel.
¿Y en Francia? La Santa Inquisición se estableció también en el país galo. Esto se debió a la herejía de los cátaros, que había logrado controlar provincias enteras, e incluso tenía príncipes cátaros. Resumiendo, la verdadera razón de la existencia de la Santa Inquisición en Europa fue contrarrestar a los proto «trotskistas» de aquel entonces, es decir los movimientos gnósticos y pseudo-cristianos, que estaban aplicando, igual que ahora, su técnica favorita de subversión.
Antes de terminar, una pequeña mención al caso Galileo Galilei. La Iglesia católica apoyaba la teoría aristotélica/ptolemaica del movimiento de los cuerpos celestes centrada en la tierra, mientras Galileo creía en la teoría heliocéntrica de Copérnico. La Santa Inquisición, no llamó a Galileo para condenarlo, sino para pedirle que demostrara su teoría, y si lo hacía la iglesia lo aceptaría. Lo que ocurrió, y se mantuvo en silencio durante muchos años, fue que Galileo no pudo dar una prueba científica irrefutable. Este no es el lugar adecuado para explayarse sobre Galileo. Basta con leer lo que Arthur Koestler, él mismo judío y nada amigo de la Iglesia Católica, escribió sobre Galileo:
«…la teoría de las mareas de Galilei se basaba en un fraude involuntario. Pero no hay dudas que la teoría de las mareas de Galilei fue un esfuerzo deliberado por confundir y engañar… siempre hay académicos propensos a las manías y obsesiones y a falsear datos. Pero estafadores como Galilei son raros inclusive en los anales de la ciencia…» (Arthur Koestler, The Sleepwalkers, Nueva York, 1959).
¿Quieren saber la pena con que el tribunal de la Santa Inquisición castigó a Galilei? Cinco meses de detención en la torre de la Gran Duque de Toscana Francesco Niccolini y la recitación de algunos salmos religiosos. Finalmente hubo un «acuerdo» y los Salmos fueron recitados por su hija María Celeste. Más tarde Galilei desobedeció las órdenes de no difundir sus teorías no comprobadas, y entonces se vieron obligados a aislarlo en su villa, (conocido como «La Joya») en la que vivía con todas las comodidades.
Otra gran mentira es la famosa frase que Galilei supuestamente pronunció después de su condena: «Sin embargo, se mueve». Esta frase no fue dicha por él, sino inventada por Giussepe Baretti, que fabricó el incidente para un panfleto de propaganda anti- católica a consumir por el público británico en una antología publicada en Londres en 1757.
Pero alguien va a preguntar: ¿Acaso la Santa Inquisición no llegó a extremos? ¿Acaso no abusó de su poder? Por supuesto que sí, como es el caso en cualquier actividad humana, ya sea religiosa, política o militar. Las penas de muerte que la Santa Inquisición decretó (en realidad, la Santa Inquisición decidía si alguien era culpable o no, la pena de muerte era un problema del Estado y no de la Iglesia) se limitaron a delitos graves y fueron mucho más bajas en cantidad que las penas de muerte decretadas por los tribunales civiles del momento.
La historia debe ser juzgada al igual que los remedios. Un medicamento se evalúa sopesando sus capacidades curativas contra sus efectos secundarios negativos. Si juzgamos a la Santa Inquisición con la misma vara entonces tendremos que admitir que si su espíritu se hubiera mantenido en toda Europa de manera constante y durante más tiempo, entonces tal vez hoy no estaríamos viviendo en una verdadera era oscura e hipócrita.
Ioannis Auxentiou
Traducción de Enrique de Zwart
Este artículo fue publicado originalmente en griego en el blog Theodotus .