Padre Mugica, teología de la liberación y utopía marxista
La historia es maestra de la vida y en sus aulas enseña, no sólo a emular hechos pretéritos sino también a evitar errores en el porvenir.
Hace algunas semanas publicábamos (AQUÍ) un breve artículo titulado “¿Termina la memoria hemipléjica en la Iglesia?” donde el Dr. Mario Caponnetto traía a colación el discurso de Francisco a la Pontificia Comisión para América Latina y su autocrítica a la violencia de los años ’70.
He aquí lo que afirmaba el Santo Padre:
“Otra cosa que es importante (…) transmitir (…) sobre todo a la juventud, es el buen manejo de la utopía. Nosotros en América Latina hemos tenido la experiencia de un manejo no del todo equilibrado de la utopía y que en algún lugar, en algunos lugares, no en todos, en algún momento nos desbordó. Al menos en el caso de Argentina podemos decir ¡cuántos muchachos de la Acción Católica, por una mala educación de la utopía, terminaron en la guerrilla de los años setenta!“[1].
¿Qué es lo que, en realidad, sucedió? ¿Quiénes fueron aquellos malos educadores de la utopía que llevaron a que tantos jóvenes acabasen, fusil en mano, en la guerrilla?
Argentina, nuestro país, ha tenido una dolorosa experiencia al respecto, que incluso al día de hoy, sigue sufriendo por la inconsciencia de nuestros dirigentes. En efecto, aquellos que por estos lares ya han pasado los sesenta o sesenta y cinco años, no podrán desconocer el ambiente de violencia que se vivía por aquella época: secuestros, atentados y manifestaciones, eran el pan de cada día y, lo más singular del caso, es que muchos de sus protagonistas, provenían de parroquias y centros espirituales donde soplaban los “vientos de cambio” del posconcilio.
El discurso papal que citábamos arriba, debería ser un punto de partida que plantease una seria y madura evaluación[2] del pasado a fin de no tropezar dos veces con la misma piedra. Sin embargo, hay quienes no sólo no opinan lo mismo sino todo lo contrario; este fue el caso de la presidente de la Argentina quien tras una visita al Vaticano, ofreció homenajear al padre Carlos Mugica haciendo una gigantografía con su rostro en una céntrica avenida de Buenos Aires[3]. ¡Justamente de Mugica! Es decir, de uno de los máximos exponentes “de un manejo no del todo equilibrado de la utopía”[4].
Pero… ¿quién fue el Padre Carlos Mugica?
Nacido en 1930 en el seno de una familia adinerada y católica, luego de una formación en el colegio Nacional de Buenos Aires (uno de los mejores de aquélla época), abandonó sus estudios de abogacía para ingresar al Seminario Metropolitano y recibir luego la ordenación sacerdotal. Ya como sacerdote de Cristo comenzó a actuar como asesor de jóvenes universitarios y profesor de Teología en la Universidad del Salvador. Dotado de una clara inteligencia, presencia física y don de mando decidió dedicarse por completo a los más necesitados en las villas miseria de Buenos Aires; fue allí donde se acercaría al denominado Movimiento peronista y a algunas ideas de Ernesto Che Guevara, Camilo Torres Restrepo y Hélder Cámara.
Además de su tarea pastoral con los más pobres, era asesor espiritual de la Juventud Estudiantil Católica del Colegio Nacional de Buenos Aires; sería de esos grupos de donde saldrían algunos conocidos terroristas como Mario Firmenich y Fernando Abal Medina, dos de los futuros fundadores de la agrupación armada Montoneros.
En 1968 fue enviado a París para estudiar Doctrina Social de la Iglesia; allí podrá ver en directo el Mayo francés y mamar las ideas revolucionarias en boga, al punto que, a su regreso, prefirió primero pasar un breve período por Cuba. Ya en Argentina formaría a muchísimos jóvenes en la cosmovisión del jesuita Teilhard de Chardin y en la doctrina del compromiso con el mundo de Emmanuel Mounier, Yves Congar y Michel Quoist, teólogos “de avanzada” y adalides del progresismo de entonces.
Mugica, si bien no se autodeclaraba marxista, coqueteaba demasiado con la ideología, como podemos leer en algunas de sus intervenciones. Así, en 1970 y durante un discurso en la ciudad de La Plata, decía:
“¿Cómo debe ser la revolución que el país necesita? (…). En la Argentina, como en casi todos los países de Latinoamérica, vivimos una grave situación de injusticia, que podemos llamar de violencia institucionalizada. Esto está dicho (…) en los documentos de Medellín. Por su parte, los documentos de San Miguel del año pasado –firmados por nuestros obispos– siguen vigentes en estos días. Dicen los obispos que ‘…comprobamos que a través de un largo proceso histórico, que aún hoy tiene vigencia, se ha llegado en nuestro país a una estructuración injusta. La liberación deberá realizarse, pues, en todos los sectores en que hay opresión: el jurídico, el político, el cultural, el económico y el social’. Y este documento está inspirado (…) en las palabras de Cristo. No hay que olvidarse que todas las revoluciones teológicas de la historia son, en definitiva, un retorno al proto-cristianismo. No olvidemos, por ejemplo, que todo era común entre los apóstoles que acompañaron al Señor. Marx y Lenin no hicieron más que parafrasear al Evangelio (…). Es necesario fijarse en la cabeza (…): la Iglesia no habla más de la salvación del hombre, sino de la liberación del hombre[5]. Y por eso yo, como sacerdote, estoy hablando de política (…). Voy a dar otro testimonio vital que me tocó vivir hace seis años juntamente con Mario Eduardo Firmenich, un cristiano ejemplar[6] (…). “Estamos entrando en nuestro país en las revoluciones explosivas de la desesperación que preanunciaba el Papa. Y así nos encontramos con el hecho nuevo y asombroso de que jóvenes cristianos de activa militancia en las organizaciones de la Iglesia se ven empujados –por el inmovilismo social y político– a la violencia revolucionaria como última alternativa. Y el rol que le cabe a la Iglesia es iluminar ese proceso de cambio” (…)[7].
Pero el sacerdote no sólo pronunciaba discursos; su infatigable labor lo hacía dar clases, dictar conferencias y hasta escribir libros, como, en 1971, Peronismo y cristianismo[8] donde decía:
“Si a Jesucristo lo llamaron borracho, lo acusaron de subvertir al pueblo, ¿qué nos puede importar que nos acusen de comunistas, de subversivos, de violentos y de todo lo demás?” (…)[9]. Jesucristo es mucho más ambicioso. No pretende crear una sociedad nueva, pretende crear un hombre nuevo. Y la categoría de hombre nuevo que asume el Che, sobre todo en su trabajo “El Socialismo y el Hombre”, es una categoría netamente cristiana que San Pablo usa mucho (…)[10]. Jesús (dice): ‘No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz sino la espada’. Esto no hay que entenderlo como pretenden algunos, como si Cristo viniera a invitarlos a la lucha armada (…). Cristo rechaza como satánica la tentación de ponerse al frente de ese ejército de liberación para liberar política y socialmente a su pueblo. Todo esto está simbolizado en las tentaciones del demonio en el desierto. Jesús pretende crear un nuevo tipo de relación entre los hombres, pretende crear un nuevo tipo de hombre que va a llevar a una profunda revolución en las estructuras”[11].
Hasta aquí podría entenderse bien el párrafo del Padre Mugica respecto de Jesucristo, sin embargo añade enseguida para hacerles el caldo de cultivo a quienes sí optaban por las armas:
“Marx habla de dar a cada uno según su trabajo o a cada uno según su necesidad, que para mí es profundamente evangélico, no hace más que asumir ese contenido (…). Y cuando Lenin dice: ‘El que no trabaja no coma’, repite lo que dijo San Pablo en el siglo I (…). Si hoy realmente los que se dicen católicos en la Argentina pusieran todas sus tierras en común, todas sus casas en común, no habría necesidad de reforma agraria, no habría necesidad de construir ni una sola casa (…)[12]. Si hoy muchos de nuestros hermanos se juegan el pellejo por la causa del pueblo, ¿cómo yo, sacerdote, no voy a asumir mi compromiso, aunque sea doloroso, en la lucha por la liberación de mi pueblo, denunciando las injusticias e interpelando además a los cristianos para que ocupen su lugar en la lucha? [13] (…). Por eso, como movimiento los sacerdotes del Tercer Mundo propugnamos el socialismo en la Argentina como único sistema en el cual se pueden dar relaciones de fraternidad entre los hombres”[14].
La consecuencia, querida por él o no, fue muy distinta; y no podía ser de otro modo: ¿cómo entender un posible pacifismo si hablaba del “Che” Guevara como un “profeta de nuestro tiempo”[15], o de Lenin como un apóstol de Cristo? Sus seguidores fueron consecuentes con los principios aprendidos y aunque “las ideas no se matan”, las balas sí lo hicieron (basta con recordar a la Unión Soviética, España, Cuba y la misma Argentina).
Ya al final de su vida, cuando Perón estaba regresando de su exilio, intentó con una débil sentencia bíblica para aplacar los ánimos: “hay que dejar las armas para empuñar los arados”[16], dijo. Era tarde; pues los ríos de sangre eran ya un enorme torrente.
Su arrepentimiento llegó, dicen. Casi presintiendo el fin (cosa que sus seguidores no desean recordar) fue a ver a uno de los más grandes teólogos de aquella Argentina a cuyas clases de la Suma Teológica había asistido: el Padre Julio Meinvielle. “Padre, deseo morir en el seno de la Iglesia”, cuentan que le dijo apenas lo vio[17]; dos horas bastaron para que saliera reconfortado.
Meinvielle moriría en Agosto de 1973 a causa de un accidente de tránsito y Mugica quiso despedirlo con lágrimas en los ojos, como narran todos los testigos presenciales del velatorio[18]. Pero la revolución es implacable y, como Saturno, termina tragándose a sus hijos: al terminar una Misa y a punto de subirse a un auto, fue abatido por aquellos mismos que antes le acolitaban.
Dios quiera que hoy goce de Su gloria, pero que nos sirva de ejemplo para saber, que la única teología que libera es aquélla que la Iglesia viene enseñando desde hace siglos.
Que no te la cuenten
P. Javier Olivera Ravasi
[1] Discurso completo en
http://www.vatican.va/holy_father/francesco/speeches/2014/february/documents/papa-francesco_20140228_pontificia-commissione-america-latina_sp.html; consultado el 16 de Marzo de 2014.
[2] En este mismo sentido, dos semanas después, el Papa volvió sobre el tema al hablar acerca de los sacerdotes que trabajan en zonas marginales (“curas villeros”, les dicen por aquí) recordando a ciertos clérigos de los ’60 y ’70 que habían pasado por tareas similares. Estos “curas villeros” que hoy trabajan en Buenos Aires y otras zonas de la Argentina, si bien no gozan de la mejor doctrina teológica, están lejos de proponer una lucha revolucionaria al estilo de los años ‘70.
[3] Diario Página 12, 17 de Marzo de 2014 (http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-242001-2014-03-17.html; consultado el 21 de Marzo de 2014).
[4] El Papa también habló de Mugica en una reciente entrevista radial al decir: “por ahí se equivocaron, o no, porque todos nos equivocamos en alguna cosita” (http://www.lanacion.com.ar/1672002-el-trabajo-que-se-hace-en-las-villas-no-es-ideologico-es-apostolico; consultado el 18 de Marzo de 2014).
[5] Las cursivas, en adelante, son siempre nuestras salvo aclaración en contrario.
[6] Mario Firmenich fue un conocidísimo guerrillero argentino jefe de la organización Montoneros. Firmenich reconoce la influencia de Mugica con estos términos: “En el caso particular del grupo al que yo pertenecí, que era el grupo que constituimos con Medina, Carlos Mangues, Emilio Maza, Carlos Cartoy Martínez, Norma Arrostito, etc., este grupo venía de la revista Cristianismo y Revolución, en particular. Se había nucleado alrededor de una figura que había liderado, un carismático un referente de este pensamiento el cura Mugica…” (http://www.elhistoriador.com.ar/entrevistas/f/firmenich.php; consultado el 21 de Marzo de 2014).
[7] “Se rindió homenaje al sacerdote detenido por el secuestro de Aramburu, en un acto”, Diario La Razón, 16 de Julio de 1970 (Carlos Sacheri, La Iglesia clandestina, Cruzamante, Buenos Aires 1971, 170-172).
[8] Carlos Mugica, Cristianismo y peronismo, Merlín, Buenos Aires 1971. Se cita la edición digital disponible aquí: https://www.labaldrich.com.ar/wp-content/uploads/2013/03/Carlos-Mugica-Peronismo-y-Cristianismo.pdf.
[9] Carlos Mugica, op. cit., 6.
[10] Carlos Mugica, op. cit., 7.
[11] Carlos Mugica, op. cit., 8.
[12] Ibídem.
[13] Carlos Mugica, op. cit., 11.
[14] Carlos Mugica, op. cit., 14.
[15] Carlos Mugica, Una vida para el pueblo. Prólogo de Justo Oscar Laguna, obispo de Morón. Introducción de Jorge Vernazza, Pequén Ediciones, Buenas Aires 1984, 63.
[16] Washington Uranga, “Tenemos que estar junto al pueblo”, Diario Página/12, 11 de mayo de 2004. Consultado el 30 de diciembre de 2013.
[17] Testimonio del entonces Padre Alberto Penas recogido por el Dr. Mario Caponnetto que lo escuchó de sus propios labios. El P. Penas fue discípulo de Meinvielle y gracias a su ayuda económica, pudo estudiar en Roma y doctorarse. Al regreso, por desgracia, dejó el ministerio y pidió la reducción al estado laical casándose luego.
[18] «No he tenido trato con Carlos Mugica, que era trece años mayor que yo, y que llevaba cinco años de vida sacerdotal cuando yo ingresé al Seminario. Guardo sí un recuerdo conmovedor: ambos lloramos en la misa exequial del padre Julio Meinvielle» (Mons. Héctor Aguer, «El martirio de Sacheri y el asesinato de Mugica», en https://www.laprensa.com.ar/El-martirio-de-Sacheri-y-el-asesinato-de-Mugica-543615.note.aspx).
Excelente artículo. No conocía muchas de las citas que aquí se mencionan. Saludos en Dios y la Patria. Cristián Rodrigo Iturralde
D. Javier,
Magnífico post.
Nunca entendí la confusión de muchos cristianos sobre si comunismo sí o comunismo no. ¿ Respeta el comunismo la libertad del hombre ? Respuesta: ¡ NO ! Pues no hay más de que hablar, porque Dios nos ha enseñado a respetar la libertad , y la vida, como un principio básico, sin el cual NO SE PUEDE CONSTRUIR.
Luego de comunismos… Puede haber tantos sistemas comunistas como personas, ¿ acaso un sistema comunista sería mejor que otro ? Algunos creemos que el comunismo es el sistema perfecto para, entre los hombres, repartir…. sí repartir miseria. Véase la Cuba de los Castro.
En España abunda, mucho más de lo deseable, la políticas para-comunistas o filo-socialistas. La gente se ve llena de «derechos» y con pocas responsabilidades, de manera que parece que viviéramos en un estado donde sólo hay «derechos y libertades» en vez de «derechos y responsabilidades». Desde pequeño, a uno le enseñan que la «piedra de toque» de la libertad es la responsabilidad ¿ donde quedan las responsabilidades personales ? Se fueron por la tapa de la alcantarilla, porque el estado que tantas esferas de la vida privada invade, sin haber sido convocado, pareciera, que en el subconsciente colectivo, ha venido a ocupar la parcela de los deberes particulares… así tenemos que ante un embarazo, el estado que promulga leyes abortistas, pone los cauces para el aborto, pareciera que «liberara» mucho la conciencia particular para tomar la decisión de abortar o no.
En España, históricamente, ha habido, lo que se han llamado eufemísticamente, dos desamortizaciones de los bienes de la Iglesia, consistentes en la confiscación de los bienes eclesiales y el apoderamiento de ellos por parte del estado. ¿ Cuantas veces es necesario confiscar los bienes de otros para acabar con las necesidades en el mundo ? Ad infinitum… diría yo… y por muy loable que aparentemente fuera la causa no dejaría de ser una gravísima injusticia robar a quien legalmente ha obtenido su patrimonio.
En definitiva… Nuestro Señor Jesucristo, nos enseñó que la verdadera libertad a ganar es la de espíritu… que romper, hay que romper ¡ PERO CON EL PECADO !
En fin… me extendí sobremanera. Disculpe.
Saludos
El historiador mendocino Enrique Díaz Araujo en «La Guerrilla en sus libros» cita para el Primer período (formaciones inscritas, de algún modo, en el movimiento
peronista, pero con tendencia revolucionaria o guevarista) dentro de la agrupación Montoneros a la «JEC/JOC/Cristianismo y Revolución/ Comando Camilo
Torres, 1966; Operativo “Pindapoy”, Comando “Juan José Valle”
(asesinato del Grl. P. E. Aramburu), bajo inspiración del P. Carlos Mugica
y la revista “Cristianismo y Revolución”, de Juan García Elorrio.
Sobre el asesinato del P. Mugica dice que: «Juan Carlos Juncos, en marzo de 1984, se declaró autor del asesinato del Padre Carlos Mugica (y también de Rucci), alegando que lo había efectuado por el precio de 10 millones de pesos, pagado por José López Rega. Referente a lo primero indican los autores citados que:
“posteriores diligencias judiciales habrían demostrado que se trataba de una fabulación
del mencionado Juncos, aunque se ignora con qué objeto”: Ibidem. Si bien
muchas fabulaciones carecen de objetivo racional, constituyendo simplemente una
manifestación de una personalidad compulsiva falaz, no hay que descartar- por la
fecha de emisión de las mentiras- que formara parte de la campaña alfonsinista
contra la derecha peronista y las FF.AA., pergeñada y difundida por esos años, y
que se concretó en la teoría de “los dos demonios”. Lo cierto es que: “Las afirmaciones
de Juncos fueron rápidamente desmentidas por todas las personas que
había nombrado, incluido uno de sus presuntos cómplices, un uruguayo que para la
fecha de aquel crimen estaba cumpliendo una condena en la prisión de Migueletes,
en Montevideo. Hasta que, al final, el 13 de junio de 1984, Juncos pidió declarar
nuevamente para retractarse de “lo dicho en sus declaraciones indagatorias”.
Explicó que había inventado todo…El juez Fernando Archimbal concluyó el 6 de
diciembre de 1984 que Juncos había sido “mendaz” y que no había tenido ninguna
vinculación con la Triple A”: Reato, Ceferino, op. cit., p. 18.
En realidad lo más importante como dice el P. Javier al final es entender «que la única teología que libera es aquélla que la Iglesia viene enseñando desde hace siglos».
Interesante el dato respecto del asesinato del P. Mugica. Algo que tampoco se dice es que, el día del velatorio del sacerdote, durante el cortejo fúnebre que estaba siendo filmado por la TV nacional, se acercó a la procesión el terrorista Mario Firmenich hasta que la hermana de Mugica lo increpó en la cara diciéndole las siguientes palabras: «¡Andáte de acá, asesino! ¿y encima tenés la caradurez de venir?». Firmenich bajó la cabeza y se retiró en silencio. Todo esto fue filmado en directo pero hoy nadie desea recordarlo…
Noticia de esta semana 4 de mayo 2014
Domingo 04 de mayo de 2014 | Publicado en edición impresa
Monumentos
El Gobierno instalará murales del padre Mugica y Jauretche
Se inaugurarán murales de ambas figuras sobre la avenida 9 de Julio,Completarán sobre la avenida 9 de Julio una trilogía junto a la imagen de Evita
Por Mariana Verón | LA NACION
Recorrer de punta a punta la avenida 9 de Julio servirá para encontrarse con la iconografía política preferida de Cristina Kirchner. Después del mural de Eva Perón que decidió colocar sobre el Ministerio de Desarrollo Social, la Presidenta homenajeará ahora al padre Carlos Mugica y a Arturo Jauretche, que en línea recta se unirán sobre los canteros centrales de la avenida.
Como un gesto al papa Francisco y para reforzar su acercamiento a la Iglesia, Cristina Kirchner inaugurará el sábado próximo la escultura del recordado Mugica, un día antes de que se cumplan los 40 años del violento asesinato del cura villero.
Con la misma estética que el mural de Evita, la obra estará construida en hierro y la imagen del sacerdote se verá recortada sobre un fondo blanco. Estará ubicado en la plaza de la Unión Europea, en la intersección con Arroyo, y la tradicional figura del padre que inauguró el movimiento de sacerdotes por los pobres mirará a la Villa 31 de Retiro, donde fundó la parroquia Cristo Obrero.
La obra de Mugica será la primera imagen que se presentará ante los automovilistas al bajar de la autopista Illia, y tendrá una visual de dos caras, pero a diferencia del mural de Evita, se verá la misma imagen desde un lado y otro de la avenida.
Una cuadra más adelante, sobre la plaza Rodolfo Ortega Peña, entre Juncal y Arenales, quedará el mural de Jauretche. Todas las esculturas, incluidas las de Eva Perón, fueron creadas por el artista plástico Alejandro Marmo, cercano al Papa y con quien trabaja para llevarle en junio, al Vaticano, un Cristo Obrero.
La Presidenta consiguió en pocos meses la autorización del gobierno de Mauricio Macri, que aprobó en la Legislatura porteña el permiso para la colocación de la obra, en un trámite sin complicaciones. Incluso, desde la Casa Rosada están pensando en invitar al jefe de gobierno de la ciudad a la inauguración el próximo sábado, en la que el kirchnerismo anticipará con una fuerte movilización militante lo que será el festejo por el 25 de Mayo.
Acercamiento
La convocatoria para la inauguración del mural de Mugica surgió durante el plenario de la militancia en el Mercado Central, la semana pasada, en la que la Casa Rosada anunció el acto que contará, si no es con Macri, con algún funcionario porteño. También se extenderá la invitación a los sacerdotes que integran el movimiento de curas villeros y a las autoridades eclesiásticas en general.
La Presidenta habló del tema con el papa Francisco en su última visita al Vaticano, el 17 de marzo. Allí anunció la construcción del mural, que para entonces ya estaba terminado. La propia Cristina Kirchner lo encargó a Marmo en noviembre pasado. Jorge Bergoglio, de hecho, impulsaba el trabajo de una nueva simbología de la Iglesia desde antes de su papado.
En los canteros centrales ya se colocó la base de un metro que sostendrá el mural y alrededor del cual se hará el acto del sábado.
La convocatoria a Marmo para realizar la obra se dio en momentos en los que la Casa Rosada se abrazó a un acercamiento a Francisco y el pedido del Papa fue que fuera un símbolo de unidad política, no sólo entre el gobierno nacional y el porteño, sino también en los dos barrios que unirá, Recoleta y la Villa 31.
La inauguración del mural se suma, además, al regreso de la Presidenta el 25 de Mayo al tedeum en la Catedral, después de que Néstor Kirchner decidiera llevar la celebración al interior del país para evitar justamente las homilías de Bergoglio. El último oficio religioso al que asistieron los Kirchner en el templo mayor de Buenos Aires fue en 2006, cuando señaló que «el poder nace de la convocatoria a una confianza, no de la manipulación o la prepotencia».
La escultura de Jauretche todavía no tiene fecha de inauguración, aunque ya está lista y tiene las mismas características que la de Mugica.
Las renovadas caras que tendrá la principal avenida porteña se suman al reiterado interés presidencial por renombrar plazas y monumentos, como lo hizo con el de Cristóbal Colón, que cambiará por el de Juana Azurduy, y las reformas que emprendió en la Casa Rosada..
Si el P. Meinvielle murio en agosto de 1973 y el P. Mugica en mayo de 1974, cuándo lo visitó? Entonces, no fue poco antes de morir, como escuché en algún lado y parece desprenderse del artículo.
Ante el regreso de Perón a la Argentina (20 de junio de 1973) Mugica veía que ya no tenía sentido la lucha de Montoneros, por lo que comenzó a predicar el cese de la lucha armada. Fue allí cuando vislumbró que los «jóvenes idealistas» no irían a aceptar la maniobra y decidió ir a reconciliarse con la Iglesia, cosa que hizo por medio del P. Meinvielle, muy probablemente, en la primera mitad de 1973. El testimonio de lo sucedido es del entonces Padre Alberto Penas recogido por el Dr. Mario Caponnetto que lo escuchó de sus propios labios. El P. Penas fue discípulo de Meinvielle y gracias a su ayuda económica, pudo estudiar en Roma y doctorarse. Al regreso, por desgracia, dejó el ministerio y pidió la reducción al estado laical casándose luego.
Padre Javier Olivera, le agradecemos todo su estudio y esfuerzo. Ahora se entienden muchas cosas, para gente simple como yo , sin estudio respecto de todo este tesoro. Yo misma fui engañada con esta corriente cuando comencé a estudiar abogacía en Tucumán mi ciudad natal.No se si tendrá algo que ver, pero nunca entendí como Fidel Castro (no se si es verdad), salió de un colegio jesuita. No podía hacer la conexión. Gracias. Si tiene tiempo, por favor contésteme y sinó igual se lo agradezco.Gracias por su estudio y dedicación, sirve para entender muchas cosas.
Le aseguro que en esa época tenía 20 años hubiera dado mi vida por la causa.Por lo menos, consuelo tonto, no fui la única engañada.
silvia
Se trabajó perversamente con la inocencia, inexperiencia y los deseos de cambiar el mundo.
Una página excelente por donde se la mire. Gracias. Cariños.